El asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio entre otros episodios de la última ola de violencia en el Ecuador, a horas de las elecciones ha desencadenado un escenario más que complejo. Para poder contextualizarlo y analizar sus efectos, Tiempo Argentino entrevistó a Decio Machado, sociólogo y analista político español residente desde hace décadas en Quito y cofundador de varios proyectos editoriales alternativos, así como miembro de la Universidad Nómada del Sur y coordinador de sus seminarios de geopolítica en América Latina.

–¿Cuál ha sido el contexto existente en el Ecuador, para que aconteciera este magnicidio enmarcado en una seria ola de violencia?

–Hay un fenómeno en estas elecciones, inaudito en el Ecuador, que es la penetración del narcotráfico en la política y su capacidad de impacto en estas elecciones. No sólo ha sido Villavicencio el asesinado, sí el de mayor impacto. En los últimos meses hubo otros hechos de violencia política que se han desarrollado sobre líderes políticos comunales y candidatos al legislativo. El día 23 de julio fue muerto por sicarios el alcalde de la localidad costera de Manta, una importante ciudad puerto. Realmente el país está conmocionado, porque es una realidad que no se había vivido con anterioridad. El Ecuador está sometido a una lógica de presión y de violencia de las bandas delincuenciales, que están marcando hechos inéditos. En lo que llevamos del año, arroja más de 4300 muertes por hechos violentos. Con este ritmo de muertes se prevé más de 6000 homicidios en el 2023. Una verdadera barbaridad en un país con la población que cuenta el Ecuador. Las estadísticas reflejan que hay más de 27 muertes violentas por día, por consecuencia del narcotráfico y de las bandas delincuenciales. Ha ido escalando de una forma brutal.

–Este escenario necesariamente va a incidir en lo electoral. ¿Como es el accionar de los medios de comunicación con esta escalada y en particular con este magnicidio?

–De hecho ya ha incidido, porque las encuestas ya indican que evidentemente han cambiado la lógica existente antes de los atentados. En concreto había una formación política con mayor intención de votos antes del magnicidio referenciada en la candidata correísta Luisa González, importante funcionaria del gobierno de Correa. Tenía una alta intención de votos con intentando ganar en primera vuelta. Significa el 40% de votos válidos y 10% con respecto al segundo. Ahora, a días del magnicidio, la candidata ha perdido muchísima intención de voto. Previsiblemente pasará a segunda vuelta. Y ha perdido aproximadamente de diez a 12 puntos a partir de esta escalada de asesinatos. El porqué está en el accionar sistemático de los medios de comunicación, que junto a otros formadores de opinión están posicionando al correísmo como autor intelectual del atentado. Cosa que no se sostiene documentalmente con ninguna prueba. En una suerte de relatos y narrativas en paralelo que han hecho crecer algunas candidaturas, como una que apuesta a una suerte de populismo punitivo y por la mano dura contra la delincuencia que ha crecido notablemente. Hay otras candidaturas que han mejorado en su intención de votos con el discurso de la seguridad. Quiero decir: se ha alterado todo el tablero de juego. Hay incertidumbre. Lo único seguro es que vamos a tener balotaje. Y esto ha sido el resultado del accionar de los medios.

Decio Machado.

Construye 25-Gente Buana, la alianza del candidato asesinado que tiene un claro perfil de derecha, ha crecido ante este hecho.

–Villavicencio era el candidato del continuismo del actual presidente Lasso. Decía que no lo era pero era evidente. Era un candidato conservador, comandaba una agrupación política que ha sido aliada del gobierno. Venía de hacer periodismo de investigación y fue en cierto modo el descubridor de supuestos hechos o affaires de corrupción del correísmo. Era el principal opositor con el discurso más agresivo, incluso durante la época de Rafael Correa, tuvo que una suerte de exilio. Dicho esto, Fernando Villavicencio era el candidato con posiciones ideológicas más conservadoras del espectro electoral, con un discurso que rozaba la antipolítica. Atacando fuertemente a la clase política. Se había granjeado muchos enemigos. Este atentado tiene muchas connotaciones sospechosas.

–En el magnicidio se rompieron todos los protocolos, paradójicamente, del político con mayor seguridad del país.

–Digamos que en la forma que se atentó, se dio una concatenación de muy graves errores en la cadena de custodia. Hace que la opinión pública ya haya levantado la ceja: realmente es un atentado bastante sospechoso.

–¿Qué avizorás, entonces, ante este escenario tan incierto?

–Está claro que vamos a una segunda vuelta y lo más factible es que Luisa González va a llegar, pero está por verse quien la acompaña en el balotaje. Hay una disputa muy apretada entre tres candidatos. Hay una guerra de encuestas. No pueden publicarse pero en las redes siguen apareciendo, las más diversas y contradictorias, que expresan una fuerte disputa. Pero seguramente, con Luisa González va a confrontar un candidato conservador y las cosas se le complican notablemente a la tendencia correísta. Es una situación que ya se vivió en las elecciones que llevaron a Lasso a la Presidencia. Todos estos hechos se han concatenado para complicar la posibilidad que el correísmo pueda retomar el poder. Son unas elecciones muy locas, absolutamente anómalas, y llenas de interrogantes.   «