El papa Francisco pidió el fin de las guerras y un compromiso «urgente» por el ambiente, al tiempo que advirtió por la «amenaza seria» de la corrupción, en el primer día de la visita que inició el viernes en Mongolia, en la que instó al clero del país que sea solidario «con todos los pobres y necesitados».

«Quiera el cielo que, sobre la tierra, devastada por tantos conflictos, se recreen también hoy, en el respeto de las leyes internacionales, las condiciones de aquello que en un tiempo fue la pax mongola, es decir, la ausencia de conflictos», planteó el pontífice ante las autoridades políticas y sociales de Mongolia en el Palacio de Gobierno del país, ubicado en el corazón de Asia, entre China y Rusia.»Así como dice su proverbio: las nubes pasan, el cielo permanece, que así pasen las nubes oscuras de la guerra», dijo ante unos 700 invitados tras reunirse con el presidente Ukhnaagiin Khürelsükh.

Desde la capital Ulán Bator, considerada una de las ciudades más contaminadas del mundo en un país que tiene una larga tradición minera, el papa se enfocó también en pedir un compromiso «urgente» a nivel mundial por el ambiente. Para Francisco, las tradicionales viviendas nómadas conocidas como ger, son «espacios habitacionales que hoy podrían definirse como inteligentes y verdes, en cuanto versátiles, multifuncionales y con un impacto cero sobre el ambiente (…) además, la visión holística de la tradición chamánica mongola y el respeto por todo ser viviente proveniente de la filosofía budista representa una contribución válida al compromiso urgente e impostergable por la tutela del planeta Tierra», sostuvo.

En su discurso, el pontífice recordó «la conocida epopeya del imperio mongol, el más grande hasta la fecha con un territorio unido» y ponderó «la excepcional capacidad de sus antepasados de reconocer lo mejor de los pueblos que componían el inmenso territorio imperial y de ponerlas al servicio del desarrollo común».