Este viernes la política nacional estuvo atravesada por distintos cruzamientos extranjeros. La jornada arrancó con un durísimo artículo del semanario inglés conservador The Economist hacia Javier Milei definiéndolo como «un riesgo para la democracia»; siguió con el fallo a medida de los Fondos Buitre contra el Estado nacional por la nacionalización de YPF; y finalizó con algo más inesperado: el apoyo de Elon Musk a Javier Milei. Y una sombra de fondo: el enorme potencial del litio argentino, un mineral clave para los negocios del dueño de X, el ex Twitter.

El origen fue la visita a nuestro país del periodista republicano, ex conductor de Fox News (y «echado» de la emisora por su ultra trumpismo) Tucker Carlson. Su objetivo en nuestras tierras fue el de entrevistar al candidato presidencial por La Libertad Avanza (LLA), de quien no oculta su simpatía. El encuentro se dio el miércoles.

En su llegada, el periodista fue recibido por el consultor político y asesor de Milei, Fernando Cerimedo y también se reunió con el publicista de La Libertad Avanza, Santiago Oría. Tras su partida de la clásica emisora republicana, sus entrevistas las sube a X, donde tiene decenas de millones de seguidores. Días atrás entrevistó a Donald Trump, y también generó polémica al hablar con Larry Sinclair, un hombre que afirmó haber tenido sexo y fumado crack con Barack Obama en un bar en 1999.

Ese mismo conductor y periodista norteamericano ahora vino a buscar ensalzar la figura de Milei (resistido, al menos por ahora, por los propios «mercados» que él apoya). En las últimas horas escribió (tuiteó) en la red social X: «Enemy of the Washington Post and probably the next president of Argentina». En la foto se lo ve junto a Milei con plena sonrisa.

La aparición de Elon Musk

Quien salió a comentar fue, precisamente, el propietario de X y de SpaceX, Elon Musk, con solo cinco palabras que despertaron el fervor libertario: «Would be quite a change». En español: “Sería un buen cambio”.

El que no dejó pasar la oportunidad fue el propio Milei, que tras conocerse el mensaje, tuiteó invitándolo a venir al país el año próximo en caso de ser presidente: «You both are more than welcome to come to Argentina next year if we succeed!».

Horas después, el magnate eliminó su mensaje, pero la intención ya estaba consumada. Hay una realidad detrás: la Argentina cuenta con recursos naturales de gran interés para los negocios de Musk, especialmente los centrados en la energía renovable.

Las sospechas tienen dos fundamentos. Los internos ofrecidos por el propio sector de LLA, y los externos relacionados a los antecedentes de Musk. Sobre el primer punto no solo están las opiniones vertidas por Milei sobre su intención de desprenderse de las empresas públicas como YPF (y el fallo de ayer de la justicia estadounidense fue un eslabón más para su discurso antiestatal) como así también de avalar la privatización de recursos naturales, sin ningún prurito. Lo último fue su promoción de que las empresas manejen cauces de agua, y que de esta forma habría menos contaminación.

Pero la relación entre Musk, el litio y las políticas que promueve el sector libertario no se circunscriben solo a sospechas ni a la figura de Milei. La propia Diana Mondino, posible canciller de un gobierno del actual diputado, respondió el comentario de un usuario (@dolaricemos) que dijo: «Qué quilombo mediatico sería ver a Musk en argentina anunciando la construcción de una mega fábrica de baterías… el litio esta aca. Clave los vínculos en el DC». Mondino le respondió: «En eso estamos».

El antecedente de Musk

No sería la primera vez que Musk se interesa por los recursos naturales y la política de la región. Hubo un antecedente cercano: Bolivia, en 2020. El país andino es el que cuenta con la mayor cantidad disponible de litio del mundo. Junto con la Argentina y Chile forman el Triángulo del Litio, reuniendo el 60% de este mineral disponible en el planeta. La mitad de eso lo tiene Bolivia, claro que hay que extraerlo. Y como siempre la discusión de quién lo haría.

En ese contexto, en junio del 2020, Musk dedicó una serie de tuits a criticar medidas sociales del gobierno estadounidense y mencionó la necesidad de hacer lo que «mejor» para la población. Se trataba de una discusión política local. Hasta que un usuario le habló desde Bolivia: «¿Sabes lo que no era lo mejor para la gente? El gobierno de los Estados Unidos organizó un golpe de estado contra Evo Morales en Bolivia para que pudieras obtener el litio allí«.

Entonces Musk respondió sin tapujos: “¡Derrocaremos a quién queramos! ¡Lidien con eso!”. Su mensaje despertó críticas de diferentes sectores y lugares incluido Evo Morales, que opinó: «Elon Musk, dueño de la fábrica más grande de autos eléctricos, dice sobre el golpe de Estado en Bolivia: “Nosotros golpearemos a quien queramos”. Otra prueba más de que el golpe fue por el litio boliviano; y dos masacres como saldo. ¡Defenderemos siempre nuestros recursos!».

Las acciones de Tesla, su empresa de autos eléctricos cuya parte fundamental es la batería con litio, se triplicaron desde el Golpe de Estado en Bolivia, comandado por Jeanine Áñez, condenada el año pasado por el hecho y las masacres civiles cometidas durante el proceso.

Según relata un artículo que publicó Nodal en 2020, Marcos Pumari, presidente del comité cívico potosinista (Comcipo) y candidato en las últimas elecciones a vicepresidente en el binomio por “Creemos”, junto a Fernando Camacho fue quien lideró, antes del golpe de estado, una feroz movilización con bloqueos y huelga de hambre en contra del proyecto de desarrollo industrial nacional de baterías de litio en el departamento de Potosí donde se encuentra la reserva más importante de litio.

Esta movilización regional con bloqueos duró casi dos meses para que el 7 de octubre del 2019 dos semanas antes de las elecciones generales del 20 de octubre del 2019, anunciara una huelga general indefinida, exigiendo a Evo Morales la anulación del decreto supremo 3738, sobre la industrialización del litio del Salar de Uyuni.

El estado boliviano a través de Yacimiento Petrolíferos Bolivianos (Y.P.B.) se asociaba con la empresa alemana ACI Systems, con el fin de de la instalación de una planta de materiales catódicos y baterías de ion litio destinadas al mercado europeo. Potosí recibiría una regalía del 3%. De esa manera Estados Unidos (y sus empresas del sector, que tienen a Elon Musk como abanderado) había quedado afuera del proyecto de industrialización del litio boliviano. Hoy el país del altiplano está decreciendo en producción respecto a sus vecinos, Chile y la Argentina.

El potencial de litio argentino

Hay otra verdad. Hoy en día el litio ya es explotado casi en su totalidad por empresas extranjeras. Sobresalen la australiana Allkem y la norteamericana Livent (que explotan los mayores salares en la actualidad, ubicados en Jujuy y Catamarca), que pocos meses atrás anunciaron su fusión.

Hay más de 30 proyectos que les siguen, algunos con pruebas piloto, otros en etapa de exploración. La mayoría de firmas extranjeras. China y Australia son dos potencias en el rubro. Europa también avanza con el agregado de valor, a pesar de no contar con el recurso natural.

Así lo definió Roberto Salvarezza, titular de YTEC, la firma tecnológica de YPF: “Es un tema de decisión política. Los países que más progresan son los que agregan valor. Europa no tiene litio y sin embargo está construyendo gigafactorys para producir baterías. Industrializarlo acá es trabajo, riqueza y soberanía. Si no estaremos siempre destinados a exportar carbonato de litio a un precio y comprar las baterías hasta diez veces más caras”.

Este mes YTEC inaugurará junto con la Universidad de La Plata la primera planta de producción de baterías de litio del país. Un hito para el país. El año que viene se sumará Santiago del Estero, que quintuplicará los números.

Extranjerización

Hoy el litio es el mineral que más rápido está creciendo en explotación en la Argentina. La secretaria de Minería, Fernanda Ávila, afirmó que la Argentina pasará de las actuales exportaciones de 34.000 toneladas de carbonato de litio a 400.000 toneladas en los próximos años. Lo declaró en el foro energético organizado por la Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina (Amcham).

“El complejo litio pasó de ser el 6 por ciento de las exportaciones mineras en 2021 al 18 por ciento en 2022, con proyecciones de seguir creciendo en 2023”, destacó días atrás un informe de la Bolsa de Comercio elaborado por los economistas de la BCR Emilce Terré y Guido D’Angelo.

El trabajo subraya que “el complejo viene de triplicar su volumen de divisas y romper récords en el comercio exterior en 2022” y asegura que “con un prometedor primer semestre de 2023 y grandes perspectivas para el resto del año, también proyecta un horizonte promisorio a futuro”.

De esta manera puede pasar de ser el 18° complejo exportador del país a ubicarse en el quinto puesto antes de que termine la década: el volumen de inversiones alcanzaría a multiplicar por diez las exportaciones.

También se discute cómo se extrae: hoy las empresas se llevan la materia prima al exterior, donde se le da valor. A nivel nacional, apenas sobresale YPF a través de YTEC que están avanzando en Catamarca.

Sales de Jujuy.

Con la reforma constitucional del ’94, son las provincias las que deciden sobre sus recursos naturales. En el litio es un problema, porque no hay una política unificada nacional. Mientras jurisdicciones como La Rioja lo declararon “recurso natural estratégico” y de “interés público”, suspendiendo permisos de exploración a privadas, otras como Jujuy apuntan a tener una empresa provincial (en su caso, Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado) que hace alianzas con extranjeras en un rol minoritario –8,5% de participación– a través de la exportación del carbonato de litio con el que luego fabrican afuera las baterías. En el medio están las comunidades.

La extranjerización en el litio es casi total. Todos los salares de la Puna argentina se encuentran pedimentados. Los capitales son de Estados Unidos y Canadá, Australia, China, Corea y Francia. Luego tenés a los fondos de inversiones. Corporaciones como ByD y Tesla también componen acciones en los proyectos extractivos”, dice Melisa Argento, Doctora en Ciencias Sociales (UBA-UNR-Conicet-IEALC).

«Puede haber un Estado soberano que controle el recurso y sea igualmente extractivista –acota–, con lo
cual no estaría de acuerdo. Para mí la soberanía comprende el respeto a los territorios y la autodeterminación, la implementación de la consulta previa libre e informada. Una moratoria sobre los proyectos extranjerizados y un control del Estado para cuidar la naturaleza; reducir los impactos socioambientales, estudiar el comportamiento integral de las cuencas para no alterar los ecosistemas ni destruirlos”.

Martina Gamba, investigadora del Conicet, del Centro de Tecnología de Recursos Minerales y Cerámica (CETMIC) de la Universidad de La Plata, citó tiempo atrás a Laura Richardson del Comando Sur de EE UU y al informe para la Secretaría de Estado de su país “donde decía claramente que el mercado más beneficioso para invertir en litio era Argentina, por ser el más desregulado del mundo. Aquí se considera como un recurso ordinario. Y a diferencia de Chile, donde el Estado Nacional genera los contratos con las empresas, aquí las exigencias son casi nulas. Se les deducen un montón de impuestos para fomentar la actividad. La ley de inversiones mineras pone un tope del 3% a las regalías –que es lo que dejan en las provincias– de lo que las propias empresas declaran en boca de mina. En Chile las regalías son del 40%”.

Si ese es el panorama hoy, habría que imaginarse qué puede suceder a partir de las elecciones y el futuro venidero en el país.