El Indec informó en la tarde de este miércoles que las importaciones de bienes superaron a las exportaciones en junio pasado y que ello arrojó un déficit de U$S 115 millones. En junio del año pasado, el superávit comercial sumó U$S 1101 millones.

La drástica caída del saldo comercial es un fuerte golpe para la economía argentina ya que los dólares provenientes de las exportaciones son los únicos con los que cuenta el gobierno para realizar los diversos pagos en divisas que enfrenta el país, tanto por importaciones como para financiar los generados por el turismo; también para satisfacer la demanda por la formación de activos externos (popularmente conocida como fuga) que realizan los inversores, el pago de deudas privadas, etc.

En lo que iba de 2022, las exportaciones superaban a las importaciones y ese superávit servía para alimentar esas otras demandas. Ahora, con la reversión de esta tendencia, se fortalece la idea de que el gobierno tomará nuevas medidas para resguardar las escasas divisas remanentes en el Banco Central. Mañana jueves se reúne el gabinete económico para discutir este tema.

El rubro que más divisas demandó fue el combustibles y lubricantes, con U$S 1953 millones, lo que representó el 23% de todas las importaciones del mes y mostró un crecimiento del 157% respecto a un año atrás.

El Indec informó que en junio, tanto los valores de las exportaciones como los de las importaciones “registraron máximos históricos”. Las ventas al exterior sumaron U$S 8432 millones mientras que las compras fueron por U$S 8547 millones. Estos máximos son consecuencia de la inflación galopante que golpea la economía mundial. Por caso, las exportaciones argentinas cayeron levemente en cantidades respecto de junio de 2021 (0,4%) pero sus precios fueron casi 21% superiores a los de un año atrás. Del mismo modo, los precios de los productos que compró Argentina al exterior crecieron un 26,4% respecto a junio de 2021 mientras que las cantidades lo hicieron mucho menos, un 14,6%.

Este resultado indica que el país se ha topado con los límites del “beneficio” que generó la suba de precios internacionales por la guerra en Ucrania. Por el conflicto subieron los precios de los granos, pero también los de la energía. En el caso concreto de la Argentina, la ecuación comienza a darle un resultado negativo.

Bienes para todos y todas

Las importaciones de energía no fueron las únicas que crecieron. En cantidades menores, pero importantes, las empresas locales incrementaron las compras de bienes de capital (30% más que en junio de 2021), bienes intermedios (26% más) y de piezas y accesorios para bienes de capital (33% más que un año atrás). Se trata de porcentajes propios de una economía que vuela, algo que no estaría sucediendo en la Argentina.

Estos desempeños se producen en medio de investigaciones oficiales por sospechas de maniobras fraudulentas en las compras al exterior. Ayer se conoció que la AFIP, vía la Aduana, solicitó información a 150 grandes empresas que podrían estar realizando estas estratagemas que consistirían en elevar artificialmente el valor de las importaciones. Uno de los métodos empleados sería el de consignar un origen de las compras distinto del real para justificar el mayor precio.

Las estadísticas del Indec relevan los valores informados por las propias empresas a la Aduana. Si esos valores están inflados, el Indec los reproducirá en sus informes.