El uso de la capacidad instalada de la industria volvió a caer en marzo y expuso la contundente crisis del sector secundario de la economía, que viene de largos meses de caída libre y aporta al clima de incertidumbre económica generalizada.

El Indec informó que en marzo las fábricas argentinas produjeron al 57,7% de su capacidad total en promedio cayendo desde el 58,5% que marcó el mes previo pero todavía un poco por encima del primer mes del año cuando las empresas operaron al 56,2 por ciento.

En marzo, como en los meses anteriores, se destacaron alarmantes cifras de sectores que quedaron muy por debajo del promedio.

El sector más perjudicado por la crisis es el automotriz, que produjo al 35% de su capacidad total. El panorama de las automotrices muestra a las fábricas con despidos, suspensiones y planes de retiros voluntarios. Las ventas al mercado local están caídas por la difícil situación de los trabajadores y la clase media pero además está frenada la demanda de autos argentinos desde Brasil.

Los problemas de ese ámbito de la economía afectan también a las fábricas del sector metalmecánico, cuya UCII fue del 43,1%, también muy por debajo del promedio general.

Los otros segmentos que quedaron en terreno  negativo fueron la industria del caucho (48,7%), la industria textil (49,8%) y la alimentación (55,7%).

Pymes

Varios de los sectores que están peor en relación a la UCII son fundamentalmente pymes. No es el caso de las automotrices pero sí de la metalmecánica, que trabaja en una relación estrecha con esa importante industria.

Desde ese segmento de la producción cuestionaron este lunes la decisión del gobierno nacional de aumentar el costo de la importación de insumos.

Daniel Rosato, titular de la asociación Industriales Pymes Argentinos (IPA) vaticinó que esa política tendrá efectos “devastadores” en la producción y acusó a las autoridades de avanzar con una decisión que tiene “fin recaudatorio sin contemplar la crítica situación por la que atraviesa la actividad industrial”.

El gobierno “perdió la oportunidad de poner en marcha una verdadera inserción inteligente en el mundo, con la aplicación de un decreto que protegiera a los productos finales fabricados en el país de aquellos que llegan importados”, consideró Rosato al sostener que la generalización que se aplicó con el decreto 332 “afectó a todos por igual, tanto insumos como a la reventa”.