Esta edición de los premios Oscar, como suele suceder ocasionalmente, tendrá un condimento especial para la Argentina; uno que el propio Lionel Messi llamó también «la tercera». Se trata de la nominación como mejor película internacional de Argentina, 1985, el drama de Santiago Mitre sobre el Juicio a las Juntas protagonizado por Ricardo Darín y Peter Lanzani. En cualquier otro año, una película sobre un tema serio pero popular y accesible como es esta, que cuenta además con el apoyo de una megacompañía como Amazon, tendría que ser la gran elegida para ganarlo. Pero esta vez, la candidata nacional se topó con una adaptación alemana de Sin novedad en el frente, apoyada por Netflix y una enemiga de temer. La nueva versión cinematográfica de la clásica novela homónima está dirigida por un tal Edward Berger y acumuló nominaciones en nueve rubros. Todos la dan como segura candidata en la categoría de mejor film internacional, además de que cuenta con el total respaldo de la gran plataforma, siendo la única película original de esa compañía con posibilidades de ganar varios premios. En términos «empresariales», la gran batalla entre las empresas de streaming se da en este rubro. Otros films extranjeros que compiten con la producción nacional son Cerca (Bélgica), Eo (Polonia) y The Quiet Girl (Irlanda).

Hay un rayo de esperanza, de todos modos, para el film argentino. Suele suceder que hay películas que acumulan nominaciones por su indiscutible calidad técnica y formal en diversos rubros, pero que no generan la pasión suficiente como para llevarse ninguno de ellos: la historia del Oscar está repleta de películas así, como El color púrpura o Pandillas de Nueva York, las que llegaron a la ceremonia con once y diez nominaciones, respectivamente, y se fueron con las manos vacías, por citar apenas unos ejemplos. Argentina, 1985 tiene un tema más cercano en el tiempo que el de la película alemana –centrada en la Primera Guerra Mundial– y además, el Juicio a las Juntas toca una gran inquietud para los estadounidenses: la supervivencia de las instituciones democráticas. Se trata de un asunto que genera mucha preocupación, en una época en la que algunos políticos de ese país ponen en duda hasta los resultados electorales. Pero es una luz mínima, de esas que apenas se ven. De todos modos, se trata de un rubro que más de una vez dio una sorpresa. Así que será cuestión de esperar. Lo que es seguro es que no habrá que sufrir una definición por penales.

La película alemana «Sin novedad en el frente» es la principal adversaria de la candidata nacional.

De todos modos, ya se sabe, las sorpresas son pocas en la ceremonia. La imprevisibilidad del Oscar se terminó el día que aparecieron las redes sociales. De a poco, gracias a las técnicas de publicidad y a refinados algoritmos, las nominaciones y los premios de la célebre Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood se convirtieron en profecías autocumplidas. Se establece un criterio de favoritos varios meses antes, se machaca insistentemente a las personas adecuadas, se conforma en esas mismas redes una suerte de inevitabilidad y listo, se acabó, asunto resuelto. Sí, es cierto, todavía hay lugar para las sorpresas, pero cualquiera que se dedique a seguir lo que llaman «la temporada de premios» puede adivinar un 90%de los ganadores. Y, a la vez, confirmar que, salvo raras excepciones, todos nos olvidaremos cuál fue la mejor película y por qué la votaron al año siguiente. ¿O es que alguien recuerda Coda, la última ganadora? ¿O esa cosa llamada Green Book?

Este domingo 12 la rueda vuelve a girar otra vez. O, más bien, termina de dar la vuelta completa. Los expertos y «pronosticadores» habituales, los miembros de todos los gremios –de los actores a los directores, pasando por los productores y los guionistas–, varias asociaciones de críticos y hasta los que entregan el Spirit Award dedicado al cine independiente han dejado en claro, con sus respectivos premios, que todo parece indicar que la película que se llevará el Oscar al mejor film del año es Todo en todas partes al mismo tiempo, de la dupla conocida como The Daniels e integrada por Daniel Kwan y Daniel Scheinert.

La película es una extraña combinación de drama familiar y film de acción y aventuras que, un año atrás, nadie imaginaba que podía estar en la lucha por este o ningún otro premio que no fuera el de una convención de fanáticos del cine de género. No es una típica película para los Oscar –hay una escena en la que dos piedras tienen una conversación existencial entre ellas, por citar tan solo un ejemplo–, sino un relato bastante bizarro y desaforado en el que los miembros de una familia circulan y luchan (sí, también es una película de artes marciales) a través de diversos mundos paralelos tratando de recomponer su débil estabilidad emocional. Viniendo de dos directores cuyo film previo, Swiss Army Man, trataba sobre un cadáver que no paraba de tirarse pedos, es casi un milagro que hoy esté a punto de quedarse con toda la gloria.


Nuevas y viejas lógicas del célebre Premio

Al éxito comercial de Todo en todas partes… hay que sumarle la ficha étnico/racial, que le ha hecho ganar puntos a la película con los miembros de la Academia. Se sabe que los votantes están ya hace tiempo en plan de reparar viejos errores de ese tipo, y el hecho de que esta sea una película con directores y elenco casi completamente asiáticos, realizada en los Estados Unidos, le juega a su favor. No es, convengamos, una película sencilla para un público con el promedio de edad de los votantes de la Academia, pero las voluntades que puede llegar a perder por su frenético caos narrativo las recupera con el hecho de ser un film, a su manera, políticamente correcto. Y sus productores han puesto todas sus fichas en hacer notar que, en muchos rubros, será la primera vez que la enorme comunidad de inmigrantes del Este asiático que viven en los Estados Unidos reciban premios de esas dimensiones.

Lo mismo pasa con el elenco de la película. Cuatro de sus actores están nominados, uno de ellos seguramente ganará como mejor actor de reparto (Ke Huy Quan, a quienes los más veteranos recordarán como el niño de Indiana Jones y el templo de la perdición), otra tiene muchas posibilidades (la gran Jamie Lee Curtis, como actriz de reparto) y si su protagonista principal, la estrella de cine de Hong Kong Michelle Yeoh, no es candidata firme es porque compite contra esa fuerza de la naturaleza llamada Cate Blanchett, que la descose en Tár interpretando a una problemática directora de orquesta. Aún así, Yeoh puede ganarlo. Sería la primera actriz asiática en hacerlo y eso no es menor. Además, Blanchett ya lo ganó no una, sino dos veces.

Todo parece indicar que Angela Bassett será elegida como mejor actriz de reparto por su rol en la secuela de Black Panther, por lo que la única batalla que parece abierta de entre las grandes es la de mejor actor. Todos daban por sentado, desde que la película tuvo su estreno mundial en el Festival de Venecia, que se lo llevaría Brendan Fraser por su rol como un profesor obeso de Literatura en La ballena, de Darren Aronofsky, pero últimamente viene pidiendo pista Austin Butler, que supo copiar perfectamente al Rey del Rock en Elvis, de Baz Luhrmann. Fraser sigue siendo, de todos modos, el principal candidato.

«Todo en todas partes al mismo tiempo» encabeza las nominaciones y es la gran favorita de esta edición de los Oscar.

¿Qué quedará entonces para Los Fabelman de Steven Spielberg o Los espíritus de la isla, de Martin McDonagh, las otras prestigiosas películas multinominadas de este año? Posiblemente nada o algún premio menor: el guión original parece casi asegurado para la segunda, mientras que la primera podría irse con las manos vacías, salvo que los «académicos» se den cuenta de que los «Daniels» podrán estar muy de moda pero, después de todo, Spielberg es Spielberg y les acaba de entregar una película sobre su vida y su relación con el cine.

Los premios llamados «técnicos» se los dividirán entre la secuela de Avatar, la de Top Gun y algunos recaerán en las películas ya citadas. Lo más probable es que, como cada año, la candidata del momento le robe el protagonismo a las que son verdaderamente las mejores películas y se quede con la mayoría de los premios.
Pero así como es difícil que haya sorpresas en los premios, todas las miradas estarán puestas en encontrarlas en la ceremonia. Después del shock que se generó el año pasado tras el sopapo de Will Smith a Chris Rock, lo más probable es que la atención de la gente pase por la posibilidad de algún nuevo escándalo in situ, de esos que se comentan y viralizan. Es que sin error, sin meme, sin posteo de Instagram o video de Tik Tok reproducido al infinito, parece que el resto no importa. El cine, a esta altura, es lo de menos.



Premios Oscar 2023

Domingo 12 de marzo a las 21, transmisión en vivo or TNT, TNT Series y HBO Max.


Las nominaciones argentinas a lo largo de la historia

Esta “tercera” del país en los Oscar se refiere a las dos ganadoras previas: La historia oficial, de Luis Puenzo (1985) y El secreto de sus ojos (2009), de Juan José Campanella, premiadas respectivamente en las ceremonias de 1986 y 2010.

Pero la Argentina tuvo más que esos dos “títulos”. Por lo pronto, llegó a otras seis finales en la categoría de mejor película extranjera. Las representantes en ese rubro fueron: La tregua, de Sergio Renán (1974); Camila, de María Luisa Bemberg (1984); Tango, de Carlos Saura (1998); El hijo de la novia, de Juan José Campanella (2001) y Relatos salvajes, de Damián Szifron (2014).

Para los amantes de los rankings, las dos victorias nos ubican en el 11º puesto internacional, mientras que las ocho nominaciones dejan a la Argentina en el puesto 13. Y hay que tener en cuenta los aportes individuales. El más conocido es el de Gustavo Santaolalla, doblemente ganador del Oscar por la música de El secreto de la montaña y Babel, en 2005 y 2006. Ese rubro tuvo otros candidatos, incluyendo a Luis Bacalov y Lalo Schifrin, distinguido con un Oscar honorario por su carrera.

En la categoría Diseño de Producción, Eugenio Zanetti triunfó por Restauración (1995) y volvió a estar nominado en 1998 por Más allá de los sueños. Otra estatuilla fue para los guionistas argentinos de Birdman (2014), Armando Bo Jr., y Nicolás Giacobone, que lo compartieron con el director Alejandro González Iñárritu. Por La historia oficial, Norma Aleandro fue candidata a mejor actriz de reparto, y Aida Bortnik y Luis Puenzo, nominados en la categoría mejor guión original.

La franco-argentina Berenice Bejo recibió una nominación a actriz de reparto por El artista, y el documental Las madres de la Plaza de Mayo (1985), de Susana Blaustein y Lourdes Portillo, compitió en su categoría. Pablo Helman, especialista en efectos visuales, estuvo nominado tres veces por films célebres como Star Wars, Episodio II, La guerra de los mundos y El irlandés, mientras que el marplatense Héctor Babenco, radicado en Brasil, fue nominado como mejor director por su clásico El beso de la mujer araña (1977). Argentina, 1985 podría sumar otro galardón a la cosecha.