El cambio de rumbo que domina el terreno político tiene su turbulento correlato en los cielos argentinos, donde al mismo tiempo que se abre paso libera espacio para la llegada de nuevos jugadores, ávidos de los beneficios de las rutas que hasta diciembre eran en su mayoría un bien a disposición de la joya de la familia, Aerolíneas Argentinas.

El inicio de esas operaciones bajo la modalidad novedosa del bajo costo (low cost, en inglés), que implica que las empresas vienen para operar destinos de cabotaje a precios no competitivos, redobla el alboroto, no sólo entre las empresas (las operadoras actuales acusan competencia desleal) sino entre los trabajadores, que avisoran un panorama de mayor desempleo y el afianzamiento de un reglamento que favorece el recorte de derechos adquiridos.

La negociación de salarios del ciclo 2016 está a punto de largar y, en ese contexto, los gremios se mueven entre la alerta y la moderación, condicionados en forma simultánea por la amenaza que supone la tendencia desreguladora del sector pero también por la interna de los funcionarios gubernamentales del área.

La paritaria de la aviación comercial se desarrolla sector por sector. El primer turno les toca a los pilotos y la primera reunión es mañana. Al otro lado de la mesa se sentarán las autoridades de Aerolíneas Argentinas. El cruce se dará en un marco particular porque la paritaria del sector vence recién a fines de septiembre pero los pilotos nucleados en el gremio de APLA se las rebuscaron para lograr una mesa de negociación bajo advertencia de parar los vuelos del fin de semana. Inmediatamente los anuncios de asambleas en los aeropuertos completaron el panorama. El Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria, llamó al diálogo y calmó las aguas. Pero la mesa, de la que participará también la Unión de Aviadores (UALA) promete chispas.

El secretario general de APLA, Pablo Biró, adelantó que los pilotos reclamarán un aumento salarial del 50%, diez puntos por encima de lo que dan los cálculos inflacionarios en promedio, la reapertura inmediata de la paritaria, sin esperar hasta fines de septiembre, y un bono para paliar el efecto de la crisis en el poder adquisitivo de los trabajadores. Biró se mostró escéptico en relación con la reunión de mañana en el marco de un año en el que «no se vio ningún avance».

En diálogo con Tiempo, el referente de los pilotos lamentó que el contexto de la aviación local puede operar como un condicionante para las negociaciones, apuntó contra la figura del ex CEO de LAN Argentina, Gustavo Lopetegui, que se desempeña en la coordinación del Gabinete económico, y dos de sus hombres de la aerolínea trasandina, Diego Sanguinetti y Diego Maggi: «vemos que Isela (Costantini, titular de Aerolíneas) tiene poca autonomía», señaló.

Biró acusó a Lopetegui de beneficiar a Lan propiciando el retiro de Aerolíneas Argentinas de viajes internacionales como los vuelos a Nueva York o Roma. Los pilotos creen que con esas medidas el funcionario nacional busca construir un clima de incertidumbre laboral que le permita arrancar derechos a los trabajadores para instaurar nuevas condiciones laborales. A contramano, avisó que los empleados de la firma «no estamos dispuestos a ceder» en el marco de la paritaria.

UALA también será de la partida mañana aunque a diferencia de APLA solamente irá por el reclamo paritario que se inicia. El secretario general Alejandro Botana confirmó la asistencia con la esperanza de que las reuniones «sean fructíferas para poder dar una solución efectiva y concreta al reclamo urgente de los trabajadores aeronáuticos», expresó Botana, también representante de Pilotos de Austral.

La conciliación durará 15 días en los que también negociará el sindicato de Aeronavegantes (AAA), que junto a APLA y a UALA forma parte de la lista de gremios de la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT).

Voceros de Aerolíneas consultados para esta nota destacaron el acatamiento de la conciliación por parte de los gremios de FAPA y lamentaron que APLA «cortó diálogo» con la empresa cuando decidió reclamar un 10% más que el resto de los gremios paritarios y la reapertura de las negociaciones antes del vencimiento del acuerdo vigente.

El gremio del personal técnico (APTA) negociará también esta semana pero en una mesa aparte. En forma similar a sus pares el secretario general, Ricardo Cirielli, se manifestó en la previa de la negociación «preocupado por los intentos de levantamientos de rutas internacionales».
En estas condiciones las paritarias vienen a sumar un factor de dislocación del equilibrio inestable en el que se mece la «nueva» línea de bandera. «