«Este caso trata sobre el futuro de Internet y sobre si Google alguna vez enfrentará una competencia significativa en las búsquedas». Las palabras del abogado del Departamento de Justicia, Kenneth Dintzer, fueron un preludio de la decisión del gobierno de Estados Unidos de ir contra el gigante tecnológico.

Según el Departamento de Justicia estadounidense, la compañía tecnológica cimentó su posición dominante en la red con supuestos contratos ilegales con empresas como Samsung, Apple y Firefox para que instalen su motor de búsqueda de forma predeterminada en sus teléfonos inteligentes y servicios.

La compañía que acapara el 91% del mercado de búsquedas dice que se está tratando de castigar su éxito. Ahora será un juzgado estadounidense el que estudiará si abusó de su posición acordando la preinstalación de sus servicios con los fabricantes de dispositivos.

Durante el proceso habrá un centenar de testigos que van a declarar ante el juez federal Amit Mehta durante las diez semanas de audiencias previstas.

Merecimientos

«Nuestro éxito es merecido», afirmó Kent Walker, director jurídico de Alphabet, la empresa matriz de Google, en un comunicado.

«La gente no utiliza Google porque no tenga otra opción, sino porque quiere. Es fácil cambiar el motor de búsqueda predeterminado, ya no estamos en la era de los módems y los CD-ROM», añadió.

Se trata de la demanda antimonopolio más grande presentada contra un gigante tecnológico desde que el Departamento de Justicia se enfrentó a Microsoft hace más de 20 años por el dominio del sistema operativo Windows.

«Incluso para Washington DC, creo que hoy tenemos la mayor concentración de trajes azules que en cualquier otro lugar», bromeó Mehta, observando a las decenas de abogados reunidos en el tribunal.

Cuando en 1998 el entonces gobierno de Estados Unidos fue contra Microsoft (con quien acordó en 2001), Google era entonces «el favorito de Silicon Valley como una startup pujante que proponía una forma innovadora de hacer las búsquedas en la naciente Internet», relató el Departamento en su querella: «Ese Google desapareció hace mucho tiempo».

Y acotó: «Haremos un seguimiento de lo que hizo Google para mantener su monopolio… No se trata de lo que podría haber hecho o debería haber hecho, sino de lo que hicieron».

«Retrógrado»

La demanda se centrará en los contratos que el gigante tecnológico firmó con fabricantes de dispositivos, operadores de telefonía móvil (como T-Mobile o AT&T) y otras compañías. A través de ellos, según el gobierno, dejó pocas posibilidades de competir a sus rivales, como Bing (Microsoft) y DuckDuckGo.

Google, cuyo nombre se volvió incluso un verbo para describir la acción de buscar en Internet, controla el 90% de este mercado en Estados Unidos y en todo el mundo, gracias a las búsquedas en teléfonos inteligentes, especialmente en los iPhone (Apple) y aquellos que funcionan con el sistema operativo Android, propiedad de Google, donde incluso sugiere lecturas o búsquedas, en línea con Chrome y YouTube, productos de su emporio tecnológico.

La administración Biden, frente a Google.
Foto: ANDREW-CABALLERO-REYNOLDS

El grupo californiano, fundado en 1998 por Sergey Brin y Larry Page, asegura que la popularidad de su motor de búsqueda se debe a la calidad de su servicio.

«Este es un asunto retrógrado. Estamos en una era de innovación sin precedentes, avances en inteligencia artificial, nuevas aplicaciones y nuevos servicios que están creando más competencia y más opciones para el público que nunca», aportó Walker.

Google y Microsoft se enfrentan hoy en una carrera frenética por la Inteligencia Artificial, compitiendo con chatbots y otros asistentes digitales que inundarán la mayoría de las tareas en línea. En este caso, Microsoft ganó una primera batalla gracias a su inversión en OpenAI, la startup que desarrolló ChatGPT.

«Cuidadosa consideración»

Además, una demanda paralela acusa a Google de ejercer presuntamente un control monopolístico del mercado de la publicidad digital auspiciada por el control en los servicios de búsqueda. En síntesis, Google está acusada de dominar las búsquedas en internet mediante acuerdos anticompetitivos.

La clave del argumento de la multinacional es que creó una tecnología superior al resto que los colocó en la cima del mercado y que es la decisión libre de los usuarios la que les generó estar donde están. De hecho, durante el proceso de acusaciones del Departamento de Justicia, Google se anotó una pequeña victoria al ser desestimadas algunas demandas que sugerían que que el diseño de su página de resultados de búsqueda había perjudicado a rivales como Expedia o Yelp.

El juez insiste en que se debe demostrar que cada actuación por separado es monopolística y no que una serie de acciones “violan acumulativamente» la ley antimonopolio. “Apreciamos la cuidadosa consideración del Tribunal y su decisión de desestimar las reclamaciones relativas al diseño de la Búsqueda de Google. Nuestros ingenieros crean la Búsqueda para brindar los mejores resultados y ayudarlo a encontrar rápidamente lo que está buscando. Las personas tienen más formas que nunca de acceder a la información y eligen utilizar Google porque es útil”, sostuvo desde entonces Kent Walker, el director jurídico de la multinacional.

Apelación

Si el juez Amit Mehta falla a favor del Gobierno y los 38 Estados que se sumaron a la demanda, el grupo podría verse obligado a dividir sus actividades o a cambiar su modo de funcionamiento.

La compañía ya fue multada con más de 8.200 millones de euros (8.800 millones de dólares) por varias infracciones de la ley anticompetencia en Europa, aunque algunas de estas decisiones están bajo apelación. En el Viejo Continente también apuntan a las empresas de redes sociales por el funcionamiento (y el manto de oscurantismo que los rodean) de los algoritmos.

Joe Biden también se juega mucho en este proceso aunque lo une a su antecesor, ya que la demanda fue iniciada por la administración del republicano Donald Trump.

Cualquiera que sea el desenlace del juicio, es casi seguro que la sentencia será recurrida por alguna de las partes, lo que podría alargar el proceso varios años. Ya con otra administración en el gobierno.

«Así que quienes quieran regular la tecnología no deben desesperarse si el gobierno pierde este asalto –afirmó Lopatka–. Pero sería una derrota significativa».

Billones

En la actualidad, Alphabet, la empresa matriz de Google, tiene un valor de 1,7 billones de dólares y emplea a 182.000 personas. La mayor parte del dinero procede de los 224.000 millones de dólares anuales en ventas de publicidad que fluyen a través de una red de servicios digitales anclada en un motor de búsqueda que registra miles de millones de consultas al día.