La invasión rusa en Ucrania domina todos los flashes, debates y coberturas. Y desplazó de la opinión pública a la pandemia. Pero en ese país del este europeo, el Covid–19 no se extinguió. Lo que se frenó, en todo caso, ante el desastre humanitario de la guerra y la emergencia, fue el conteo de casos, los cuidados y la vacunación. Con el hacinamiento, las bajas temperaturas y los hospitales colapsados, alertan un posible aumento de contagios que incluso puedan impactar en otros países de la región.

Quien busque el Google la cantidad de casos de Coronavirus en Ucrania se encontrará con una línea que cae en picada. Hasta cero. Los casos dejaron de contabilizarse el 26 de febrero. En esos días ya comenzaron las preocupaciones por las consecuencias no solo sociales, económicas y humanas del conflicto, sino también sanitarias porque, a diferencia de otras guerras, ésta se da en medio de una pandemia.

Días atrás, mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunciaba el primer envío con asistencia médica a  Ucrania que incluyó 36 toneladas métricas de suministros para operaciones quirúrgicas de emergencias, el director general de la agencia de la ONU, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, indicó que antes del inicio de la ofensiva en Ucrania la Organización pudo distribuir suministros de emergencia en 23 hospitales: “Hay una necesidad urgente de establecer un corredor para garantizar que los trabajadores humanitarios y los suministros tengan un acceso seguro y continuo para llegar a las personas necesitadas”.

Reveló que antes del inicio de la ofensiva en Ucrania el país había experimentado un reciente aumento de casos de Covid-19. Y la ausencia de testeos puede implicar que haya una importante transmisión de la enfermedad sin detectar. “Junto con la baja cobertura de vacunación, esto aumenta el riesgo de que un gran número de personas desarrollen una enfermedad grave. La escasez crítica de oxígeno tendrá un impacto en la capacidad de tratar a los pacientes con Covid-19 y muchas otras enfermedades”, alertó.

No se puede esperar

Al menos tres de las principales plantas proveedoras de oxígeno de Ucrania cerraron en estos días. El doctor Mike Ryan, director de Emergencias de la OMS, explicó que la semana pasada unas 2000 personas necesitaban oxígeno por causas relacionadas con el coronavirus y que ese número aumentará con las intervenciones quirúrgicas u otras causas médicas. “El oxígeno no sólo salva vidas para el COVID. El oxígeno salva vidas y punto. Lo necesitas cuando lo necesitas. No puedes esperar a mañana para tener oxígeno. No puedes esperar hasta la semana que viene. No se puede poner en una lista de espera. El oxígeno te salva la vida ahora y cuando lo necesitas, lo necesitas. Ucrania lo necesita”, remarcó.

Hasta ayer, 1.735.068 personas abandonaron Ucrania. Poco más de un millón lo hizo a Polonia. Y otros 300 mil a Hungría y Eslovaquia. La región también está en alerta por posibles consecuencias virósicas de esas huidas. Tanto Tedros como Ryan apuntaron la posibilidad de que los grandes desplazamientos de población contribuyan a un incremento de la transmisión de la enfermedad, una circunstancia que probablemente aumentará la presión de los sistemas sanitarios de las naciones vecinas a Ucrania: “Cada vez que se altera a una sociedad de este modo y se pone a millones de personas en movimiento, las enfermedades infecciosas se aprovechan de ello. La gente está apiñada, estresada, no come, no duerme bien, es muy susceptible de sufrir, en primer lugar, una infección, y es más probable que la enfermedad se propague”.

Difícil de imaginar

A falta de cobertura en la zona de guerra, algunos países de Europa que se preparan para recibir refugiados están activando sus propios planes de mitigación y prevención. Uno de ellos es Italia donde los refugiados ucranianos que escapen de la invasión rusa serán sometidos a pruebas diagnósticas del coronavirus en las 48 horas siguientes a su entrada a la península. A todos ellos se les ofrecerá la vacunación, según una nueva directiva del Ministerio de Sanidad italiano, que alerta de que la cobertura con la vacuna en Ucrania es una de las más bajas de Europa: «Según los datos disponibles en el momento de redactar este informe, la cobertura de vacunación contra el COVID-19 en Ucrania se sitúa en torno al 35 por ciento de la población, una de las más bajas de Europa».

No solo con las vacunas contra el Covid. El sarampión, por ejemplo, ya era un problema sanitario antes del conflicto bélico. El Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría, subraya que los brotes recientes de poliomielitis y sarampión amenazan la salud en Ucrania con una cobertura de vacunación subóptima (80% y 82%, respectivamente, en 2021), y la prevalencia del VIH y la tuberculosis (TBC), incluida la tuberculosis multirresistente, se encuentran entre las más altas de Europa.

Además, remarcaron que en 2021 se confirmó en Ucrania un brote de poliomielitis (poliovirus circulante tipo 2 derivado de la vacuna, VPdv2), con dos casos de parálisis (detectados en octubre y diciembre de 2021) y un total de 21 personas en dos provincias (Rivne y Zakarpattya) que dieron positivo a VPdv2 en muestras de heces. En respuesta, se había iniciado el mes pasado una campaña de vacunación a nivel nacional dirigida a todos los niños subvacunados (aquellos que tienen ninguna o solo una dosis) de entre 6 meses y 6 años, que fue suspendida por el conflicto, “lo que aumenta el riesgo de una mayor propagación”.

En la semana del 21 al 27 de febrero, la última en la que informaron casos de Coronavirus, las autoridades sanitarias ucranianas habían informado más de 240.000 casos semanales y 1300 muertes por covid. Pero en Ucrania la atención sanitaria ya no se ocupa, ni se puede ocupar, solo del virus. En orden de prioridades, las autoridades definieron: la atención a las personas con heridas y traumatismos relacionados directamente por los ataques; el impacto causado por el cese o la restricción de los servicios sanitarios básicos: gestantes y periodo perinatal, quimioterapia, diálisis, etc.; la diseminación de enfermedades infecciosas: covid, sarampión, polio, tuberculosis; también las infecciones gastrointestinales por la destrucción de infraestructuras sanitarias básicas (agua de consumo, aguas residuales) y la interrupción de las vacunaciones; salud mental y psicosocial, por el estrés, la ansiedad y el miedo llevados a extremos difíciles de imaginar.

Hay otra consecuencia de la guerra en relación al Covid, pero en este caso no atañe a Ucrania, sino a otras regiones más cercanas: una de las sanciones contra Rusia desde Estados Unidos y Europa afectó al fondo que comercializa la vacuna Sputnik V, el fármaco que se distribuye en casi una decena de naciones latinoamericanas.