El primer escollo que enfrenta el presidente del Perú, Pedro Castillo, no tiene que ver con sus primeras acciones de gobierno, sino con la elección de su Gabinete, que terminó de asumir sobre el final de esta semana. Particularmente por la figura del presidente del Consejo de Ministros, Guido Bellido. Desde su asunción, el jueves por la tarde, medios y espacios de derecha recordaron que tiene una causa por “apología del terrorismo”, por una entrevista en la que había hablado del grupo armado de los ’80, Sendero Luminoso. Destacaron su falta de experiencia en el área y su vínculo estrecho con el presidente de Perú Libre, Vladimir Cerrón.

Si bien era esperada la intención de digitar y condicionar al gobierno, al descontento conservador se sumó el de algunos aliados y cercanos, que no aprobaron la elección de Bellido, quien es también congresista por el distrito de Cusco (se admite ocupar dos funciones). Se puso en duda que el funcionario de 41 años esté “a la altura” del cargo y se recordaron algunas declaraciones misóginas y homofóbicas. El premier se vio obligado a emitir un comunicado ayer en el que ratificó su condena a “toda forma de violencia y terrorismo” y se comprometió a trabajar por la igualdad de derechos y “superar el racismo, el clasismo, el machismo y la homofobia”. Recordó que “como quechua hijo de campesinos” conoció la discriminación “en carne propia” y trabajará para erradicarla. Su “guía” en la gestión, aseguró, son las palabras del presidente Castillo en el mensaje de asunción. Todos los ministros respaldaron y adhirieron al comunicado.

Es cierto que su nombramiento sorprendió a propios y ajenos. Hasta el día anterior, se aseguraba que ese lugar estaba reservado a Róger Nájar, otro cuadro de Perú Libre, con más trayectoria y consenso. La última palabra la tendrá el Parlamento: dentro de 30 días deberá dar su voto de confianza o de censura al Gabinete.

El arribo de Bellido sirvió a los voceros del poder económico para profundizar en el discurso sobre la supuesta incidencia de Cerrón en el gobierno. Diarios como El Comercio, Perú 21 y Expreso, que apuntalaron la cruzada “anticomunista” de Keiko Fujimori, ya venían hablando de que gobernaría en las sombras, y el viernes lo dieron por hecho. En una carta publicada en su Facebook, Cerrón recordó que su partido “siempre fue atacado falsamente de tener vínculos con el terrorismo”, y rechazó “las pretensiones de la derecha y sus medios de comunicación de querer obligar al presidente a poner los ministros a la medida de sus intereses”.

El jueves, Castillo había tomado juramento a 16 ministros, dejando vacantes las áreas de Economía y Justicia. Esto abrió especulaciones sobre una ruptura con Nuevo Perú, uno de los principales aliados, por la ausencia de Pedro Francke, el economista ligado a ese espacio que era número puesto. Sin embargo, Francke fue nombrado la noche siguiente, junto con Aníbal Torres para Justicia.

De los nuevos funcionarios, solo dos son mujeres. Una, la vicepresidenta Dina Boluarte, en Desarrollo e Inclusión Social. La otra es la investigadora de Clacso Anahí Durand, al frente del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, que también pertenece a Nuevo Perú. Según supo Tiempo, hacia dentro de ese espacio que conduce la excandidata Verónika Mendoza se produjo un duro debate. Había sido el primer partido que apoyó con decisión a Castillo y hasta proveyó parte de los cuadros técnicos para la transición. Algunos sectores de Juntos por el Perú creen que figuras como Bellido los aleja de una mirada renovadora, feminista e integradora, y es posible que la demora en el nombramiento de Francke se debiera a este debate. Finalmente se impuso la organicidad. “El Perú se encuentra en un momento histórico; actuaremos con responsabilidad y en el marco de la democracia. Agradezco al presidente Castillo y al primer ministro Guido Bellido por la confianza depositada en mi persona. Trabajaremos codo a codo con todo el Gabinete ministerial”, dijo Francke tras asumir.

Según la Constitución peruana, la que Castillo se propone reformar, el Gabinete debe ser refrendado total o parcialmente por el Congreso. Si no hay acuerdo, el presidente está facultado para suspender al Congreso y llamar a elecciones legislativas. Una facultad a medida de quien promovió aquella Constitución: Alberto Fujimori. No faltaron en las últimas horas las especulaciones de que es el plan final de Castillo: por eso ya hay un sector que lo llama “dictador”. «