¿Ecuador es una isla de paz? El interrogante no es una precaución diplomática. Es la síntesis de un cuidadoso examen de la historia contemporánea en la región andina. Mirando cifras que aparecen en internet,  desde 1948 hasta 2021, en Colombia han muerto en los conflictos armados internos entre guerrilleros y las fuerzas militares más 200 mil  personas. Así lo asegura el CIDOB (Center for International Affairs). En Perú, entre 1980 y 1995, con la presencia activa de Sendero Luminoso, significó la muerte de 30  mil personas. En Ecuador desde 1948 hasta nuestros días, incluyendo los sucesos del 3 de Junio de 1959 en Guayaquil, los muertos en conflictos políticos se cuentan en decenas o centenas (según informaciones oficiales y no oficiales) y no alcanzan al medio millar.

Por ello se acuñó el calificativo de “isla de paz” para el Ecuador en los años 70 , 80 y 90 del siglo pasado, cuando la violencia con su trágica secuela era la más visible forma de “hacer política” en los países vecinos.

¿Es eso destino o historia?  Una rápida y epidérmica mirada a las tres realidades nos permite constatar un hecho contundente. En Colombia  aún hay un conflicto armado interno y en Perú lo hubo por tiempo prolongado. En Ecuador nunca existió, después de la segunda guerra mundial.

En Colombia y Perú la producción y tráfico de narcóticos fue y es relevante a nivel mundial. En Ecuador el tema del crimen transnacional organizado y sus secuelas es un fenómeno en desarrollo.

En Colombia, en los cincuentas, el Frente Nacional cerró la posibilidad de que terceras fuerzas accedieran al poder político. De esa imposibilidad surgió la guerrilla del M19 hoy integrado a la vida política pacífica democrática y uno de los participantes del lado insurgentes es Petro, un serio aspirante a la presidencia de Colombia en el 2022.

En Colombia, en este siglo, cuando el  expresidente Santos avanzó en un acuerdo de paz con las FARC, otro expresidente, Álvaro Uribe, lo satanizó. Y continúa en esa postura, proclamando aún que el estado colombiano debe aplastar y liquidar la oposición guerrillera y no acordar nada con ella. Solo someterla y destruirla.

En Ecuador, cuando existió un brote insurgente armado, el gobierno del presidente Rodrigo Borja rápidamente lo frenó mediante negociaciones exitosas. Y no hubo ningún personero político importante que hiciera de la lucha contra ese acuerdo de paz y desarme del grupo Alfaro Vive Carajo.

En Perú, el histórico desencuentro entre el estado central y las regiones andina y amazónica creó las condiciones propicias para que surgiera Sendero Luminoso y su violencia tan irracional como la de Pol Pot en Asia. En Ecuador en 1990 estalló un paro indígena que parecía presagiar una oleada de violencia étnica. El gobierno de Borja enfrentó el tema incorporando capítulos de la demanda indígena en materia de tierras y reconocimiento a sus lenguas y costumbres a los planes y acción  del Estado. Hoy es una indígena de la zona oriental del Ecuador la Dra Llori quien preside el poder legislativo.

El desafío ecuatoriano es preservar su condición de “isla de paz” en momentos en que Colombia vive un estallido social cuyos muertos se cuentan por decenas. Y en Perú avanza la posible consagración de Pedro Castillo como nuevo presidente en unos comicios cuyo rasgo más sobresaliente ha sido la polarización ideológico- política extrema.

El presidente de Ecuador Guillermo Lasso en su mensaje inaugural señaló que 400 mil familias en Ecuador padecen hambre y ha generado un proyecto que ofrece atender urgentemente el asunto. En el mismo mensaje, ha cuantificado en 5. 3 millones de ecuatorianos los que viven con ingresos que los ubican como parte de los sectores de pobreza y extrema pobreza.

El nuevo gobierno está enfrentando con creciente éxito la vacunación masiva con miras ciertas de cumplir su oferta de vacunar a 9 millones en tres meses y acercarse a la inmunidad colectiva, sin consideraciones geopolíticas en la adquisición de vacunas, lo cual debe servir para orientar su política exterior, que debe ser pragmática y realista.

Es posible que Lasso consagre con un exitoso gobierno la premisa de que para un pequeño país el centrismo es la clave de la gobernabilidad democrática exitosa, en la Latinoamérica de la crisis Covid 19. No debe olvidar la sabiduría de Confucio: “En un país bien gobernado debe inspirar vergüenza la pobreza. En un país mal gobernado debe inspirar vergüenza la riqueza”

En la medida que esas palabras guíen las acciones del presidente ecuatoriano, la “isla de paz”  alejara las amenazas que se ciernen sobre ella.