Ahora que los movimientos de mujeres de la Argentina lograron instalar la lucha por la igualdad de derechos en la agenda pública y minimizar las escenas de machismo explícito en los medios, lo que sucedía hasta hace muy poco tiempo podría parecer  lejano. Ayer nomás, la clásica cobertura periodística de verano consistía en enfocar los cuerpos de las mujeres jóvenes por asalto en las playas del país, y transmitir los “concursos de colas” auspiciados por marcas de moda. En el programa más visto de la televisión argentina, Marcelo Tinelli -conductor y máxima estrella de la farándula vernácula- escalaba hasta la cumbre del rating cuando cortaba las polleras de las mujeres que participaban de una competición de baile con una tijera, de manera que la cámara pudiera tomar hasta el último pixel de piel a voluntad.

En 2015, cuando una cantante denunció haber sido víctima de golpes y maltrato durante su matrimonio en uno de los envíos más tradicionales de la TV, la anfitriona del programa y diva máxima del espectáculo nacional, Mirtha Legrand, le preguntó:  “¿Pero vos que hacías para que él te pegara?”. En la misma línea, un conductor de trayectoria encendió el debate al preguntarle a una víctima de acoso en el transporte público: “¿Y vos cómo estabas vestida?

Los diarios también escribieron su versión machista de la historia. En 2014, fue noticia en todos los medios del país el asesinato de Melina Romero, tras varios días de sometimiento sexual después de festejar su cumpleaños en un boliche de San Martín. Su cuerpo fue molido a golpes, envuelto en bolsas y luego descartado en un arroyo. Mientras la Policía buscaba su cadáver, el portal digital del diario Clarín tituló: “Una fanática de los boliches que dejó la secundaria”.

Lo que hasta ayer era moneda corriente en las noticias comenzó a dejar de serlo cuando el reclamo de las mujeres conquistó la calle y se volvió imposible de soslayar a los ojos de los medios. El primer termómetro de esta revolución fue el lugar en el que todo comenzó: el Encuentro Nacional de Mujeres, que se desarrolla con frecuencia anual y en diferentes ciudades del país desde 1986. En el año de su aparición, participaron de la jornada 1.000 personas, mientras que desde 2015 el promedio de convocatoria es de 60.000 mujeres. Entonces, las participantes comenzaron a reclamarle a los medios que las coberturas periodísticas del encuentro dejen de poner el foco en las pintadas en los edificios públicos y la “impudicia” de los torsos desnudos frente a la Catedral metropolitana: allí había una multitud de mujeres de todo el país debatiendo en más de 70 espacios de capacitación.  

También fue crucial el nacimiento del movimiento feminista  ´Ni una menos´, que el 3 de junio de 2015 convocó a 300.000 personas –en su mayoría mujeres– que marcharon en una única columna hasta el Congreso de la Nación para reclamar por los femicidios y la violencia de género. En el mismo momento, otras cientos de miles hicieron lo propio en 80 ciudades del interior del país. La televisión, los diarios y las radios se hicieron eco de un dato hasta entonces desconocido: en la Argentina de 2015 moría una mujer cada 30 horas por su condición de género (cifra que en 2017 ascendió a una cada 18 horas y sigue en ascenso). La convocatoria de ´Ni Una Menos´ se repite cada año con una asistencia similar, y el movimiento se extendió a otros países de Latinoamérica, Europa y Asia.

También interpeló a los medios la enorme repercusión que tuvo el debate por la legalización del aborto en las Cámaras de Diputados y Senadores. Los dos días en que los legisladores votaron el proyecto de ley presentado  por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, Legal, Seguro y Gratuito, más de 300.000 personas –en su inmensa mayoría mujeres jóvenes –  se congregaron frente al Congreso y permanecieron juntas durante unas 15 horas.  Pasaron la noche en la calle en un clima de expectativa y comunión  a la espera de una definición, que finalmente le dio la espalda al proyecto de ley.

A tono con lo que sucedía en la calle, las reivindicaciones feministas se volvieron tema obligado en todas las reuniones familiares, las charlas de oficina y la cultura emergente. En la mayoría de las universidades, las empresas, las asociaciones y los sindicatos –un ámbito de férrea resistencia machista-, las mujeres conformaron comités de género para denunciar la brecha salarial o establecer protocolos ante denuncias por acoso o abuso. Se organizaron colectivos de actrices, humoristas, escritoras y periodistas.

Además, un hecho relacionado directamente con la industria mediática llevó el debate feminista a los medios: Calu Rivero, una actriz joven de televisión, denunció haber sufrido acoso de parte de un famoso galán de telenovelas, Juan Darthés, durante la grabación de una tira diaria que había sido furor en audiencia unos años antes. La industria no sólo desestimó su denuncia, sino que redobló la apuesta cuando la productora Pol-ka (Grupo Clarín) contrató al galán acusado para protagonizar una tira juvenil, la mayor apuesta de la empresa para la televisión local ese año.

 En pleno debate sobre quienes le creían a la actriz y quienes al galán –y bajo el influjo de las noticias que llegaban desde Hollywood, donde las actrices habían logrado poner en la mira al megaproductor Harvey Weinstein– en 2018 tuvo lugar un hito televisivo sin precedentes. En el programa de espectáculos más visto de la televisión abierta argentina, Intrusos, fueron entrevistadas en vivo, extensamente y durante una semana, cinco referentes feministas. Superando los niveles de audiencia habituales del programa, en la TV popular se debatió por primera vez sobre violencia de género, feminización de la pobreza, acoso callejero y laboral y aborto. Luciana Peker, periodista especializada en género, dijo sentada en el sillón de Intrusos que “la televisión era una de las instituciones más machistas de la Argentina, junto con los sindicatos”. Y fue por más: consultada por el caso Rivero-Darthés, aseguró que las autoridades de los medios, en su inmensa mayoría hombres, habían protegido al actor y se habían mantenido al margen de la agenda de género por miedo a ser acusados. “Los dueños de los canales y de las grandes productoras tienen miedo de que salgan otras chicas a denunciar, esta vez a ellos”, opinó Peker.

Los hombres mandan

Las mujeres llegaron a la cúspide del poder político en la Argentina -Cristina Fernández fue electa presidenta en dos períodos consecutivos (2007-2015) y María Eugenia Vidal es gobernadora del primer distrito electoral del país (2015-2019)-; sin embargo, los medios de comunicación continúan siendo un coto de sólida impronta patriarcal. Como parte del relevamiento realizado en el marco del proyecto Monitoreo de la Propiedad de Medios (MOM Argentina, por sus siglas en inglés), se analizó la estructura de propiedad de 52 medios pertenecientes a 22 compañías o grupos (entre ellos, los más vistos en materia informativa) y resultó que no hay ninguna mujer que sea accionista mayoritaria o detente el control efectivo en las sociedades propietarias de los principales medios de comunicación del país.

En el estudio que llevaron adelante Reporteros Sin Fronteras y Tiempo Argentino  (2018/2019), se contabilizaron solo 11 accionistas mujeres, cantidad que apenas alcanzaría para promediar una socia cada dos compañías. Todas las mujeres que participan de las sociedades del sector ostentan una porción sensiblemente menor a la de los hombres y, en todos los casos, mantienen con ellos relación de parentesco (son sus herederas o sus esposas).

Aunque prácticamente ninguna de las “dueñas” tiene injerencia real en el funcionamiento de los canales, las radios, los diarios o los portales, cabe mencionar unas pocas salvedades que no contradicen la afirmación anterior: Viviana Zocco, esposa de Daniel Hadad (fundador del Grupo Infobae), no solo figura en los directorios de las compañías de su marido sino que además dirige el Grupo Vida, cuya marca más conocida es TKM, medio de comunicación destinado al público millennial. TKM es relevante en su segmento y construyó una comunidad de 17 millones de usuarios a partir de una revista impresa, un portal de noticias y publicaciones multimedia para redes sociales, pero Zocco no controla los contenidos del portal más visitado del país, Infobae, que siempre estuvo en manos de su marido.

También tiene un rol ejecutivo en la compañía de su padre Silvina Pierri, primogénita del fundador del Grupo TeleCentro, Alberto Pierri. Silvina tiene participación en los medios del ex diputado peronista desde la década del noventa, cuando las crónicas periodísticas la señalaban como la impulsora de algunos de los cambios artísticos radicales que tuvo la actual Radio Latina. Actualmente, ocupa un cargo jerárquico en el holding, pero el CEO es su primo, Sebastián Pierri.  

La tendencia es  la misma si se analiza la proporción de mujeres en los cargos de máximo escalafón, que son ejercidos por hombres en el 88.5% de los casos. De 52 medios investigados por MOM Argentina -entre canales de TV, radios, diarios y portales de noticias-, únicamente en 6 (11.5%) hay mujeres ocupando los cargos de CEO y gerente de contenidos (o secretarias de redacción). Se diferencian en este sentido: América TV (Marta Buchanan es su gerente General y Liliana Parodi la directora de Contenidos), Radio La Red (a cargo de Marcela Patané), Infobae (es dirigido por Valeria Cavallo), Página12 (por Nora Veiras), Radio Dos (Araceli Colombo es jefe de Prensa) y C5N (una de las encargadas de los contenidos es Verónica Aragona).

Los indicadores publicados en el informe Mujeres Periodistas en la Argentina (2018), del Foro de Periodistas de la Argentina (Fopea), van en la misma dirección. El 71% de las trabajadoras de prensa consultadas señaló que tiene un jefe varón, el 76% de los integrantes de la mesa directiva del medio donde trabajan son varones y solo el 12% de las periodistas encuestadas ocupa un cargo de decisión (dirección, gerencia o jefatura). También es marginal la presencia de las periodistas mujeres en la producción y difusión de noticias, dado que solo el 27% de las notas informativas de la radio, la televisión y los diarios son reportadas por mujeres, porcentaje que ubica al país por debajo del promedio mundial, de 37%, según datos  del Proyecto de Monitoreo Global de Medios realizado (GMMP, por sus siglas en inglés), realizado en 2015 por la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana con el apoyo de ONU Mujeres y la Unesco.  Este mismo informe señala que solo un 15% de las notas de diarios y portales del país llevan la firma de una mujer y solo un 29% de la información publicada es sobre mujeres.

Ahora bien, la brecha de género no es una característica de la industria de medios en particular sino del mercado laboral a nivel global. Según un relevamiento elaborado por el portal Chequeado, de las 25 empresas que componen el Merval 25, uno de los índices bursátiles más difundidos en el Mercado de Valores de Buenos Aires, sólo una empresa (Agrometal) tiene una presidenta y ninguna tiene una vicepresidenta. En tanto, los últimos datos disponibles de la Comisión Nacional de Valores (CNV) muestran que sólo el 4% de los directores titulares son mujeres (7 de 176) y menos del 10% son suplentes (14 de 148).

La aventura feminista en los medios

La irrupción de la “marea verde” (como se llama a la revolución feminista en virtud de los pañuelos verdes que representan la lucha por la legalización del aborto) puso contra las cuerdas a todas las plataformas de comunicación en tanto reproductoras de los valores machistas. “Los medios argentinos empezaron a hablar de feminismo porque todos los periodistas, editores y dueños de medios tienen hijas feministas que los cuestionan durante la cena”, señaló Sonia Tessa, periodista especializada en género, editora de Rosario 12 -el suplemento local del diario Página12 en la ciudad de Rosario- y redactora del suplemento femenino Las 12, pionero en las reivindicaciones feministas en el país (el año pasado celebró su edición número 1.000).

“Cuando conformamos el movimiento Ni una Menos se armó un chat de periodistas de todo el país y descubrimos que existen mujeres luchando por cambiar la agenda mediática en lugares muy alejados de las grandes urbes, donde trabajar con perspectiva de género es mucho más difícil”, destacó Tessa. Para la periodista, el cambio vendrá a través de la formación.  “Es difícil proponer estrategias de género en los medios cuando las condiciones de precarización en las que trabajamos les periodistas en la Argentina son críticas, y el valor agregado de nuestro trabajo se degrada constantemente. Dicho esto, creo que la única forma de promover un cambio real es que las empresas inviertan en la capacitación de sus periodistas en la temática de género, varones y mujeres, editores y directores. Creo que es la única forma de que se diluya esta suerte de camaradería que existe entre los hombres de los medios que nos excluye a las periodistas, que trabaja sobre el supuesto de que nosotras no podemos hacer las entrevistas más importantes o las preguntas más incisivas. Como esa es la norma en los medios, estamos creando nuestros propios espacios”, explicó.

 Además de editar Rosario12, Tessa conduce el programa de radio ´Juana en el Arco´ junto a Virginia Giacossa (Radio Universidad)  y  ´Ningunas Locas´ junto a la actriz Andrea Fiorino, que se emite por el canal de público de la provincia de Santa Fe.

Como ellas, muchas otras periodistas se lanzaron a generar propuestas donde sean las que tomen decisiones. También en Rosario, recientemente se crearon dos portales de noticias con perspectiva feminista: Sincerco.com.ar y Reveladas.com.ar, ambos nacidos ante la inquietud de promover las noticias vedadas en el mercado de medios tradicional. En Santa Fe, la interacción de 21 periodistas, fotógrafas, diseñadoras, locutoras  e ilustradoras mujeres y locales en un chat de Whatsapp terminó por configurar un portal web autogestivo de propuesta multimedia: Periódicas. “Venimos a pensar, discutir y exponer al poder desde los feminismos. Es una respuesta política y colectiva a un sistema que nos invisibiliza”, declaran en sus comunicaciones.  De igual modo que los diarios generalistas tienen secciones determinadas que se repiten en diferentes medios, los sitios de noticias feministas también delinearon una serie de secciones específicas: Violencia Machista, Cuerpas, Derechos.

El impulso no fue solo el de generar noticias, también surgieron plataformas que las cuestionan. El proyecto “Mujeres que no fueron tapa” consta de talleres de intervención y “hackeo” de los medios tradicionales a partir de algunas preguntas: ¿Por qué todos los cuerpos de mujeres que muestran las revistas son blancos, jóvenes, delgados y homogéneos? ¿Por qué solo es noticia el costado rosa del embarazo y la maternidad?

Otra variante interesante es la propuesta de la Plataforma MUA, una red social laboral que reúne los servicios y perfiles de mujeres profesionales de la producción audiovisual bajo la siguiente leyenda: “Sabías que la mitad de lxs estudiantes de medios audiovisuales en la Argentina son mujeres y que sin embargo, de cada 4 profesionales de la industria, solo una es mujer?”.

La periodista María Florencia Alcaraz dirige el portal Latfem.org junto a su amiga y colega Agustina Paz Frontera y recuerda el día en que decidieron fundar un medio que se proponga como el “house organ” (boletín interno) del feminismo en Latinoamérica: “Después del cambio de gobierno, habíamos sido despedidas de nuestros trabajos, InfoJus noticias y Nacional Rock en mi caso y CN23 en el de Agustina. Fuimos juntas a la Plaza Congreso por el Paro Nacional de Mujeres, llovía y nos encontramos debajo de nuestros paraguas en medio de esa enorme concentración de mujeres. Estábamos viviendo un momento histórico, pero no teníamos un espacio donde contarlo, por eso decidimos hacer Latfem, porque queríamos producir noticias y miradas que nos representen”.

Para funcionar, LatFem apuntó a la formación de una comunidad y está atenta a sus demandas: organiza ciclos de formación, encuentros de arte y cultura, espacios que les permita fortalecer por afuera de la virtualidad aquellos vínculos que nacieron virtuales. Además, consolidó un proyecto multimedia para apuntar al financiamiento internacional y plantear variantes a la publicidad tradicional. “Creo que estamos atravesando  un momento  tramposo. Por un lado, el feminismo logró que algunas palabras propias ingresaran a los medios masivos, que ahora hablan sobre las redes de trata, y escriben ´femicidio´  en lugar de ´crímen pasional´. Lo que prendió es la agenda más tradicional del feminismo, la que está vinculada con la violencia, en eso los medios masivos fueron aliados”, explicó Alcaraz. Y concluyó: “La consigna ´Ni Una Menos´ es una moneda de dos caras. Del otro lado se inscribe la otra consigna, Viva Nos Queremos, que hace referencia  a las redes humanas que armamos para contener y asesorar a las que abortan, a los documentos que llevamos al Congreso, a la economía feminista y a todo lo que hacemos las mujeres para ser libres. De eso también queremos que hablen los medios en la Argentina y Latinoamérica”.