Un oleoducto roto en Río Negro está generando el peor derrame de la Argentina en una década: supera los 3 millones de litros de petróleo. Las miradas apuntan a la connivencia de la gobernación. El Ministerio de Ambiente de la Nación envió una Brigada de Control Ambiental y busca que la empresa presente el seguro ambiental obligatorio, para que se haga cargo de los daños ocurridos.

La avería de un caño de 16 pulgadas, por la cual es responsable la empresa Oleoductos Del Valle (Oldeval), ocurrió el viernes a la mañana en la estación de bombeo de un oleoducto del área de Medanito, 20 kilómetros al sur de la localidad rionegrina de Catriel. Recién se informó el sábado, mientras 20 camiones especiales trabajaban para controlar (o mitigar) la situación.

Tras 96 horas sin data oficial, el gobierno provincial confirmó esta tarde, de acuerdo a información otorgada por la firma, que el volumen de crudo que llegó a la superficie fue de 3.200 metros cúbicos: equivale a 3,2 millones de litros. Unos 20.100 barriles. Las autoridades de Río Negro indicaron también que Oldeval presentó un plan de remediación ambiental provisorio, pero evitaron dar detalles hasta ser analizado por el gobierno. La cifra causa sorpresa y estupor: el ejecutivo rionegrino y la propia empresa estimaban 2.000 m3. Hasta ayer se habían “recuperado” 1400 m3. Para hacerse una idea de la magnitud, en ninguna de las dos roturas de ese oleoducto ocurridas en los últimos 30 años se superaron los 1500 m3.

Los motivos y la magnitud del desastre “aún están siendo investigados”, afirmaron desde la cartera ambiental de la Nación. La Brigada de Control Ambiental se desplazó a Río Negro para realizar una inspección y evaluar el daño ambiental ocasionado. “Así como lo estipula la ley general del ambiente, el Ministerio tiene que estar dispuesto a acompañar rápidamente a las provincias frente a situaciones de riesgo ambiental como la que se acaba de presentar en Rio Negro”, apuntó el secretario de Control y Monitoreo Ambiental, Sergio Federovisky, y acotó: “No solo dispusimos la gestión de la Brigada de Control Ambiental para evaluar los daños sino también la exigencia de reclamar el seguro ambiental obligatorio y, de existir, ejecutar la póliza correspondiente para que el daño no recaiga sobre el Estado y los ciudadanos”.

La cartera que conduce Juan Cabandié intimará a Oldelval a que presente la póliza del seguro ambiental obligatorio que la ley exige para realizar sus servicios. El artículo 22 de la Ley General de Ambiente N° 25.675 sostiene que aquellas actividades riesgosas que potencialmente puedan conllevar un incidente ambiental deben contar con una garantía financiera para responder por los siniestros que pudiera causar, lo que sirva para mitigar los posibles pasivos ambientales generados.

La notificación fue enviada a la empresa el sábado. Tenía 48 horas para responder. Hasta el martes temprano no lo había hecho. Si la compañía no cuenta con el mencionado seguro “se iniciarán las acciones legales correspondientes para que sea la empresa que provocó el daño la que remedie sus consecuencias y se haga responsable por lo ocurrido”, anunció Federovisky. Y anunció que esta semana ya se inició un expediente administrativo con un sumario “para establecer las responsabilidades que eventualmente puedan ser motivo de querella penal contra la empresa, para garantizar que se ejecuten todas las tareas correspondientes de remediación del daño ambiental”.

Impacto, hedor y pelopincho

«Está claro que las imágenes son impactantes y siempre un derrame de petróleo tiene un impacto serio. No es inocuo y no podemos de ninguna manera subestimar esa situación», amplió Federovisky en declaraciones radiales.

Lo primero que dispuso Ambiente es contener la contingencia para evitar que el crudo siga fluyendo: “colocar las barreras de contención, recuperar la cantidad de crudo que se pueda recuperar y hacerle un tratamiento como corresponde». Más a largo plazo llegará la cuestión de determinar si se trató de una desidia, una negligencia, o un error en la operación del oleoducto.

La autoridad de aplicación en referencia al ducto es el área de Energía de la Nación. Pero en referencia a lo ambiental, es la Provincia de Río Negro. “Desde el viernes estamos monitoreando todas las acciones”, aseguró Dina Migani, secretaria de Ambiente y Cambio Climático de Río Negro. «Es por eso que la Secretaría supervisa de cerca los trabajos de contención en la zona y el posible impacto ambiental para que, una vez comenzados los trabajos de recuperación, el lugar quede lo más parecido posible a antes del derramamiento». Migani indicó que el Departamento Provincial de Aguas (DPA) tiene colocados freatímetros en diferentes puntos: «hace poco tiempo, el DPA realizó un análisis en base a los estudios del freatímetro, por lo cual tenemos una línea de base para comparar con tomas de muestras que se harán luego del derrame»,

El titular de la Asociación de Abogados Ambientales de Argentina, Enrique Viale, hizo hincapié en la falta de control de un estado provincial que tiende a ponerse del lado de las firmas, y lo ejemplificó en que “la secretaria de Ambiente de Río Negro, Dina Migani, fue dueña de una empresa química que es proveedora de las petroleras que operan en la provincia que tiene que controlar. Ahora los dueños son sus hijos”.

La Provincia asegura que el exigirá a la empresa un plan de reforestación de la zona afectada, y la contratación de un veterinario, que ya trabaja en el lugar con un tráiler, donde analiza la situación de la fauna de la zona. También fueron rápidamente flotas de bomberos, teniendo en cuenta que el petróleo es inflamable.

De acuerdo a lo publicado por el diario Río Negro, Oldelval informó ayer que ningún curso de agua fue afectado por el incidente y que ya recogió todo el crudo vertido sobre la superficie. Tampoco llegó petróleo a la laguna artificial que hay en el yacimiento. Fuentes de la firma le aseguraron al medio rionegrino que el siniestro no encaja con una posible saturación por la sobreproducción en Vaca Muerta: el oleoducto llevaba el hidrocarburo desde la planta de bombeo en Medanito hasta Puesto Hernández. No pasa por allí la producción de Vaca Muerta.

El intenso hedor a petróleo impregna aún el “punto cero” (como le dicen los operarios) del incidente ambiental. Más de 100 personas trabajan en el lugar, unos 5 kilómetros tierra adentro por la Ruta Nacional 151. La primera etapa de mitigación se cerró ayer a las cuatro de la madrugada cuando la última gota de petróleo cayó sobre una pileta Pelopincho colocada debajo del caño roto. Las próximas etapas serán las más difíciles con consecuencias aún inestimables.