Eva es una mujer que se acerca a los 40 y se encuentra sin pareja, y peor: sin descendencia. Ese es el núcleo central de El padre de mis hijos, la comedia que llegó recientemente a los cines dirigida por Martín Desalvo. «La presión social que se siente a determinada edad para tener hijos creo que es un tema totalmente vigente –dice Mora Recalde, que caracteriza a Eva, personaje totalmente preeminente de un film que hace reír tanto como pensar–. Me parece que hay un subgrupo que lo tiene resuelto, pero en términos generales es un debate que no está saldado. Hace muy poquito una diputada nacional del partido que nos gobierna dijo que la mujeres estábamos hechas para concebir. Entonces, el debate no está saldado. Las nuevas generaciones van a estar más conectadas con el deseo y la planificación familiar, pero no sé si hoy se puede zafar tan fácilmente de la mochila de la maternidad: en algún momento te interpela».

El director de la película –estrenada con éxito en el Gaumont– es Martín Desalvo, marido de Recalde en la vida real. «Somos un matrimonio constituido con dos hijos. Y una vez que empezamos a trabajar, ya sea preparando la comida o viajando en el auto, hablamos mucho de la película. Nos dimos muchas instancias para conversar de cualquier escena, del casting: de todo. Trabajamos durante un mes y medio cada minuto atravesados por esta aventura».

En realidad el proyecto empezó antes, en un guión que hizo otro afecto de Mora Recalde, su amigo Alejo Flah: «Él comenzó con el guión y cuando se dio cuenta de que estaba abarcando un tema muy femenino la llamó a Agustina Gatto y juntos lo terminaron. El guión está respetado te diría que 97 por ciento; yo le sumé muy pocas frases al personaje porque estaba muy bien escrito. Alejo es un tipo que sabe de escribir un guión, entregarlo y correrse», explica Recalde.

Si uno mira la realidad de esta pareja podría decir que no se dan mucho tiempo para descansar. Dos hijos, proyectos juntos y dos películas en este 2018. A la recién estrenada El padre de mis hijos se le sumará Unidad XV, un retrato de la fuga de Guillermo Patricio Kelly, Héctor Cámpora, John William Cook y Jorge Antonio del penal de Río Gallegos en 1957. «Tuvimos esa suerte y nos consideramos excepciones. Entiendo poco de los esquemas de producción pero entiendo que las políticas cinematográficas actuales van en detrimento de las productoras medianas y chicas, que es el sector al que pertenecemos. Hay muchísimo menos trabajo y no sólo lo digo por mí, sino por lo que veo alrededor. Veníamos de un gobierno que consideraba al audiovisual una industria. Y desde hace dos años me pregunto todo el tiempo qué hago acá, en Argentina, en este contexto. Me lo pregunto pero no me voy a ir. Nunca fui de escapar», revela.

«No sé tener otro apellido –dice con más gracia de la que tiene la sentencia escrita respecto a ser la hija de Héctor y la hermana de Mariano Recalde–. Fui creciendo a medida que ellos iban desarrollando una carrera más fuerte. Entonces, fue un proceso y lo vivo muy natural y feliz: los respeto mucho a los dos en sus respectivos ámbitos y me dan mucha tranquilidad lo que son. Mucho orgullo, también. Es cierto que hay momentos en los que es más difícil. No es fácil portar un apellido como el mío cuando el presidente de la Nación dice en un acto público que tu padre es el jefe de la mafia laboral. Pero cuando pienso que lo que quiere es bajar los sueldos y los derechos de los trabajadores, queda claro que atacar a quien los defiende es una estrategia más del ajuste. Por eso, entre otras cosas, siento mucho orgullo de mi padre». «