En 1992 Los Fabulosos Cadillacs ya eran una banda más que probada. Con cinco discos de estudio en su haber, varios hits y mucho agite arriba del escenario, terminaron de consolidar una ola dentro del rock y sus derivados, que por entonces se entendió como un nuevo género: el “alterlatino”. Mucho más que una conjunción de ritmos y estilos, fue un tiempo para hacer propio (al menos en términos musicales) todo lo que la globalización buscaba destruir o estandarizar. 

Carnaval, fiesta, alegría pero también canciones que señalan cuestiones sociales y llaman a la reflexión. El León, como álbum, termina de marcar la personalidad de los Cadillacs, con Vicentico como un frontman con mística propia, y una banda que ensaya 15 canciones entre la sátira y la denuncia permanente, sin descuidar el ska y el reggae. Un circo más que particular, donde el número se desarrolla entre la gente. 


El disco empieza muy bien pero termina mejor: la percusión omnipresente y el ritmo de los Cadillacs llega en un período de oro del rock latianoamericano (rock entendido como cultura, no tanto como un género musical), pero que todavía siente -entre otras tantas- las heridas que dejó la última dictadura cívico militar argentina, como demuestra la inclusión de “Desapariciones”, el tema compuesto por Rubén Blades. 

El contexto lo es todo y sin él, Manuel Santillán no existiría. Este personaje apodado “el León”, que le da nombre y fuerza al disco, viene a graficar en formato de murga pero con una visión cruda la injusticia, la necesidad y el dolor que traía aparejada la década del ’90 en la Argentina y la región. Las instituciones, la crisis económica y el estallido social tenían ese nombre y apellido.

“Manuel Santillán, el León” suena dos veces en el disco de casi 63 minutos. Primero se presenta como un reggae, y luego vuelve al son de la salsa. Decir que los Fabulosos Cadillacs pusieron en  primera plana al ska y el reggae puede parecer una obviedad hoy, 30 años después de este disco, pero no lo era en ese momento. En retrospectiva, “El León” puede haber sido responsable de haber creado la década noventera y llevarla a su máxima expresión. El resto, es estrofa.

El León – Los Fabulosos Cadillacs

Carnaval toda la vida (Gabriel Fernández Capello).
Manuel Santillán, el León (reggae) (Flavio Cianciarulo).
Gitana (Flavio Cianciarulo).
Siguiendo la Luna (Sergio Rotman).
Gallo Rojo (Gabriel Fernández Capello).
El crucero del amor (Flavio Cianciarulo, Sergio Rotman).
Destino de paria (Gabriel Fernández Capello).
Arde Buenos Aires (Flavio Cianciarulo).
Desapariciones (Rubén Blades).
Venganza (Flavio Cianciarulo).
Cartas, flores y un puñal (Flavio Cianciarulo).
El aguijón (Gabriel Fernández Capello).
Soledad (Flavio Cianciarulo).
Manuel Santillán, El León (salsa) (Flavio Cianciarulo).
Ríos de lágrimas (Sergio Rotman).