Diez personas a su alrededor. Minutos y minutos. Pasar la boleta y que no ande. Lo que eran risas empezaron a ser rostros de preocupación. La precandidata a presidenta de JxC, Patricia Bullrich, vivió en carne propia lo que vienen denunciando numerosos ciudadanos, e incluso la jueza María Servini: las fallas en el sistema de voto electrónico en la Ciudad de Buenos Aires. Pero algo peor: denunció que le aparecía una lista votada que no era la que ella había elegido.

Tras ingresar sin hacer cola, y pasar rápido por el voto a presidente con boleta en papel, Bullrich estuvo largo rato intentando concretar su voto electrónico. Al primer intento fallido, le hizo seña a un técnico. Nuevo intento, nada. A la tercera vez logró imprimirse. Festejos. Pero no, no tenía el voto que ella había elegido.

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Foto: Captura video

El periodista Luis Bremer, que votó tiempo antes en la misma mesa de Bullrich, había anticipado la precariedad de la máquina «con normativas de seguridad antitropiezos», como ironizó en redes.

Antes de ingresar había anticipado un escenario temeroso con el voto electrónico: «No sé, nunca lo hice, lo voy a ver ahora». Mientras esperaba que se arregle la máquina, se iba sacando fotos con los técnicos, todo en un escenario que suponía ser el cuarto oscuro. Casi media hora después, con el cambio de máquina, lo logró. La pregunta en el público daba vueltas: si esto le pasó a la precandidata a presidente, como será en el resto de la gente de a pie.

«Un desastre»: Bullrich opinó sobre la Boleta Única

«Estoy muy contenta de haber venido a votar, de poder emitir mi voto. Lamentablemente la votación en la ciudad de buenos aires fue un desastre. Tuve que votar como siete vece, me cambiaron la maquina porque no funcionaba. Después tuve que volver a votar nuevamente en una nueva máquina», fueron las palabras de la precandidata de JxC.

«La elección presidencial fue tranquila, como siempre. La votación en CABA me falló la máquina, vinieron dos técnicos. Me pasaba una cosa muy rara: votaba una lista, y terminaba saliendo otra lista que yo no quería votar. Tuve que esperar, estaba el delegado electoral del juzgado, todos muy atentos, trataron de ayudarme a votar. Por supuesto que vieorn mi voto porque no hay otra manera de que los técnicos trabajen sin mirar tu voto. Luego tuvieron que cambiar la máquina, inauguraron nuevamente como mesa con la nueva máquina y ahí pude votar», continuó Bullrich.

Y acotó: «Me parece que los sistemas electorales tienen que tener un nivel de maduración, probarlos, trabajarlos durante un tiempo largo, a ver si funcionan. Mi experiencia fue mala. Muchísima gente si le pasa lo que me pasa a mí tendrá que estar esperando, lo normal es votar en tres minutos, irse».

Más temprano la jueza María Servini ya había advertido la «improvisación» del operativo electoral porteño, con más de 200 máquinas que no andaban. Desde la Ciudad hablaron de «poco más de 80» y que «ya está todo solucionado».