La caída del consumo y la tentación del fácil acceso al préstamo fueron un combo ideal para que el 60% de los perceptores de la Asignación Universal por Hijo tomaran una deuda que actualmente triplica lo que reciben por mes. El resultado: las familias más pobres tienen deudas que les serán muy difíciles de pagar.

«A través de dichos préstamos se logra un doble beneficio por cuanto, por un lado, se impulsa la microeconomía y, por el otro, se procura un mejoramiento sustancial de la situación de los titulares que accedan a los mismos», dice el decreto 516/2017, publicado en el Boletín Oficial en julio del año pasado. Los resultados fueron muy distintos. El consumo del sector dejó de caer, pero casi no repuntó. De esta forma, se puede inferir que estos préstamos apenas sirvieron para sostener el consumo en su nivel anterior y estuvieron muy lejos de mejorar la calidad de vida de quienes tomaron las deudas.

Los préstamos tienen requisitos mínimos y se otorgan a través de la tarjeta Argenta. Cada padre perceptor de la AUH puede pedir hasta 3000 pesos por cada hijo beneficiario.

«A los beneficiarios les prestaron la misma plata que les hicieron perder con la caída del poder adquisitivo que sufrieron en 2016 y 2017», dijo a Tiempo Hernán Letcher, director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) y concejal de San Martín por Unidad Ciudadana (UC). El economista sostiene esta hipótesis en un informe de CEPA con datos a diciembre de 2017 (los últimos disponibles de ANSES). «En el caso de los beneficiarios de la AUH, perdieron en conjunto durante 2016 y 2017 unos $ 9250 millones, y se endeudaron por casi $ 14 mil millones. Es decir, el 66% de su endeudamiento se explica por la pérdida de poder adquisitivo, o dicho de otro modo, se endeudaron por un 50% más de lo que perdieron de poder de compra.»

Sergio Chouza, economista del Observatorio de la Universidad de Avellaneda, subrayó que «una política de créditos lo que busca siempre es promover el consumo. En este caso, los prestatarios son sectores de alta vulnerabilidad, sin estabilidad de ingresos, mayormente con ingresos comprometidos casi en totalidad al consumo de bienes y servicios básicos. Por tanto, es difícil pensar que esto no se vuelque íntegramente a cubrir deudas pasadas o promover algún gasto más oneroso que no pueden solventar. Pero principalmente, a sostener el consumo; sobre todo, teniendo en cuenta que era un año electoral y que esos sectores no suelen ser muy afines al gobierno».

El programa tuvo una enorme aceptación en los perceptores de la AUH, de las pensiones no contributivas, de las pensiones para adultos mayores y de asignaciones familiares en general. El total de titulares que tomaron créditos Argenta es de casi 3 millones. De estos, el 46% son perceptores de AUH: 1.349.370. Este último número representa también al 60% del total de perceptores de AUH. Es el sector que más engrosó el número de préstamos Argenta.

La suma de la deuda de los titulares de AUH asciende a casi tres veces (2,89) de lo que cobran en un mes. Para pagar a los 2,2 millones de perceptores, el gobierno destina $ 4800 millones por mes. Los montos otorgados a este sector en préstamos suman casi $ 14 mil millones.

Letcher explicó que «ese endeudamiento es una mochila de plomo porque no implica un consumo adicional ni adelanta consumos futuros y no hay expectativas de que vayan a ganarle a la inflación y forjar así un ahorro que sirva para el repago. No hay mucha salida para ese sector».

Para Chouza, «la publicidad y algunos esquemas de promoción llevaban a aceptar el préstamo sin evaluación ulterior de las características del esquema de devolución del dinero. No se trata de una tasa súper preferencial, sino de una tasa prácticamente similar a la de las Lebacs. Hay muchas familias que al ver el descuento en sus haberes y el ingreso disponible se llevaron una gran sorpresa».

Chouza aseguró que «tratándose aun de transferencias bajas, es una política muy errática a la hora de promover el consumo. Creemos que un modelo que quiera impulsar el consumo debe incrementar los montos de las transferencias y de esa forma universalizar el acceso a mejores condiciones de consumo». «