Jorge Eduardo Bogliano Cendagorta estudia Antropología en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata. Tiene 32 años. Milita en Montoneros. Es “Fede”. En marzo de 1977 -no hay una fecha precisa- es secuestrado en un operativo ilegal por los militares. Continúa desaparecido. A Adrián Claudio Bogliano Cendagorta, su hermano, lo chupan el 12 de agosto en la casa familiar de la localidad de Villa Elisa. Casado con María Susana Leiva, dos hijas -Verónica y Laura-, 28 años, milita en la Juventud Trabajadora Peronista y en Montoneros. “Chaira” trabaja en el Centro Único de Procesamiento Electrónico de Datos (CUPED, hoy la ANSES). Lo llevan al centro clandestino de detención La Cacha. Y lo ejecutan el 22 de septiembre de 1977 en la Ruta 2, kilómetro 26, altura Berazategui. En 2009 exhuman e identifican sus restos enterrados como NN en el cementerio de La Plata. En 2014, su caso forma parte del juicio en el que se condenan los delitos de lesa humanidad en La Cacha. Verónica, su hija, es abogada querellante. “Estudié Derecho -dice- para poder buscar justicia”.

Miércoles 24 de mayo de 2023, Estadio Único Diego Maradona, La Plata. Juegan Japón-Colombia por la segunda fecha del grupo C del Mundial Sub 20 de Argentina. En una platea, una veintena de hinchas alientan a Japón con camisetas de Niko Takahashi, la N° 16, grandes y chicos con banderas, carteles y bandanas blancas con el sol naciente. “¡Vaaamos Niko!”, gritan cuando trepa por el lateral izquierdo, ahí abajo, a metros. El “¡Niko, Niko, Niko!” se confunde con el “¡nipón, nipón, nipón!”. Es una familia-hinchada que vuelve a encontrarse en La Plata, porque el apellido de Niko es Takahashi Cendagorta. Entre los hinchas está Guillermo Cendagorta Lachaise, hermano de Jorge y Adrián, el abuelo de Niko, exiliado a Barcelona en 1977, y su hijo Federico, entonces de seis años, el padre de Niko.

Niko Takahashi Cendagorta -17 años, nacido en Cornellà de Llobregat, lateral izquierdo en el Juvenil B del Barcelona, formado en La Masía- todavía puede jugar para las selecciones mayores de España o de Argentina, país de nacimiento y país de su padre. Si ahora jugó el Mundial Sub 20 con Japón, antes había integrado la Sub 16 de España. Recién si sumase tres partidos con una selección mayor no habría vuelta atrás. Por el Mundial Sub 20 -que iba a jugarse en Indonesia-, Niko visitó por primera vez la Argentina. Y, vueltas del destino, Japón jugó en el debut con Senegal (triunfo 1-0) y en la derrota ante Colombia (2-1) en la sede de La Plata, la ciudad de su familia paterna, la de sus tíos abuelos desaparecidos (este sábado, Japón perdió 2-1 ante Israel en Mendoza y quedó eliminado del Mundial).

En 2021, Juan Martín Tassi, director del departamento de Scouting Internacional de la AFA en Europa, lo contactó para preguntarle si le gustaría representar a las selecciones argentinas. De momento, Niko Takahashi eligió jugar para Japón, el país de Kaori, su madre. “Me gustaría jugar con las tres selecciones. No quiero cambiar todo el tiempo, pero me gustaría probar y mirar un poco”, le dijo al periodista Federico Cristofanelli en 2021. Sí, le resta la argentina.

Ahora, en la zona mixta del Único de La Plata, post caída con Colombia, Niko Takahashi Cendagorta -el acento español, el más joven del plantel de la Sub 20 japonesa en el Mundial-, dice: “Es un orgullo jugar en la ciudad de mi padre. Estoy muy feliz de estar aquí, más disfrutando con la familia. Tenerlos cerca es un orgullo para mí. Y es un orgullo estar en Argentina, siempre he querido venir desde pequeño, porque es un país que le gusta mucho el fútbol. He tenido la oportunidad de conocer un poco, de dar un paseo por Buenos Aires y fue muy bonito. Al final te da mucha energía jugar con la familia en la tribuna, la familia es lo primero”.

Y, cuando le pregunten por enésima vez si en un futuro cercano (puede jugar el Mundial Sub 20 de 2025) jugará finalmente con la camiseta de la selección argentina, repite: “Ahora estoy centrado aquí. Lo que pase después, sucederá. Ahora solo pienso en Japón”. El año pasado, en el Torneo Esperanzas de Toulon, Niko Takahashi jugó los 32 minutos finales en el quinto puesto que Argentina le ganó 3-2 a Japón. Con Valentín Carboni, el 10 argentino en el Mundial Sub 20, fueron los más chicos, los 2005, dos de los mejores 60 futbolistas del mundo nacidos ese año, según The Guardian.

Federico Cendagorta -padre de Niko, hincha de Gimnasia La Plata, trabajador de la construcción en Barcelona y compositor de música de documentales- le había relatado algo de la historia a FIFA+ tras el debut con Senegal, rodeado de primos segundos argentinos de su hijo. “Nosotros somos de La Plata. Nacimos acá, tanto mis hermanos que somos cuatro como mi viejo. Allá crecí, fuimos a la escuela, y conocí a Kaori, la mamá de Niko. Es un orgullo enorme estar acá. Volver a la Argentina, estar con mi familia, poder disfrutar con mi hijo. Es un sueño hermoso que no podría haber soñado jamás”, dijo Federico, el padre de Niko, separado de Kaori, pero ambos viviendo en Barcelona (su hijo pasa largas horas en La Masía). “La selección japonesa es la que más ha apostado por él -marcó Federico-. Hace dos meses jugó la Copa Asia, ahí tuvo muchos minutos y el entrenador confió muchísimo en él. Lo hizo muy bien y, gracias a eso y a las casualidades de la vida, estamos en la ciudad en la que nací, jugando este Mundial, que no me lo puedo creer”. Niko Takahashi Cendagorta, describió su padre -más allá de su crianza catalana y sus rasgos orientales-, “come asado y vibra viendo jugar a la selección argentina como vibra viendo jugar a la japonesa”, porque “tiene la mitad de argentino”, porque “tenemos -dijo Federico- costumbres argentinas, y él tiene un cariño enorme a una parte de la familia que conoce poco y tiene ganas de conocer”.

Niko comenzó a jugar al futsal a los cuatro años en el club Olimpyc Floresta de Sant Cugat del Vallès, su pueblo. Los padres de sus compañeritos le dijeron a Federico que se destacaba más que el resto. Se medía ante chicos dos años más grandes. Lo había citado la selección de Cataluña. Pero saltó a cancha de once. Primero al Sant Cugat y, más tarde, al Cornellà. En 2019, apenas un año más tarde, lo llamaron del Barcelona, el Espanyol y el Girona. Tenía 13 años. Niko se inclinó por el Barcelona. Una de las razones: Lionel Messi. “Me entusiasma -dice ahora, en La Plata, sobre la posibilidad de compartir equipo con Messi-. Al final un jugador como Messi, el mejor del mundo, que venga al Barça siempre es muy bueno”. Niko Takahashi es un lateral izquierdo activo en la construcción de los ataques, que combina ligereza y técnica, que se serena y se siente cómodo cuando la pelota está en sus pies. “Su identidad futbolística -sostuvo su padre- es un 50% del Barcelona, porque es la escuela donde ha crecido y le han enseñado, 40% japonés y 10% argentino”.

Guillermo Cendagorta, el abuelo de Niko, vive hoy en Girona tras el exilio en 1977. En 1974 era secretario académico de la Universidad Nacional de La Plata. Junto a Rodolfo Achem, secretario administrativo, y Carlos Miguel, director de planificación, habían impulsado un proyecto de universidad pública y popular. Achem y Miguel, militantes de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), fueron secuestrados y asesinados el 8 de octubre de 1974 por un grupo parapolicial apoyado por la fuerza terrorista de ultraderecha Concentración Nacional Universitaria (CNU). Fue el primer exilio de Guillermo Cendagorta, uno interior. El segundo, concreto, fue tras las desapariciones de sus hermanos. Artista plástico, maestro de la pintura y el grabado, y profesor de Dibujo, sus exalumnos y colegas del Institut Puig Castellar de Barcelona lo homenajearon en 2012, cuando se jubiló, leyéndole versos de “Fragmentos de un evangelio apócrifo”, un poema de Jorge Luis Borges: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque les importa más la justicia que su destino humano”. A los 83 años, el destino humano le regaló a Guillermo Cendagorta poder ver jugar en La Plata a Niko Takahashi, su nieto.