Una muy ajustada mayoría de uruguayos se pronunció a favor de mantener vigentes decenas de artículos de una amplia ley de reformas impulsadas por el presidente Luis Lacalle Pou y considerada crucial para el desarrollo de su programa de gobierno.

El No (la postura favorable a la continuidad de la vigencia de esos artículos) obtenía 51,17% de los votos contra 48,82% del Sí (la derogación) cuando se había completado 97,37% del escrutinio, según los datos oficiales del referendum de este domingo en Uruguay.

El porcentaje de votos por la vigencia de la norma incluía 1,32% de votos en blanco, que, de acuerdo con las reglas de la consulta, son considerados a favor de esa postura.

Al conocerse esos guarismos, cientos de partidarios del oficialismo salieron a las calles de Montevideo a celebrarlos y a concentrarse en la plaza Independencia, según los diarios montevideanos El Observador y El País.

Sin embargo, el presidente del Frente Amplio -opositor de izquierda-, Fernando Pereira, se negó a reconocer la derrota y advirtió que «a esta hora no pueden decir que ganó el No», al pronunciar un discurso ante sus simpatizantes en la explanada de la intendencia de la capital.

«Con todo el poder, con todos los medios, con toda la estructura a su favor les hicimos un partido parejo y con 15 minutos más, seguro se lo ganamos», agregó Pereira.

Poco antes, el presidente de la Federación Nacional de Profesores de Educación Secundaria (Fenapes) y dirigente de la Comisión por el Sí, José Olivera, dijo que los resultados mostraban un «mensaje político» para el gobierno y sostuvo que «no se puede seguir dando la espalda a la mitad de la población».

Votó 85% de las más de 2,6 millones de personas que estaban habilitadas, informó la Corte Electoral.

El director de Convivencia y Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior, Santiago González, aseguró al Canal 5 de televisión que no se registraron incidentes y calificó la jornada como «ejemplar».

En la consulta se votó a favor de derogar o ratificar 135 de los 476 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC), que fue sancionada en 2020 y generó reformas en varias áreas, incluyendo educación, seguridad, trabajo, administración pública y finanzas.

Las encuestas previas habían vaticinado una consulta de resultado ajustado que, además del futuro mismo de la iniciativa, aireará o erosionará lo que queda del mandato del Ejecutivo -tres años- y marcará al menos parte de la estrategia de la oposición.

El secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, luego de emitir su voto en Montevideo, sintetizó que «acá está en juego cómo va a ser Uruguay para adelante» porque si se imponía la derogación, «el gobierno deja de tener herramientas para trabajar».

Tras votar en Canelones, a unos 50 kilómetros al norte de Montevideo, Lacalle Pou destacó el hecho de que el futuro de los 135 artículos de la LUC se resolviera a través de «un instrumento de democracia directa».

No obstante, recordó que la norma cuestionada «tiene un gran porcentaje de artículos votados por todos» los partidos con representación en el Parlamento.

Asimismo, afirmó que «no se adecua a la realidad» un pedido de dirigentes del Frente Amplio (FA) de izquierda para reunirse mañana, porque «el diálogo siempre estuvo abierto, siempre hay diálogo», según el Portal de Medios Públicos.

En tanto, el expresidente José Mujica (2010-15), del FA, votó en una escuela en el oeste de Montevideo y sostuvo sobre el referendo que «no hay ningún triunfo ni ninguna derrota, es un paso cívico de madurez que da el país».

Mujica, cuyo partido gobernó 15 años hasta el triunfo de Lacalle Pou, en 2019, dijo que un eventual triunfo del No a la derogación de los artículos no podría interpretarse como un respaldo al gobierno.

«El gobierno es más que un presidente; nosotros elegimos presidente, no monarca, somos una democracia de partidos», dijo.

Por otra parte, Mujica criticó a Lacalle Pou por haber hecho campaña a favor de la ratificación de los artículos: «¿Qué le parece? Es la primera vez que un presidente se mete en campaña electoral», dijo a un periodista.

En cambio, otro expresidente, Julio María Sanguinetti (1985-90 y 1995-2000), consideró que Lacalle Pou intervino «muy poco» en la campaña y agregó que, en su lugar, él habría «intervenido más, porque el presidente tiene el derecho y el deber de participar».

Sanguinetti remarcó que, según lo establecido por la Constitución, «queda claro que el presidente no puede participar en lo electoral, candidaturas, listas, etcétera, pero sí naturalmente defender su programa y actuación».

El año pasado, un conjunto de organizaciones, entre ellas la central obrera PIT-CNT y el FA, se propuso juntar más de 700.000 firmas para forzar el referendo, un logro que se consiguió en plena pandemia.

La LUC fue sancionada el 8 de julio de 2020 en el Congreso, con 476 artículos, aunque había ingresado con 501.

Entre otras cuestiones, limita el derecho de huelga, declara ilegítimos a los piquetes en espacios públicos o privados que «afecten la libre circulación de personas, bienes o servicios», establece la figura de la «apariencia delictiva» y aumenta el límite de transacciones en efectivo hasta 100.000 dólares, lo que algunos sectores consideran que habilita el lavado de dinero y permite la evasión de impuestos.

Además, elimina la obligación de la educación inicial y recorta las funciones del Estado en el área, crea una modalidad de desalojo exprés de viviendas alquiladas y evita el modelo cooperativo de construcciones de casas, y habilita el cierre y/o la privatización de áreas estratégicas de la petrolera estatal Ancap.

En los cuartos oscuros, la gente encontró hoy boletas rosadas con el Sí a favor de derogar los artículos cuestionados y papeletas celestes con el No, favorables a mantener la LUC como está.

Las últimas encuestas vaticinaron un resultado muy apretado, con una leve ventaja para el No, aunque con un número importante de indecisos, claves en las horas finales.

Los cinco partidos que integran la alianza de gobierno pusieron a jugar en la campaña a sus principales dirigentes y el mismo mandatario se involucró, primero tímidamente y después de lleno, al punto que la campaña del No se cerró con una conferencia de prensa que él mismo encabezó.

Del lado del Sí, al Frente Amplio le queda -aun ante un resultado adverso- la satisfacción de haber podido mostrar un enorme poder de presencia territorial, una movilización notoria incluso en tiempos de pandemia de coronavirus y una revitalización que, incluso, atravesó su proceso de renovación de autoridades.

Por la complejidad de lo que se votó se trató de una campaña atípica: hubo que explicar el contenido de decenas de artículos de una ley extensa.

Por eso, más que de grandes actos, se trató de una tarea cara a cara, de concientización en pequeños encuentros, de mucha presencia en medios y de charlas-debates en los ámbitos en los que se pudiese.