En su cruzada para que le devolvieran la coparticipación que Mauricio Macri le había elevado siendo presidente, el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta aseguró una y otra vez que sin esa plata la Ciudad de Buenos Aires no iba a poder hacer frente a sus necesidades. A tal punto que sumó un nuevo impuesto, a las tarjetas de crédito, que iba a ser provisorio por la pandemia y que recién la semana pasada emprendió su camino final con la votación en la Legislatura para derogarlo. Sin embargo, finalmente se conocieron los números, y a la Capital Federal no le faltó plata. Más bien le sobró.

El gobierno de Larreta presentó este martes la ejecución final del presupuesto 2022 de la Ciudad excediendo el plazo máximo de entrega en un mes, de acuerdo a lo que dicta el artículo 67 de la ley 70. En el informe se destaca que tuvo un superávit (no planificado) de más de $130 mil millones.

Así lo denunció el diputado Matías Barroetaveña (Frente de Todos): “Durante todo el año escuchamos a Larreta victimizarse y justificar la suba de impuestos con el pretexto de una ciudad pobre, hoy nos enteramos que terminó el año con una cuenta a favor de 130 mil millones de pesos”.

“Desde la oposición veníamos señalando esta campaña mentirosa del Jefe de Gobierno que tenía como único objetivo meterle la mano en los bolsillos a los porteños y porteñas para financiar la proyección nacional de Larreta”, acotó.

Un analisis de la Ejecución 2022 muestra aumentos más allá de lo esperado en términos de recaudación, por ejemplo, en patentes la ciudad recaudó casi $8 mil millones más que lo planificado: un incremento del 24%. En Ingresos Brutos la gestión de JxC obtuvo casi $80 mil millones adicionales. “A pesar de estos ingresos extraordinarios, no se hizo absolutamente nada para aliviar la carga fiscal que pesa sobre trabajadores y clase media”, remarcó el diputado.

A pesar del superhávit, la administración larretista tuvo partidas sin utilizar en las áreas sociales, educativas y de salud. De los más de $15 mil millones subejecutados, $9 mil millones pertenecen a Servicios Sociales, es decir, un 60%. Las partidas de promoción social, salud y educación en conjunto no ejecutaron $5.500 millones.

“La ministra (Soledad) Acuña no puede hacer frente a la ola de calor y solo puede recurrir a repartir botellitas de agua porque a la Dirección General de Mantenimiento Escolar le faltó ejecutar el 11% de su presupuesto, dinero que hoy debería estar invertido en equipamiento para que los niños y niñas no se desmayen en las escuelas”, manifestó Barroetaveña.

En vivienda y urbanismo, el comportamiento fue similar: no se ejecutaron casi $2 mil millones. “Este es el modelo de país que quieren, no quitan impuestos sino que los inventan, dicen que son eficientes y no pueden ni siquiera presentar sus resultados de gestión a tiempo”, denunció Barroetaveña. Y concluyó: “dicen que quieren desarrollar el país y no tienen políticas de empleo y desarrollo para la ciudad, dicen que van a terminar con la pobreza y la indigencia y los números son peores día a día.”