Como parte de las acciones realizadas por la semana del Orgullo LGBT, el Ministerio Público Tutelar (MPT) presentó una Guía de Género y Diversidad que se distribuirá en centros de salud, ámbitos educativos, oficinas de atención descentralizadas y en las capacitaciones que brinda el Ministerio.

La guía es un instrumento que permite visibilizar y difundir los derechos en materia de género y diversidad. También apunta a garantizar que todas las personas puedan vivir en una sociedad amplia y plural.

“La idea de esta guía la trabajamos durante meses porque acompañamos a personas en el acceso a los derechos que reconoce la Ley de Identidad de Género (26.743). En general nuestra principal labor está vinculada con la remoción de obstáculos. La ley plantea una cantidad de situaciones que hay que garantizar”, explica Pilar Molina, secretaria general de Gestión del MPT de Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Según cuenta Molina las personas que llegan al MPF, son el 93% niños y el 7% personas que están afectadas en su salud mental. “Cuando empezamos a trabajar con ellos lo primero que detectamos son obstáculos o en el acceso a sus derechos. O en el sistema de salud, o en el sistema educativo en el registro de personas o Renaper”, agrega. “Nos parecía importante contar con un material de difusión para prevenir que se llegue tan tarde. Para prevenir que las personas lleguen a nosotras con los derechos no tan vulnerados”.

Por su parte, Gabriela Piazza coordinadora del Departamento Especializado en Diversidad, que pertenece a la Secretaría General de Gestión del MPT y otra de las impulsoras de esta guía, afirma. “Vemos la información que les falta a los adolescentes y a las familias. Algunas ni siquiera saben que existe la ley, otros saben que deberían tener derecho a que se les respete su nombre, pero no saben dónde encuentran ese derecho. Nos parece fundamental que cuando se acerquen a la oficina se lleven un material para difundir”.

El rol de la educación sexual integral

Para las especialistas, en el ámbito de la educación sucede que muchas veces la información que se brinda en las escuelas en el marco de la ESI con respecto a la ley de identidad de género no siempre está bien resuelta, pero, además, existen otros factores que propician el desconocimiento.

“Por un lado está cómo se resuelve el contenido de la ley de identidad de género en el ámbito educativo. Otra cosa es la autonomía progresiva que aún sigue siendo bastante resistido por el mundo adulto. Desde los propios padres que preguntan si entre lo que prevé el código civil está que los hijos se pueden tatuar a los 14 años, -es lo que más preguntan-, hasta la sorpresa cuando se enteran que los chicos pueden ir al médico solos desde los 13 años”, explica Molina. “Más allá de que el código civil está vigente desde agosto de 2015, todavía hay algunas resistencias sobre las facultades que tiene los chicos reconocidos legalmente para tomar decisiones”.

Por su parte, Piazza agrega. “También notamos que en algunas escuelas no saben siempre cómo dar el contenido de la ESI en cuanto al tema de la diversidad: hay desconocimiento sobre cómo se puede implementar, cómo se puede aplicar, cómo se lleva a la práctica. Eso es una problemática en general. Cuando dimos capacitaciones en espacios de salud, hay gente que conoce la ley y está dispuesta a acompañarla y defenderla pero en la práctica no sabe cómo implementarla. Creen que es solamente tratar bien a las personas trans y no es sólo eso. Cuando uno habla cara a cara, el buen trato implica cómo se va a reflejar en un papel ese nombre o cómo se lleva a la practica el respeto para realizar un tratamiento. Básicamente los pilares de la ley”.

Cómo se elaboró la guía de género y diversidad

En el Ministerio Público Tutelar reciben infancias y adolescencias que se acercan a pedir un acompañamiento para rectificar sus documentos. Allí les reciben y realizar una entrevista individual, controlada por los progenitores en los casos de niñes.

En esa entrevista nos damos cuenta es que hay un montón de derechos pero que ni padres ni niñes ni adolescente lo advierten. “Por ejemplo, cuando nos cuentan acerca su deseo de rectificar su documentación plantea que no van al sanitario durante el horario escolar porque si son varones trans no te dejan ir al baño de varones o si sos mujer trans al baño de mujeres. En ese marco preguntás si en la escuela les respetan, y en general es que sus compañeros de clases los respetan, a veces algún docente. Pero que otros docentes se equivocan en las listas de asistencias donde no está rectificado su nombre porque en las escuelas les dicen que hasta que no rectifiquen su documento no pueden rectificar el boletín o la planilla de asistencia, y eso es incorrecto”, relata Piazza. “Ahí hay un derecho vulnerado y no es que vinieron a decirnos ‘a mi hijo no le respetan su derecho a la identidad’, si no que vinieron por el cambio de documento”.

Agrega Piazza que en ese marco hay que profundizar un trabajo en las escuelas que se comenzó a hacer pero que hay instituciones más receptivas y menos receptivas. “Lo mismo nos pasa con los espacios de salud, trabajamos con las áreas sociales para que las credenciales respeten esa identidad, pero también para que respeten al acceso a los tratamientos hormonales que los tienen de manera gratuita o en el Estado si las personas no tienen obra social. A su vez, las obras sociales entregan la medicación un mes y el mes siguiente no la entregan. Lo que hicimos es plasmar todo eso en esa guía”.

Molina detalla, “parte del problema es que en algunos casos puede ser que sea gente que no comparta forma de vivir en comunidad. En otros casos no tiene que ver con mala voluntad o mala intención si no que la gente no sabe cómo bajar a la práctica cotidiana lo que dice la ley”.

Las posibilidades de un seguimiento

Cada vez que se acerca una familia, afirman Piazza y Molina, la situación no se archiva hasta que no esté garantizada el derecho.

“La mayoría llega porque piden ayuda para tramitar la rectificación del DNI. Tampoco nos tenemos que quedar sólo con eso porque hay chicos y chicas y trans que no quieren hacer la rectificación del DNI por lo menos no en una primera instancia y eso también es válido. Las mayorías de las situaciones nos llegan pidiendo ayuda con el registro y los trámites, pero es una dinámica de punta del ovillo” detalla Pilar Molina.

“Una empieza a tirar de esa punta que es la rectificación y detrás de esa situación hay un montón de otras que las chicas y chicos padecen. El problema de cómo lo llaman en la escuela, el problema de tener un carnet que no refleja su identidad y que quizá una persona que se autopercibe varón y que va al ginecólogo por una cuestión biológica y que se siente expulsado del sistema de salud por maltrato, o porque lo llaman por su nombre original y es violencia institucional. Terminamos trabajando en la integralidad de lo que le pasa a esa persona que se acerca por su documento y nos retiramos cuando sentimos que en general, en distintos aspectos de su vida en el familiar, en el educativo y de salud ya está siendo respetado”.

Y comenta, “Hay situaciones variadas sin contar que hay casos en que nos encontramos con violencias. Cuando logramos generar un vínculo de confianza nos termina contando que hay un familiar que ejerce violencia sobre él o ella. Y ahí tenemos que activar una denuncia. El equipo hace un seguimiento bastante integral de las situaciones y se retira cuando siente que ya las situaciones controvertidas por la que pasaron las personas están ya encaminadas”, finaliza.

La Guía de Género y Diversidad se puede consultar en este link