Vive en Chapadmalal entre el campo y el mar, muy cerca de Mar del Plata. En su casa, rodeada de verde, al fondo tienen una sala de ensayo. La habitación del rock, le dice. Además, si se sube al auto, en pocos minutos de viaje, pueden estar surfeando o buscando un lugar tranquilo para andar en skate. Más o menos así es su vida.

Astor, hijo mayor de Flavio Cianciarulo, bajista de los Cadillacs, como sus dos hermanos (Jay, que en realidad se llama Jaco, y la pequeña Coco) heredaron de su padre el gusto por las actividades deportivas sobre tablas y por supuesto, sobre todos los varones, aquello de tocar canciones y de disfrutar de ese creativo arte de emitir sonidos para vivir.

“La música y el deporte es lo que une a esta familia. Está bueno compartir cosas, más allá de lo común de cualquier familia. Para nosotros es libertad ponernos a zapar o pararnos sobre una tabla en el agua o el asfalto. Pero, siendo sincero, en mi familia la magia musical esta siempre. La sensación de bienestar que nos produce tiene que ver  con que desde chicos estábamos empapados de instrumentos, sonidos y canciones. Lo vivimos muy de cerca y era medio obvio que nos iba a determinar el camino”, cuanta Astor. A penas se levanta escucha algo, lo que le sirva para cambiar el ánimo o reafirmar la sensación si se siente a gusto.  “Y sí, nos la pasamos  hablando de música para nosotros es como una escalera interminable de charlas, de locuras, anécdotas o cosas nuevas que escuchamos, es algo interesante para nosotros. Desde un ensayito a un recital, creo que es una terapia familiar muy linda, siempre terminas riéndote de lo que te puede amargar circunstancialmente”, admite Astor.

Flavio se lo llevó varias veces con pañales y mamaderas de gira. Astor tiene muy presentes los recuerdos de él, siendo niño, ahí siempre viendo como era ese trabajo, presenciando todo. “En casa siempre se escuchó mucha música en todo momento. Si no era The Clash, eran los Sex Pistols, o algo de Sumo. Crecer con todo eso fue muy lindo para mí”, confiesa. Es que estar desde que se nace entre instrumentos, giras o parado al costado de los escenarios, sólo puede terminar de una manera. A los tres años ya se sentó a la batería. Su primera batería se la regaló Gerardo ‘Toto’ Rotblat, el ex percusionista de Los Fabulosos Cadillacs, fallecido en 2008.  Al poco tiempo ya se destacaba por la facilidad con la que golpeaba los tambores y los platos. Astor a los 8 grabó por primera vez: un proyecto con su padre que se llamaba Misterio, con algo de  punk rock y algo rockabilly. A su vez jugaba con el bajo para zurdos de papá, hasta que a los 14  pidió el suyo, con las cuerdas dispuestas para los diestros. Hoy, a los 21, busca su camino, bajo en mano.

Hace varias semanas lanzaron un EP con Visión la banda que tiene con Jay y un amigo de Mar del Plata, Gianmarco Gallo. Luego de “Te gusta viajar”, el primer disco de la banda, grabado en mayo de 2016 (con un cover de Massacre incluido), querían tomarse un tiempo para ver cómo seguir. “Tocamos muy seguido, íbamos a tomarnos un descanso para empezar a componer y armar nuestro segundo disco más para  fin de año, entonces, para los meses de inactividad, con mi hermano armamos un EP cortito con canciones nuevas que  no van a ser parte del segundo disco. Así que básicamente tuvimos ganas y lo hicimos. Salió entre mateadas y tardes de invierno yendo a surfear. Charlamos de ideas e imágenes que nos gustaría mezclar y de ahí sale todo, de vivir”, cuanta Astor.

El EP contiene 5 canciones, todas alegres, playeras, sencillitas y hechas “con mucho amor” asegura el hijo mayor de Flavio. Todas las canciones están escritas por Astor Cianciarulo y Jay Cianciarulo. “De la polución, reactores nucleares y las ratas de playa” fue grabado, mezclado y masterizado por ellos también: “Es algo artesanal. Grabado acá a cuadras del mar invernal de julio de 2018. Hicimos una mezcla con todo los que nos gusta, pero con una onda playera. La idea era hacer algo lúdico. Queríamos mostrar lo matices y mezcla sonoras que nos gusta. Quien lo escuche puede encontrar algo de punk, reggae, funk y rock metalero a distintas velocidades”.