El quinto disco solista de Dante Spinetta marca la vuelta a las bases y al G_funk. Lejos de las fórmulas de la industria, en su propia aventura sonora y en un momento de madurez como compositor, Dante nos regala Mesa dulce, un disco con muchos matices. Allí está toda la parafernalia del funk puesta a disposición: grooves, vientos, vocoder, samples y una banda contundente y efectiva detrás del guitar hero. A lo largo de su carrera, primero como Illy Kuryaki y luego como solista, Dante forjó un sonido y una estética propia que puede remitir a Prince: de hevho, en este álbum los arreglos de los bronces estuvieron a cargo de Michael B. Nelson, histórico colaborador del creador de Minneapolis. También está la influencia de Michael Jackson y más en cerca en el tiempo, Bruno Mars.

El disco arranca con “Rebelión”, en un modo tan funky que se pega a los auriculares: la poderosa banda juega todas las cartas posibles para que no dejemos de bailar durante los casi 4 minutos que dura la apertura del nuevo trabajo. En “El lado oscuro del corazón”, Dante se baja del frenesí del comienzo para mostrar su madurez como compositor, en una balada low tempo con su guitarra como punta de lanza. Hay otro respiro en “Ridículos”, un ensayo de una historia de amor que se desgarra acorde por acorde.

Mención aparte para los dos invitados del disco. Mientras “Sudaka”, el tema que une a Spinetta con Trueno, parece más una participación que transpira rap, “Gambito” sí suena como una colaboración entre Dante y Ca7riel, con un carácter experimental donde una base de trap va tomando distintas formas. Ambas canciones, igualmente, son un portal que amalgama muy bien el estilo de Dante con las nuevas generaciones: en el caso de su unión con Trueno, la estética que manda es la del hip hop.

Volviendo al tracklist, “La movie” retoma el aire y el groove que inspiró a Dante a grabar este disco, en una vibra más parecida a Niguiri Sessions, el disco que editó allá por 2020. “Cruzaremos” es una balada que ensaya un himno al amor esperanzado.  Luego, “Deja Boo” opera como un pasaje súper divertido en la escucha, antes de volver al sentimiento profundo con “Primer amor”. Para cerrar, en “Lo aparente” Dante se despide de este disco que cuenta con 10 canciones y dura algo más de 34 minutos.

Mesa dulce es un disco excelente, que hace honor a su título, y del que nos podremos servir lo que nos guste y parezca necesario. Hay dos discos adentro del disco: uno más funky y bailable y otro más introspectivo y romántico. Dante se florea con la madurez propia que un músico de alto calibre y puede plasmar canciones para bailar, para celebrar o añorar al amor, y con grandes invitados que podrían dar la pista de sus próximos pasos.