Sentirse parte de un proyecto siempre es grato. Si ese ser parte incluye tener voz y hasta voto (en el sentido de consensuar con otros) la dirección a tomar, entonces puede ser que la gratitud llegue a la frontera de lo pletórico. “Teníamos muchas ganas de trabajar con Javier (Diment) y Jimena (Anganuzzi), con quienes ya habíamos trabajado en La memoria del muerto (2011), donde nos hicimos amigos (Jimena es una amiga, una hermana de la vida). Pero teníamos ganas de hacerlo desde cero”, señala la tercera -para nada en discordia-, Lola Berthet, de El apego, un film que, puede decirse, tiene en el riesgo su razón, y en la concreción su sentido.

“Nos propusimos trabajar desde cero en el guión, y pronto surgieron los personajes que queríamos hacer; ahí fue surgiendo todo. Una mesa de trabajo muy interesante, que en lo personal fue un gran desafío porque una no está acostumbrada a armar un guión, sino a recibir el guión, el personaje, y la verdad que es la primera vez y es maravilloso”, expresa Berthet con una sonrisa.

El apego cuenta la historia de una médica (Irina, a cargo de Berthet) que se dedica a hacer abortos clandestinos y también proporcionar bebés a parejas que no pueden tenerlos (también clandestinamente), y una joven (Carla, Anganuzzi) que recurre a su clínica desesperada. Pero Carla está en su cuarto mes de embarazo, así que Irina le dice que no puede abortar y le propone vender el bebé; si Carla acepta, debe quedar a su resguardo y cuidado en su clínica. Allí comienza una convivencia en la que las partes se irán conociendo, y en ese conocimiento, que por tener plazo fijo permite una libertad que el cuidado por un largo plazo que sea inmortal siempre impide, descubrirán lo que nunca habrían imaginado.

“Javi nos iba escuchando e iba escribiendo, después nosotras cuando nos lo devolvía teníamos nuestras opiniones; así cada una fue delineando también el personaje, qué haría ese personaje, qué no haría ante una situación o un diálogo. Y todo eso se ensayó mucho, y hasta hubo cosas que se cambiaron en el rodaje.” Melodrama criminal rodado en color y blanco y negro, define la información de prensa: “El trabajo blanco y negro es una experiencia maravillosa”, dice Berthet. “Te cambia desde el maquillaje a las luces, el trabajo actoral, todo.”

Y más allá de las exigencias que esa materialidad impone, está la propia minuciosidad de Diment, que consigue la atmósfera necesaria para hacer del vínculo entre estas dos mujeres una trama que a su vez es una exposición sobre los límites que las mujeres encuentran en su expresión y su deseo. “Es una película de autor donde los personajes están muy bien delineados, de todo el elenco, no sólo los de Jimena y el mío, que es muy estructurado con una historia familiar difícil y por eso va cambiando durante toda la peli a partir de que aparece Jimena.”

Y si bien el trasfondo de la dictadura y el secuestro de niños está presente, de lo que se trata aquí es de mostrar las dificultades a los que se enfrentaron las mujeres históricamente, más allá de sus características, para ir en busca de su deseo. “Es la historia del apego de ellas dos más que nada, y que sea así está bien: cuando la vi completa por primera vez me dio mucho orgullo; me volví a encontrar con el director de La memoria del muerto y se lo agradecí muchísimo. Es un director que me hace tocar el piano, eso que tenemos los actores de que nos toquen la tecla justa. A mí me tienen mucho más relacionada con la comedia, pero Javi encontró una manera conmigo de contar otras historias, que a mí me dan mucho placer poder meterme, estos dramas profundos, películas de género. Quedé fascinada al verla.”

Lola Berthet también es directora del Centro Cultural Haroldo Conti, que ubicado en el ex centro clandestino de represión conocido oficialmente como Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), es uno de los mayores triunfos democráticos sobre la impunidad y en defensa de la memoria colectiva de lo que fue el Terrorismo de Estado. Su militancia por los derechos humanos, que para ella incluyen los gremiales y los de género, la llevaron a presidir el lugar que hace un mes inauguró la muestra 19 y 20 Archivos, obras y acciones que irrumpieron en la narrativa visual de la crisis de 2001, curada por Loreto Garin Guzmán y Natalia Revale.

“Está hecha por más de cuarenta artistas de todo el país. Nos parecía muy importante mostrar desde la cultura y desde el arte y la memoria. Cómo estuvo la cultura siempre presente en la lucha cuando el pueblo sale a reclamar lo que es del pueblo: ahí siempre está el arte presente. Y está siempre presente en todo lo que es la lucha política y social. Y la muestra consigue poner en contexto ese tiempo, generando resonancias en nuestro presente. Vamos a trabajar mucho con los pibes y las pibas que no lo vieron para poder contarles lo que fue el 2001 y como el país se levantó de ese lugar.”


El apego

Guión y dirección: Valentín Javier Diment. Con: Jimena Anganuzzi, Lola Berthet, Germán de Silva, Marcela Guerty, Marta Haller, Andra Nussenbaum, Elvira Onetto, Edgardo Castro, Luis Ziembrowsky. Estreno jueves 4 de noviembre en Gaumont, Malba y simultáneas.