El especialista en seguridad informática Javier Smaldone, fue conocido en 2015 en las redes sociales por haber advertido sobre los peligros del voto electrónico y del escrutinio electrónico llevado adelante por el grupo empresario Magic Software Argentina. En octubre de 2019, tres semanas antes de las elecciones generales, el Ministerio de Seguridad de la Nación liderado por Patricia Bullrich, a través de la Policía Federal, ingresó a su casa, secuestró sus herramientas y lo detuvo. ¿El motivo? Haber retuiteado una publicación de la Gorra Leaks, un usuario que publicó documentos secretos del Ministerio. Hoy, a menos de una semana de las PASO en las que la población porteña deberá votar de manera electrónica, Smaldone sigue advirtiendo por la falta de seguridad de este sistema que el jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, decidió implementar para el distrito capitalino junto a la boleta de papel para la elección nacional.

-¿Cuáles son los puntos más controvertidos o irregularidades de la Boleta Única Electrónica en CABA?

-El punto más controvertido es la introducción de un elemento complejo en el momento de la emisión del voto: una computadora (hardware y software) y una boleta con un chip. En los países centrales el uso de sistemas informáticos para la emisión del voto está en retroceso desde hace más de 20 años, dado que los riesgos que introducen sobrepasan por mucho las ventajas. La cuestión de fondo es la imposibilidad del votante de asegurarse de que su voto es emitido según su voluntad, y que no puede violarse el secreto. Este mismo sistema se usó en la Ciudad de Buenos Aires en el 2015, y se viene usando en la provincia de Salta desde varios años antes. Las explicaciones oficiales son siempre dudosas y contradictorias, pero la realidad es que nunca se ha sometido el sistema (hardware y software) al escrutinio público. Nunca se ha puesto una máquina y su software a disposición de la comunidad informática para su inspección, algo que por ejemplo fue demandado por la Conferencia de Seguridad Informática Ekoparty (que se realiza anualmente en la CABA) desde el 2015.

-¿Cómo notaste las explicaciones oficiales? Porque se ha visto que representantes de la Dirección Electoral de CABA tuvieron contradicciones. En TN dijeron que no hay chips, en LN+ dijeron que sí.

-Hay varios detalles sobre el funcionamiento que se tratan de ocultar. Por ejemplo, que la computadora de votación sí tiene la capacidad de almacenar información, y que las boletas contienen en su interior un chip de identificación por radiofrecuencia con un número único inmodificable (que en la práctica es usar boletas numeradas) y que el voto se «graba» y se «lee» mediante su transmisión por ondas de radio, ya sea de la computadora al chip de la boleta o viceversa.

-En estos días hubo hasta periodistas que dijeron que las máquinas no tenían chips o memorias. ¿Qué se puede contar a las y los lectores sobre el funcionamiento de estas máquinas?

-Con un sistema informático se pueden realizar múltiples manipulaciones del voto, algunas para nada evidentes. El sistema puede, por ejemplo, favorecer la ubicación de cierto candidato o partido, puede dificultar la selección de otro (todos recordamos el capítulo de Los Simpson con Homero tratando de votar por Obama), puede tratar de inducir al error de varias formas. Pero el mayor riesgo de cualquier sistema informático es la violación del secreto del voto. En este sentido, basta con que el votante no pueda estar seguro de que nadie sabrá cómo votó, para que ceda ante una presión y resigne su voluntad electoral, por ejemplo ante el apriete de algún patrón o puntero.

-¿Se pueden manipular los votos con este sistema?

-Los sistemas de votación electrónica (votación mediada por sistemas informáticos) tienen ya más de 40 años, y son numerosos los casos de fallas (intencionales o no), de manipulaciones; y sobre todo, de países que habiéndolos probados decidieron volver a votar usando boletas de papel, como por ejemplo Alemania, varios estados de los Estados Unidos, y sobre todo Países Bajos, donde habían implementado un sistema en todo el país, lo usaron por años y luego volvieron atrás.. Más que la decisión intempestiva e inconsulta del Jefe de Gobierno de la CABA, llama la atención el devenir de los distintos sectores políticos, apoyando u oponiéndose al uso de este sistema en distintos momentos o en distintas jurisdicciones. Por ejemplo, como ya dijimos, el sistema fue estrenado en Salta, y fue desarrollado durante años por la empresa MSA de la mano con el gobierno salteño, encabezado por Juan Manuel Urtubey, que adaptaba los requerimientos legales conforme iba evolucionando el sistema informático. En ese momento el escrutinio se explicaba en que era como pasar las cosas por un cajero de supermercado. Justamente, ¿alguien se fija en el ticket cuando retira las cosas del supermercado a ver si te cobraron de más o te cobraron algo que no es lo que llevás? Acá lo que importa no es lo que diga la boleta, sino el chip. Dicen que las máquinas no tienen almacenamiento, no es así. Depende, en definitiva, de lo que diga la empresa que se encarga del sistema. Esto, en el fondo, es una privatización del sistema electoral. La que pone las reglas es la empresa. Y habría que preguntarse… ¿Qué se gana con todo esto? ¿Que el escrutinio se haga dos horas más rápido? ¿A costa de qué? Más velocidad no es más transparencia.

-¿Hay antecedentes de fallas de sistemas similares?

-En el año 2015 fue impuesto por el entonces Jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri violando claramente la ley electoral que había sido aprobada por la Legislatura, que prohibía explícitamente la utilización de un sistema de voto electrónico. La maniobra fue simplemente cambiarle el nombre por «boleta única electrónica», a un sistema que siempre se llamó, fue patentado como, y evidentemente es, de voto electrónico. En esa oportunidad, tanto Juan Manuel Urtubey como Juan Abal Medina encabezaron una campaña de promoción del sistema en la CABA. Luego, en el año 2016, el ya presidente Mauricio Macri impulsó un proyecto de ley en el Congreso para adoptar este sistema a nivel nacional, que tuvo la férrea oposición del kirchnerismo y finalmente fue descartado. Pero dos años después, en 2018, el Jefe de Gobierno de CABA, Horacio Rodríguez Larreta, envió a la Legislatura un proyecto de ley para implantar este sistema (y ya no tener que realizar la maniobra de 2015), que fue votado a favor y defendido públicamente por el bloque kirchnerista, con Leandro Santoro, Carlos Tomada y Mariano Recalde a la cabeza. Quizás el caso más notable hoy del «panquequismo» respecto de este sistema sea el de Martín Lousteau, que en 2015 denunció públicamente las irregularidades y riesgos del sistema (pero calló judicialmente porque «había cosas más importantes en juego»), y hoy destaca sus virtudes.

-¿Cómo viste la capacitación hacia la comunidad? ¿La población sabe realmente cómo votar en el nuevo sistema?

-Con respecto a la capacitación, el sistema no es difícil de usar, aunque la interfaz de usuario está bastante mal diseñada. El problema es que ningún ciudadano (aunque sepa mucho de informática) puede saber a ciencia cierta qué está haciendo el sistema y qué no, qué manipulaciones podrían hacerse, qué tan secreto resultará el voto que está emitiendo. Interponer un sistema informático entre el votante y su voluntad electoral es quitarle a la persona control de su voto. Además de nunca haber puesto a disposición del público en general una máquina de votación con su software completo, al menos cuatro de los que hemos encontrado vulnerabilidades en el sistema fuimos incriminados en causas penales de distinta índole y perseguidos durante años (todos, finalmente, resultamos sobreseídos). Esto no es casual, y también ha ocurrido en otros países a lo largo de estos años, desde investigadores demandados por las empresas fabricantes (EE. UU.), hasta especialistas de seguridad desaparecidos durante más de una semana, como sucedió en India.

Del pendrive a la ausencia del código fuente

La semana pasaada la jueza electoral María Servini recibió un preocupante informe por parte del Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de la Nación sobre el sistema de voto electrónico (BUE) que se aplicará en la Ciudad de Buenos Aires donde subrayó varios puntos que “podrían requerir atención”. 

Entre otras alertas, surge que no se pudieron analizar a fondo los equipos debido a que la empresa proveedora del servicio no entregó “el código fuente, ni la documentación relacionada con seguridad”, según se desprende del informe en el que se destaca que no se realizó tampoco una reunión con la Dirección de Ciberseguridad porteña. 

Además, las pruebas fueron llevadas adelantes en equipos P6 con software demo de las elecciones de la Provincia de Salta, “por lo tanto, no es factible realizar apreciaciones que puedan tener un efecto comprobable en la versión final a utilizarse en CABA”.

Por si fuera poco, otro de los puntos que expone los riesgos de utilizar este sistema plantea que “se probó instalar un pendrive y fue reconocido por la P6, sin ninguna alerta, lo cual podría permitir la instalación de software o hardware malicioso”. En referencia a esto, el Consejo aclara que “no hay que olvidar que el equipo se conectará a la Red, en algunos casos del anillo de fibra de la Ciudad».

El informe lleva la firma de Eliseo Zurdo, director general de la Dirección de Auditoría Informática del Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de la Nación y fue a pedido de la jueza Servini.

Hasta del propio macrismo cuestionaron aspectos de la Boleta Electrónica. Hace dos semanas, en la prueba de pantalla de todas las agrupaciones en el Centro Cultural San Martín, desde la lista «Vayamos por Más» de Jorge Macri, informaron el desacuerdo con las similitudes que notaron entre los colores que le fueron asignados en el diseño de la pantalla de JXC con la que muestra el partido Principios y Valores, lo cual «puede prestarse a confusiones». En total, los diferentes partidos hicieron 15 observaciones.

Foto: TM

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