Nunca hay que quedarse quieta, esa es una de las máximas que llevan a Barbi Recanati a buscar siempre darle un giro nuevo a su trabajo. La cantante, guitarrista y compositora encara actualmente en una gira nacional, que este fin de semana la llevará a Quilmes para luego partir hacia Cuyo, donde visitará Mendoza, San Luis y San Juan con un formato acústico e íntimo, acompañada por Lux Raptor, quien deja su magia en teclados, samplers y bajo. 

Este set en dúo con el que recientemente pasaron por el festival cordobés GRL PWR abrió un show en Club Paraguay, donde también estuvieron otras compañeras de batalla: Lucy Patané, She Devils y The Colorated. “Es un formato que me permite tener más fechas, porque los costos de traslado y de armado son menores. Eso por fuera de lo musical, que vale la pena decir que me permite explorar otros sonidos, no tan potentes como cuando somos una banda grande”, reconoce Recanati, que ya prepara su próximo disco. “No sé cuando saldrá, porque al trabajar en mi estudio, un día me levanto y algo que ya doy por terminado lo hago todo de nuevo. Veremos, nada ni nadie me apura. Sólo puedo decir que está en proceso”.

En mayo último Barbi estuvo en en la ciudad de Seattle, Estados Unidos, donde tocaron en la prestigiosa radio KEXP con la banda completa: Lux Raptor en teclados, Marilina Bertoldi en bajo, Tomás Molina Lera en batería y Juan Manuel Segovia en guitarra. La sesión en vivo ya puede verse por Youtube

-¿Como fue la experiencia en la meca del grunge, en una ciudad tan rockera como esa?

-Yo era re fan de lo que esa radio mostraba, vi especiales de  bandas legendarias y fue un sueño estar ahí. Nunca me permití imaginar tener una sesión ahí, en ese espacio, con esa puesta en escena. Era bastante inalcanzable. Fue todo muy surreal. Estar entre esas lucecitas, fue una locura hermosa. La gente de la ciudad respondió como si nos conocieran desde siempre, aunque era la primera que nos oía; y al otro día tocamos en un bar y saltaban, gritaban, se compraban las remeras, fue mágico. Me abrazaban y me preguntaban por mis canciones. Fue inesperado, y pensar que casi me lo pierdo.

-¿Por?

– Me agarró Covid dos semanas antes. Luego, fue con el último aliento y recontra medicada.

– ¿Como conociste a Lux Raptor?

– Empecé a hacer unos acústicos y me aburría mucho estando sola con la guitarra. Entonces, amigues en común nos presentaron y pegamos re buena onda. Ya mi último disco tenía una presencia muy grande de los sonidos que ella tiene, así que hubo química. Es una pieza fundamental para la banda y me cuesta muchísimo tocar un acústico sin ella. No lo hago, de hecho.

-¿Te divertís arriba del escenario?

– Claro, nunca voy a media máquina. Me encanta tocar en vivo, viajar y sostener una banda no es fácil, y pensar las estrategias para poder tener fechas todo el tiempo no me gusta. Así que trato de tener diferentes formatos para mostrar las canciones donde se de. Hace poco fuimos a Tulum también, había sólo dos pasajes y fuimos con Lux a cagarnos de risa. Listo, sin dramas. Nos mantiene activos.

Foto: Prensa/Agustín Dusserre

-¿Te comunicas diferente con el público en ese formato más íntimo?

– Sin dudas. Son las mismas canciones pero el contexto es muy distinto, con otra energía. Lux tiene un aura pop de los ochenta más oscuro, que te hace entrar en un clímax distinto. La canción se te mete en el cuerpo de una manera diferente. La vivís diferente. Los shows eléctricos son una especie de exorcismo: termino muy transpirada, tirada en el piso sin aire.  En cambio, en el acústico bromeo, diálogo más con la gente, comparto desde otro lado más cercano. Igual no prefiero uno sobre el otro, es muy lindo desde los dos lugares.

-¿Pero el dúo te permite llegar más lejos, como ahora a Cuyo?

– Si, nos deja tocar en lugares que con 70 personas ya estás re piola, porque te quieren ver y el show es re lindo, porque cuanto más lejos te vas de tu lugar, la entrega de ambas dos partes es diferente. Me encanta.

-Tu disco Ubicación en tiempo real fue lanzado en marzo de 2020, obtuvo una nominación a los Latin Grammy, y ganó un Premio Gardel en la categoría Mejor Álbum Rock Alternativo. ¿Mostrarlo de manera diferente  por la pandemia le dio otro significado?

– Todo fue diferente en estos años, pero nos tuvimos que adaptar. Estoy súper conforme por cómo lo recibieron. Los premios y eso es anecdótico, no me fijo en eso.  A mi lo que me gusta es tocarla. En cuanto pude, lo hice.

-Como amiga, ¿cómo vivís lo que sucede hoy con Marilina Bertoldi?

– Para mí ella es una de las mejores músicas del país. Me pone feliz todo lo que le pasa, se lo merece por su talento, que no tiene techo. Ahora va hacer un Luna Park, y creo que va a marcar un antes y un después en su carrera. Empieza, creo, una nueva etapa. Para ella y para toda la escena musical que Marilina lidera. Nos acompañamos mucho, como en cualquier amistad. Lo bueno de dedicarnos a lo mismo es que podemos hablar de nuestras inseguridades y al conocernos, sabemos cuándo acompañar y cuando dejarnos libres. El camino de la música siempre es en equipo, porque es muy difícil sostenerlo emocionalmente, sobre todo.

-¿Cómo ves que otros géneros ganen terreno y dejen al rock en un segundo plano?

-Me parece mejor. El mejor momento del rock es cuando deja el primer puesto del mainstream. Creo que lo peor que le puede pasar al rock, es perseguir el éxito y las ventas. Tiene que ser contestatario y rebelde, tiene que ser contracultural y de vanguardia, despegado de la opinión pública. Nunca hay que buscar ganar plata y tener éxito, cuando no se ocupa ese lugar, uno como artista del género se libera y es más creativo. Te relajás y aparecen las mejores canciones y bandas porque no es lo que está de moda.

Barbi Recanati en dúo con Lux Raptor

Viernes 17 de junio  Club Cultural Re , Garibaldi 228, Quilmes. Jueves 30 de junio en Taverna Bar, Viamonte 4961, Luján de Cuyo, Mendoza. Viernes 1 de Julio en casa Beta, Lavalle 1521, San Luis. Sábado 2 de Julio en Mamadera Bar, Av. Circunvalación y Perito Moreno Norte, San Juan.