Es uno de los pocos directores de Hollywood que tiene la capacidad de resultar bueno para los no tan cultos en la materia y que también es seguido con atención por parte de los cinéfilos. Y dentro de este grupo, divide aguas, con tantos detractores como admiradores. Así es Wes Anderson, y ahora llegó su nueva creación: Asteroid City, que se estrena en cines este jueves. Los actores que son un verdadero equipo de los sueños: Jason Schwartzman ( actor fetiche del director), Scarlett Johansson, Bryan Cranston, Edward Norton, Adrien Brody, Liev Schreiber, Hope Davis, Steve Carell, Matt Dillon, Willem Dafoe, Margot Robbie, Jake Ryan, Jeff Goldblum y el gran Tom Hanks, que trabaja por primera vez con el director de  películas inolvidables como Los excéntricos Tenenbaum, Vida acuática, o El Gran Hotel Budapest, entre otras.

Esta vez, el escenario artificial para su humor sutil y su ácida mirada sobre las costumbres humanas es un pueblo desértico ficticio de Estados Unidos, cerca del año 1955. La trama es así: organizada para reunir estudiantes y padres de todo el país en busca de generar camaradería a través de una competencia académica, se realiza una convención de jóvenes astrónomos (o más bien simples observadores de estrellas) para conmemorar el impacto de un meteorito. Todo se muestra, como es su marca registrada, muy estructurado. Y presentando los personajes con maestría, como sólo Anderson sabe hacer. Pero el itinerario del encuentro se ve espectacularmente interrumpido por eventos  que cambian las sucesos de manera tajante y hacen dudar sobre la vida fuera del planeta.

Asteroid City demuestra condensa las obsesiones estéticas de Wes Anderson.

De alguna manera,  ese grupo de nerds cuenta una historia con tintes autobiográficos, ya que el propio Anderson fue un niño inteligente de padres divorciados, pero en su casa en vez  de apoyar su ojo para mirar al mundo en un telescopio usaba una cámara Super 8, lo que lo convirtió en una especie de segregados del resto de los compañeros que encajan en la matriz impuesta para un orden social determinado. Fiel a su estilo, el cineasta vuelve a sus obsesiones de tener un cuidado extremo por la puesta en escena: toda la escenografía luce una tonalidad de colores determinada y cuidada casi pictóricamente: los encuadres son simétricos, las tomas, de un tiempo justo para darle un ritmo actoral y narrativo muy preciso al film. Asteroid City es una historia nueva, pero sin dudas, pero marcada hasta el más mínimo detalle por el sello indiscutible del cine de Anderson.