A dos meses del secuestro, la violación y el crimen de la adolescente Anahí Benítez, los investigadores creen estar cada vez más cerca de la verdad. Por ahora, el círculo de sospechas se cierra sobre Marcos Bazán y Marcelo Villalba, los únicos dos detenidos del caso, aunque no se descarta la participación de más personas. Ya hay pruebas que complican seriamente a ambos imputados, pero faltaban nexos entre sí y, según confiaron a este diario fuentes de la investigación, en la causa figura un testimonio clave que daría cuenta de que los sospechosos se conocían.

«Uno de los guardaparques de la reserva natural Santa Catalina declaró que mantuvo una conversación con Villalba en las inmediaciones de la casa de Bazán», explicó una calificada fuente de las fiscalías de Lomas de Zamora, quien precisó que, «si bien el testigo no lo conocía previamente, lo reconoció después de haberlo visto en televisión como uno de los sospechosos». El vocero fue más allá y se explayó sobre el diálogo entre Villalba –que vive a 20 cuadras de allí– y el guardaparque: «Hablaron de ecología». La charla ocurrió días antes del 29 de julio, cuando la joven de 16 años fue vista por última vez tras salir de la casa de su mamá, en Meléndez Valdez al 600, a dos cuadras de la reserva.

El cadáver, semienterrado, fue encontrado en ese lugar el 4 de agosto, a unos 230 metros de la vivienda de Bazán. El can rastreador Bruno brindó datos unívocos y esclarecedores, al indicar que la víctima había sido trasladada desde la casa del sospechoso. También entregó indicios de que Anahí había permanecido tanto allí como en una construcción lindera, donde Bazán tenía una honguera.

Entre otras pruebas en su contra, Marcos Bazán suma una pala que tenía restos de tierra similares a los encontrados sobre el cadáver; además, en su casa había una tijera que Anahí últimamente llevaba encima para devolvérsela a un amigo. Esta semana se supo además que una llave que la víctima solía llevar colgada abrió una de las puertas de la casa de Bazán. Esta llave había sido aportada por Silvia Pérez, la madre de Anahí, a los investigadores.

Los estudios complementarios a la autopsia establecieron que la chica tenía en su sangre elementos semejantes a la naftalina y que los mismos podrían haber sido aspirados vía fosas nasales. Casualmente, la honguera donde se presume que estuvo cautiva la joven fue pintada con una «mezcla casera compatible con esos químicos», sostuvo la fuente consultada.

El abogado defensor de Bazán, Lucio De la Rosa, rechaza todas estas pruebas desde un primer momento, pero sin suerte. De hecho, el juez de Garantías Sebastián Monelos convalidó el pedido de prisión preventiva solicitado por las fiscales Verónica Pérez y Fabiola Juanatey por los delitos de privación ilegal de la libertad y homicidio triplemente calificado por alevosía, criminis causa y violencia de género.

El mismo procesamiento le cabe a Villalba, quien cayó preso luego de que se comprobara que le regaló a uno de sus hijos el celular de la víctima. Más tarde, su ADN fue encontrado en los restos de la chica abusada. Días después de su detención, trascendió que en abril Villalba había abusado de otra mujer, una abogada a quien le tocó la cola en pleno centro de la Ciudad de Buenos Aires. Fue detenido por la policía pero apenas fue demorado por la Justicia.

«Entendemos que ellos dos participaron del crimen pero no descartamos que haya más implicados», señaló uno de los investigadores que está abocado a analizar las pruebas recolectadas, al mismo tiempo que espera expectante el resultado (ver aparte) de ciertas pericias que aún están pendientes. 

Pericias clave para la investigación

Los resultados de los peritajes que aún están pendientes pueden sellar el futuro de Marcos Bazán y Marcelo Villalba o abrir un abanico de nuevos sospechosos. Entre otros, faltan los estudios vinculados con el humor vítreo (análisis del ojo humano) de la víctima, que daría cuenta de la fecha y hora exacta de la muerte, además de ciertas sustancias tóxicas halladas en el cadáver.

El martes pasado también dieron comienzo las pericias de ADN sobre las muestras recolectadas en un preservativo encontrado en un tacho de basura que estaba en el exterior de la casa de Bazán.

También resta el estudio de un pelo de la víctima que establecería qué tóxicos consumió durante los últimos 12 meses. Para ello, son suficientes unos 15 centímetros del pelo, pero hasta el momento sólo fueron analizados entre 4 y 5 centímetros. Esta pericia determinaría, por ejemplo, si Anahí Benítez solía consumir Diazepam (que inhibe la voluntad de la víctima) o si fue suministrado por Bazán, tal como sospechan los investigadores. «