El domingo pasado, Tiempo sacó a la luz la situación por la que atraviesan los corsos de la Ciudad de Buenos Aires, organizados por las diferentes murgas porteñas. Horas antes de comenzar el desfile en los barrios, la Subsecretaría de Seguridad Ciudadana y Orden Público, dependiente del ministerio de Seguridad, junto a la cartera de Espacio Público que conduce Clara Muzzio, decidieron suspender al menos tres corsos: dos de Saavedra y uno de Lugano.

“En razón de haber detectado un incremento en la registración de hechos de violencia en zonas próximas a dichas locaciones, se torna inconveniente la realización de eventos masivos por razones de seguridad”, argumentó la cartera de Seguridad, que en este momento se encuentra acéfala al carecer de ministro, tras la licencia de Marcelo D’Alessandro, investigado por varios hechos de corrupción.

La suspensión de los corsos fue solicitada por Maximiliano Hernán, titular de la Subsecretaría de Seguridad Ciudadana, “a fin de resguardar el orden público y la integridad de los vecinos y concurrentes a los eventos”. Tras la censura a las murgas, desde diferentes espacios sostienen que el ministerio debería garantizar la seguridad y no retirarse de sus funciones pidiendo la cancelación de los eventos. Los murgueros denuncian que en realidad son cuatro los corsos suspendidos, al mismo tiempo que revelaron hechos de hostigamiento por parte de la policía porteña.

La situación es muy grave y muchos consideran que, desde la recuperación de las fiestas populares en democracia, nunca ocurrió un hecho similar. “Todas las murgas y organizadores de corsos estamos bastantes preocupados por esta situación. Hay otro corso en el barrio de Barracas que lo organizan cinco murgas de la 21-24 y el gobierno de la Ciudad todavía no sacó un escrito oficial, pero sí verbalmente le dijeron que no iban a poner seguridad y que no estaba autorizado el corso de Barracas, que son apenas dos fechas, sábado y domingo que viene”, cuenta a Tiempo Carlos Díaz, director del centro murga La Gloriosa de Boedo y delegado de las agrupaciones de carnaval de la Ciudad de Buenos Aires. “Esto es un ataque al carnaval y a los festejos populares”, agrega.

Desde la organización, aseguran que la suspensión de los cuatro corsos se dio de manera arbitraria e injusta. “Dos corsos ya venían funcionando sin ninguna denuncia de ningún tipo y sin que haya ocurrido ningún incidente, que son los de Saavedra; uno que se hace sobre la avenida Balbín pegado al Parque Sarmiento y el de Parque Saavedra, y el otro corso de Piedrabuena, en Villa Lugano, que tenía que arrancar este fin de semana y no se hizo”, suma Díaz.

El referente y delegado murguero explica que el ministerio de Seguridad porteño les comunicó que lo de Saavedra fue por una cuestión que pasó en el Barrio Mitre, que queda en Saavedra, pero que no tiene nada que ver con el corso y que “en Piedrabuena supuestamente los incidentes son por los cortes de luz, o sea la policía reprimió a los vecinos y vecinas y te suspenden el corso, que es un lugar de esparcimiento, de alegría, de fiesta de los vecinos y las vecinas. Así que la verdad es que creemos que todo esto va en contra del carnaval”, sintetiza.

La decisión del conjunto de las organizaciones y murgas es mantenerse en estado de alerta hasta la finalización de los corsos el fin de semana próximo, y el lunes 27 de febrero reunirse en asamblea y decidir qué tipo de medidas van a tomar. “Esto nos preocupa mucho y lo que decidimos por ahora es poder contar estos hechos de la manera que cada murga pueda, en los corsos donde salen, arriba de los escenarios, y después juntarnos la semana que viene y tomar medidas al respecto”, agrega Díaz: “Por esta suspensión, desde el ministerio de Cultura nos dijeron que a ellos el tema los excede y no podían resolver nada”.

Por último, el delegado murguero expuso otra problemática que acontece todos los años en las fiestas populares porteñas. “El gobierno de la Ciudad se llena la boca diciendo que defienden el carnaval y van a armar una fiesta a todo trapo en Avenida de Mayo y a las murgas que van sólo las invitan a participar. Pero después van artistas como el año pasado que fue Karina, este año El Polaco, y un Dj Set de la Fiesta Bresh y ahí desembolsan un montón de plata para pagarle a esos artistas”.

Hostigamiento policial en los corsos

Tras la censura a las murgas y la prohibición de varios corsos en diferentes barrios porteños, salieron a la luz otros hechos relacionados con situaciones de amedrentamiento por parte de la policía contra diferentes murgas. “Estamos muy preocupados también por el accionar de la policía de la Ciudad en varios corsos, donde ellos tienen que estar por una cuestión de prevención. Cada corso tiene seguridad de una empresa homologada frente al ministerio de Seguridad, que lo pone el ejecutivo porteño, y aparte cuenta con seguridad interna de los mismos compañeros y compañeras que organizan el corso, que son personas que conocen el territorio”, explica Carlos Díaz.

La policía porteña tiene la única función de estar en los alrededores, donde se encuentra el escenario y en los límites donde empieza el corso, y algunos efectivos caminando entre quienes asisten al lugar. “Lamentablemente, se vio en varios corsos demasiada presencia policial y con actitud prepotente. Alguna murga ha denunciado que en los lugares donde se juntan para salir con los micros, los policías los escoltan como si los integrantes de la murga fuesen una barra brava y los siguen a dónde van, entre otras situaciones”, detalla el referente.

El conjunto de delegados coincide en terminar lo que queda del carnaval “en paz” y disfrutar “como podamos”. Asimismo, consideran que “éste estado de situación es inédito y claramente tiene algún tipo de intencionalidad en contra del Carnaval”. Por último, recomiendan “no entrar en las provocaciones de la policía”.