Los restos de 42 ancestros y ancestras de la Comunidad Indígena de Punta Querandí, de Tigre, serán devueltos a su lugar de origen. Será la restitución más grande realizada hasta ahora en el país y fue aprobada este lunes por el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI). Quienes impulsaron el reclamo desde hace más de una década se preparan para la próxima batalla: identificar el sitio donde deben ser re-enterrados sus antepasados, dentro de lo que hoy es el complejo de barrios cerrados de Nordelta.

“Va a tener que haber un cementerio dentro de Nordelta. Es lo que querían evitar. Se viene una pelea fuerte, pero creo que la vamos a ganar. Los sacaron de ahí, tienen que estar ahí”, dice Santiago Chara, descendiente de un linaje de caciques qom que se remonta al siglo XIX, miembro del Consejo de Ancianos de Punta Querandí y autoridad de la Comunidad Qom Cacique Ramón Chara de Benavidez.

“Nosotros desde nuestra cosmovisión nos sentimos muy felices de que se puedan devolver a la tierra de donde pertenecen y no tendrían que haber salido. Son culturas milenarias y no se respetó el lugar por los emprendimientos inmobiliarios. Algunos cuerpos los sacaron antes, pero otros cuando hicieron los barrios”, afirma en diálogo con Tiempo. “Para nosotros es algo muy sagrado que vuelvan, nos sentimos más completos. Había un agujero que tapar y se está completando. Faltan cuerpos todavía, pero estamos logrando que se vayan devolviendo y se respete nuestra cultura, que se invisibilizó mucho tiempo, imponiendo otras”.

Después de una ceremonia de “limpieza y resguardo” por la presencia de “energías negativas”, el proceso continuará una vez que lleguen los restos al territorio. “Se toma un tiempo hasta definir dónde se entierran. Aún no lo tenemos claro. Tiene que ser de donde salieron o de un lugar cercano. Es un lugar de Nordelta, se está buscando el punto y saber qué hay ahora. Cuando se encuentre, se va a enterrar nuevamente mediante otra ceremonia. Tiene que estar dentro del barrio cerrado, porque se sacó de ahí”.

Un arqueólogo espía

El reclamo por los restos de esta comunidad comenzó en 2009. Durante 2021 se restituyeron los primeros ocho ancestros del pedido original de 50 restos. El proceso se hizo en coordinación con el Consejo de Participación Indígena de la provincia de Buenos Aires (CPAI), el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (Inapl) y el INAI. En junio y diciembre se concretaron esos primeros enterramientos.

«Esta es la segunda etapa de un pedido de restitución que cumplió una década. En marzo del 2021 entregamos ocho ancestras y ancestros que ya están enterrados, siete de ellos en sus sitios sagrados, y el octavo en territorio comunitario. Ahora vamos a cerrar el ciclo terminando con esta segunda etapa para dar fin a estos reclamos de años», explicó a la agencia estatal Télam el antropólogo coordinador del Área de Identificación y Restitución de Restos Humanos Indígenas y protección de Sitios Sagrados del INAI, Fernando Miguel Pepe.

Pepe explicó que «estos restos de hombres y mujeres fueron exhumados por el arqueólogo estadounidense Samuel Lothrop en 1925 en el Delta. Es particularmente interesante determinar que Lothrop trabajó intensamente para el servicio de espionaje de los Estados Unidos utilizando su carrera como una fachada para la labor de recolección de información estratégica en los países que recorría».

Agregó que «Lothrop fue uno de los pocos extranjeros a quienes se les autorizó conducir excavaciones en territorio argentino. Aunque aún no se desclasificaron documentos que lo involucren con su trabajo en la CIA en Argentina, sí salieron a la luz su labor durante décadas para esa agencia y otras, en otros países que visitaba como arqueólogo».