Diego Armando Maradona murió el 25 de noviembre de 2020. Fidel Castro Ruz murió el 25 de noviembre de 2016. No es una casualidad. Es una conexión más entre dos de las figuras más emblemáticas del último siglo, que se tenían un enorme respeto mutuo. En sus once años como preparador físico, amigo y confidente de Diego, Fernando Signorini fue testigo de muchas de las cosas excepcionales que sucedieron en la vida de Diego. Entre ellas, el primer encuentro entre Maradona y Fidel Castro, en 1987.

-¿Cuándo nace la cabeza política de Diego?

-La invitación de Fidel en 1987 lo llenó de orgullo y entusiasmo. No sé si al Che Guevara le hubiera gustado ser Maradona, pero a Maradona le habría encantado ser el Che Guevara. Él ya tenía ganas de conocer a Fidel. Estuvimos nueve días en Cuba esperando para verlo. Estábamos en Varadero, en la playa, cuando nos avisaron que nos iba a recibir. Fuimos con Doña Tota, Claudia, Dalma y el periodista Carlos Bonelli. Fue increíble. Habremos llegado a las seis de la tarde. Tipo 9 nos hicieron entrar en el Palacio de la Revolución. Diego y Fidel se dieron un abrazo grande, afectuoso. Fidel empezó a hablar de cocina, sabía de todo, parecía un chef. 

-¿Hubo fútbol también?

En un momento le preguntó a Diego por cómo patear los penales. Diego le dijo que tomaba carrera, apoyaba al pie derecho y cuando el arquero se movía a un palo él le pegaba al otro. “¿Y si se queda parado?”, preguntó Fidel. Le pego fuerte a un palo. “¿Y cómo haces para no mirar la pelota?”, le preguntó. “Ya se donde está”, dijo Diego. Fidel se dio vuelta y le dijo a un colaborador: “Anota eso”.

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-¿Qué va a simbolizar ahora Maradona?

-Ya lo simbolizaba. Diego es la reivindicación de millones y millones que veían que era un tipo que nunca renunció a su condición de clase, que se oponía al poder. Y que como decía Oscar Wilde, se revelaba ante cualquier injusticia en cualquier parte del mundo.