Al álbum de un año mágico para la Selección todavía le falta una última foto, que se puede imaginarla como el cierre soñado: ante Brasil, como local, para asegurar el pasaje al Mundial de Qatar 2022. Será este martes, en San Juan, en lo que se anuncia como el broche ideal para un 2021 que se recordará pintado de celeste y blanco. En los últimos 160 días, la Argentina jugó 16 partidos entre Eliminatorias y Copa América. Una constancia inusual, un promedio de un partido cada diez días en los últimos cinco meses. O sea: casi una vez por semana los televisores argentinos se encendieron para ver a su equipo. 

Históricamente para la Selección lo más difícil fue generar un contacto con el público futbolero. Y una de las causas era la falta de continuidad. La pelota es un espacio de tradiciones. Algunos, como el escritor Juan José Becerra, explican la magia del fútbol al definirlo como un ordenador de ocio. Esa cercanía y esa constancia se dieron como nunca en este último semestre, en un calendario apretado por las postergaciones que obligó la pandemia durante el 2020. Para los directivos de los clubes europeos resultó un dolor de cabeza. Para el público argentino fue un goce. Y los jugadores parecieron disfrutar de cada minuto juntos, al punto que muchos eligieron compartir sus vacaciones luego del título en la Copa América. 

El primero de esta serie de 16 juegos en seis meses fue el 3 de junio, en Santiago del Estero, ante Chile. Un 1 a 1 que en el tiempo parece cerca. La sensación, en cambio, vuelve el recuerdo más lejano. Aquella noche fue la presentación en la Selección para cuatro jugadores: Emiliano “Dibu” Martínez, Cristian “Cuti” Romero, Nahuel Molina y Julián Álvarez. Salvo el caso de Álvarez, al alcance cada fin de semana con la camiseta de River, para una buena parte del público argentino eran apellidos y caras desconocidas. No hace falta decir lo que significan hoy para este equipo Romero y Martínez. Por las dudas, hay un dato que resulta gráfico: cuando Romero, Martínez y Nicolás Otamendi compartieron cancha (576 minutos) formaron un auténtico Triángulo de las Bermudas en el fondo argentino: no recibieron goles. 

Fueron 10 triunfos y seis empates en este 2021, para estirar una racha que llega a 26 partidos invicto. La Argentina no cae desde las semifinales de la Copa América de 2019, ante Brasil. Es el representativo con la mejor racha vigente a nivel mundial. Y es, también, una de las mejores marcas de la historia criolla, sólo superada por el equipo de Alfio Basile que levantó dos Copas de América entre el 91 y el 93, con un invicto de 33 encuentros. Es un efecto al que en las redes sociales lo definieron con un nombre: Scaloneta.

«Estoy orgulloso de lo que estamos haciendo. Entra un jugador,  sale otro y el equipo no se resiente. Ya saben lo que pienso de este grupo. Las ganas de estos chicos son increíbles y estoy orgulloso de entrenarlos», dijo Lionel Scaloni luego del triunfo ante Uruguay, en Montevideo. Roberto Ayala, uno de sus ayudantes, fue por el mismo camino: “Es un buen momento, sobre todo cuando los resultados se dan, porque es cuando mejor se puede trabajar. Hay tranquilidad, la crítica es buena. Evidentemente el hecho de haber ganado la Copa nos ha ayudado. Tenemos que apoyarnos en eso para crecer y no dormirnos. El técnico lo repite en cada convocatoria: hay que estar siempre al pie del cañón para sacarle jugo y disfrutar del momento que estamos pasando”.

En el horizonte, ahora, aparece Brasil. Decir Argentina-Brasil ya alcanza para que algunos pelos se pongan de punta. El contexto ayuda aún más: será el tercer cruce en poco más de cuatro meses. El primero fue el 10/7, en el Maracaná, en la final de la Copa América. El segundo, el partido inconcluso del 5/9 en San Pablo, que se jugó sólo unos minutos y terminó en escándalo. Ahora, con Brasil ya clasificado, tocará en San Juan. “No se si será una revancha. Ellos querrán una revancha. Para nosotros es un partido en nuestra casa, en el que le queremos dar una alegría a la gente”, indicó “Dibu” Martínez.

Después de su llamativa incursión desde el banco en Montevideo para jugar los minutos finales, Messi reaparecerá desde el arranque ante Brasil. Será su 14° vez contra el equipo de su amigo Neymar, contando el puñado minutos del fallido encuentro en San Pablo. Más allá del peso específico que tiene la presencia del capitán, el regreso del 10 también puede hacer lugar a que Scaloni decida poner en el Estadio del Bicentenario el mismo equipo que jugó la final de América en el Maracaná. Las dos dudas parece estar en el lateral derecho -si seguirá apostando por Nahuel Molina o puede volver a ser titular Gonzalo Montiel- y en el eje del mediocampo  -donde Leandro Paredes sigue recuperándose de un desgarro que sufrió en la última ventana de Eliminatorias-. El resto del equipo sale de memoria: Dibu Martínez; Montiel o Molina, Romero, Otamendi, Marcos Acuña; Ángel Di María, Rodrigo De Paul,Paredes o Guido Rodríguez, Giovanni Lo Celso; Messi y Lautaro Martínez. 

Esa fue, al cabo, la base de esta seguidilla de 17 partidos en medio año. Un calendario que se parece más al de un equipo en un torneo corto que al habitual de la Selección. Una vez sellada la clasificación a Qatar 2022, el desafío pasará por sostener este nivel hasta el comienzo mundialista, esta vez en noviembre por una excepción qatarí. En el horizonte del 2022 aparecen los cuatro partidos de Eliminatorias, en las ventanas de enero y marzo, y luego un amistoso ante Italia. El choque entre el campeón de la Eurocopa y el campeón de la Copa América será en Wembley, en el mes de julio. Acaso esa parece ser la materia pendiente de este equipo: medirse con alguna potencia europea, algo que no hace desde el empate 2 a 2 ante Alemania, en octubre de 2019, sin Messi en el equipo. El roce ante los equipos europeos será uno de los desafíos del año próximo en la previa mundialista. Pero para eso falta. Antes, debe sellar el pasaporte a Qatar, nada menos que ante Brasil, este martes. Sería la mejor manera de cerrar un año inolvidable. La foto que le falta al álbum mágico del 2021 que ya tiene en la tapa la imagen de Messi levantando la Copa América.