El 24 de junio pasado, en una entrevista en Radio del Plata, el jefe de Gobierno porteño aseguró que en los próximos meses avanzaría con el Metrobus Sur en la Avenida Paseo Colón. Cuando le preguntaron por la escuela Isauro Arancibia, que funciona allí desde hace 18 años y a la que asisten 300 jóvenes en situación de calle, Horacio Rodríguez Larreta afirmó: «Será relocalizada en un lugar mejor.» Las autoridades del colegio nunca recibieron un llamado del Ejecutivo porteño sobre esta supuesta mudanza, ni siquiera después de sufrir el miércoles pasado un extraño robo en el que una patota ingresó y sustrajo elementos fundamentales con los que trabajan los jóvenes de la institución. «Se llevaron un horno industrial de panadería, dos cafeteras industriales, tres microondas, una balanza, delantales, termos eléctricos y todos los insumos del taller de panadería», afirmó Susana Reyes, directora del Arancibia. 

El robo se produjo durante la madrugada. Un grupo de personas intentó ingresar primero al Sitio de Memoria El Atlético, ubicado a metros de la escuela, también sobre el trayecto proyectado del Metrobus Sur. Como es Monumento Histórico, una demolición allí es inviable. Se alejaron del ex centro clandestino de detención, al parecer, por los gritos de unos transeúntes, y luego entraron por la puerta trasera del colegio, sobre la calle Cochabamba. «Hicieron palanca con la puerta y entraron por el jardín, que es uno de los lugares que estamos refaccionando», acotó Reyes. 
Murata, empresa de seguridad que utiliza el Ministerio de Educación, dispuso desde hace un año que una persona custodie el edificio. Sin embargo, «nadie vio ni escuchó nada, pese a que, por ejemplo, el horno industrial que se llevaron es muy pesado. Esto nos genera bronca e impotencia, porque nos patearon las puertas de nuestra casa. Acá encontramos tranquilidad y un refugio”, dijo Dante, 27 años, ex estudiante del colegio y actual operador (nexo entre docentes y alumnos). «Quisieron arruinar nuestro laburo, pero no nos van a quebrar. Llegué estando en situación de calle y estar acá me cambió la vida. Vamos a seguir, ayudándonos entre todos», acotó Horacio, de 40, también ex estudiante y a cargo del taller de bicicleta. 
Luego de denunciar el robo, docentes y alumnos se reunieron en asamblea. «Tenemos miedo de que nos saquen este espacio que nos permite dejar a nuestros hijos y, a la vez, estudiar nosotros, pero somos un colectivo que tiene más fuerza que el Metrobus», dijo una de las estudiantes. El colegio tiene jardín maternal, escuela primaria de niños y adultos, y secundaria por el Plan Fines. Además, dicta talleres de fotografía, revista, radio, panadería, costura y peluquería.

Tras conseguir que la Legislatura estableciera una partida de $ 14 millones para refaccionar el colegio, los 47 docentes y los 300 alumnos tienen incertidumbre sobre su futuro. El Isauro Arancibia es una institución de tres plantas, que genera un sentido de pertenencia entre los estudiantes, muchos de ellos jóvenes en situación de calle. En 2014, Carlos Regazzoni, entonces subsecretario de Gestión Económica Financiera del Ministerio de Educación porteño, les prometió: «Acá no va a haber un Metrobus», y los pibes lo obligaron a que lo dejara por escrito en el libro de actas de la escuela. En la conferencia de prensa posterior al robo hicieron público ese documento, y gritaron, todos juntos, que «el Isauro no se toca». 

Situación de calle: creció entre 20 y 40%

La población en situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires aumentó entre un 20 y un 40% en lo que va de 2016 respecto del año pasado, según afirmaron organizaciones que trabajan con la problemática. A su vez, desde el Gobierno porteño se informó que el promedio de llamados a la línea gratuita de asistencia social se incrementó un 50 por ciento.

El informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, publicado en abril pasado, indicó que en el primer cuatrimestre de 2016 unas 315 mil personas cayeron en la indigencia en todo el país y se sumaron un millón 400 mil nuevos pobres. La ONG Médicos del Mundo afirmó que las personas que viven en las calles porteñas son más de 16 mil, y las organizaciones toman este número en el que se incluye no sólo el que está en la calle, sino a toda la población que reside en paradores, recibe subsidios habitacionales o corre riesgo de desalojo.

Por otro lado, desde el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño se explicó que en la línea 108, un número gratuito al que llaman personas en situación de calle o vecinos cuando ven a alguien en situación de vulnerabilidad, «el año pasado se recibió un promedio de 200 llamadas diarias, y este año unas 300, siempre en el período comprendido entre junio y agosto».