Juan Román Riquelme dijo que “no es el caballito de batalla de nadie” y reclamó la unidad de los espacios políticos en las elecciones del 8 de diciembre en Boca, a tal punto que si llegase a darse la unión, dijo, podría pensar en ser presidente. “Yo soy de Boca, no del Club Atlético Oficialismo o del Club Atlético la Verdadera Oposición”, repitió el ídolo de Boca, y remarcó después de los rumores que lo vincularon a las listas del oficialismo y de la oposición: “Me pone contento que los candidatos digan que quieren contar conmigo, pero no soy el caballito de batalla de ninguno, ni soy el as bajo la manga de ninguno”.

La palabra de Riquelme era la más esperada en la rosca política de Boca, y dejó el juego abierto. Por un lado, no se cansó de utilizar la palabra “todos”. Y, por otro, recordó que cada uno de los posibles candidatos -Christian Gribaudo por el oficialismo y Jorge Amor Ameal y José Beraldi por la oposición- ya estuvieron en la conducción durante los años de Mauricio Macri. Un “todos son iguales”. Muchos esperaban a un Román más filoso contra el oficialismo, versión 2015, cuando dijo, antes de la elección que lo revalidó presidente, que Daniel Angelici iba a ganar porque “tenía todo comprado”.
Gribaudo, Amor Ameal y Beraldi, los candidateados a presidente, deberán ahora recoger el guante. Las lecturas giran en torno a quién sale favorecido con el pedido de unidad de Riquelme. “Yo no soy oficialista ni opositor -dijo-. Es hora de demostrar que Boca está por encima de todo. Estoy cansado de verlos disputándose el poder. Si hay unión, puedo pensar en ser presidente”. Riquelme, por lo pronto, entrará a la Bombonera el 12 de diciembre, cuatro días después de las elecciones, para jugar su partido homenaje. La duda es si entrará antes a jugar en Boca. Lo que parece impracticable es el acercamiento entre proyectos tan disímiles. O, mejor, entre Gribaudo y Ameal, entre «Club Atlético Oficialismo» y «Club Atlético la Verdadera Oposición».