Veintidós personas resultaron heridas el viernes a la mañana al explotar una bomba en un vagón del subte de Londres. Las autoridades británicas lanzaron una auténtica caería humana en busca del autor de este nuevo ataque terrorista, el quinto del año en ese país.

El ataque se produjo poco después de las 8:15, en plena hora pico del transporte, cerca de la estación de Parsons Green de la línea Disctrict Line, en Wimbledon, en el suroeste de Londres. La primera ministra británica, Theresa May, informó esta tarde que el Reino Unido mantendrá el alerta por ataques en el nivel «severo». Indicó que el nivel de amenaza actual significa que un nuevo atentado es «altamente probable», pero no elevó la alerta al último escalón, que prevé ataques «inminentes».

La jefa de gobierno afirmó que la bomba, que según la policía era de fabricación casera, «tenía como objetivo causar un gran daño», y pidió a los ciudadanos que se mantengan «alerta» en el transporte público de la capital británica.

El Servicio Nacional de Salud y el Servicio de Ambulancias de Londres informaron que 22 heridos fueron ingresados en distintos hospitales, la mayoría de ellos con quemaduras en la cara, brazos y piernas, pero ninguno con en riesgo de vida.

Por su parte, el jefe de la unidad antiterrorista de la policía de Londres, Mark Rowley, informó que cientos de detectives están trabajando con el servicio de inteligencia interno MI5, investigando la explosión y que los agentes estaban analizando imágenes tomadas por cámaras de seguridad.

Hasta el momento, ningún grupo reivindicó el ataque.

Una foto del interior del vagón donde ocurrió la explosión, que circuló por las redes sociales, muestra un balde blanco quemado dentro de una bolsa de supermercado, con cables estirados por el piso de la formación, que estaba detenida en la estación cuando ocurrió el estallido.
Varios testigos aseguraron que las víctimas sufrieron heridas en la cara después de que explotara un balde oculto dentro de una bolsa de supermercado y que causó llamaradas dentro del vagón. Otros contaron a los medios que los pasajeros entraron en «pánico» y abandonaron el tren alarmados.

Esta semana el Ministerio del Interior británico, informó que el número de personas detenidas por delitos relacionados con el extremismo islámico en el Reino Unido aumentó un 68% en los últimos 12 meses hasta situarse en un total de 379, una cifra récord desde que comenzaron a realizarse estos registros, en 2001.