Abdel-Fatau Musah, el comisionado de Asuntos Políticos, Paz y Seguridad de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), expresó la ambigüedad de la organización en su relación con los militares que tomaron el poder en Níger. «Estamos dispuestos a resolver el problema por la vía pacífica, pero para bailar el tango hacen falta dos», dijo, luego de lanzar una nueva amenaza de intervención armada para reponer en el gobierno al presidente Mohamed Bazum. Esa ambigüedad en torno al gobierno de facto de los oficiales del Consejo Nacional para la Salvaguarda de la Patria (CNSP) pone de manifiesto las diferencias acerca del golpe del 26 de julio que trastocó el escenario en la región del Sahel y marca la pérdida de influencia de Francia y Estados Unidos y el avance de Rusia y China en el tablero internacional.

Este viernes, los miembros del Cedeao se reunieron en Accra, la capital de Ghana, para discutir medidas y se declararon “listos” para una intervención militar, que la vienen demorando desde el ultimátum del 6 de agosto pasado, y afirmaron haber fijado un “Día D” para el comienzo de las acciones militares. Musah incluso aseguró que en el encuentro se acordaron los «objetivos estratégicos, el equipamiento necesario y el compromiso de los Estados miembros» con el operativo. Pero después bajó un cambio y deslizó que enviarán a Niamey, la capital nigerina, una delegación para buscar alguna salida pacífica.

La cumbre en todo caso es una foto de la situación real en la África subsahariana. De los 15 miembros del Cedeao, una entidad fundada en 1975, hay cuatro suspendidos tras los últimos golpes de estado en el Sahel: Guinea-Conakry, Malí, Burkina Faso y Níger. Pero además, pegaron el faltazo Cabo Verde y Guinea-Bissau porque desde el vamos dijeron que no aceptan encender la mecha de una guerra que avizoran devastadora en esa parte del mundo. Por otro lado, la lealtad de los nueve restantes no es tan firme si hasta en el país que ejerce la presidencia protémpore, Nigeria, el Senado rechazó el permiso para el envío de tropas.

En tal sentido, el ministro de Defensa y Asuntos de Veteranos de Burkina Faso, Kassoum Coulibaly, advirtió a la agencia Sputnik que el caos en Níger puede crear “condiciones favorables a los movimientos terroristas”. Y fue más lejos: «Así fue con Irak, Siria y luego con Libia (…) La Gran Libia, que sabíamos, era bastante estable (…) Ahora es un país que busca alimentos para su población. En el país se han extendido las armas y se han formado movimientos terroristas que están llegando a Malí, Níger y Burkina Faso».

La emboscada jihadista del lunes en la que 17 soldados murieron y otros 20 resultaron heridos en la región suroccidental de Tillabéri, próxima a la frontera con Burkina Faso, fue vista como un presagio de los males que señalaba Coulibaly.