“La única manera de que este país se pacifique es con la renuncia de Dina Boluarte”, dice en un TikTok el padre Luis Humberto Bejar desde Juliaca, la ciudad donde el 9 de enero asesinaron a 17 peruanos que se manifestaban contra el gobierno de la presidenta.

A los diez minutos, el video tenía 40 mil visualizaciones y advirtió que su mensaje era imparable. “No me arrepiento porque yo quería que se sienta la denuncia”, dice a Tiempo Argentino Luis Humberto Bejar, párroco tucumano que desde hace 26 años vive en Juliaca, departamento de Puno, en el sur del Perú. “Había 29 asesinados en diversos lugares del país. No aguanto esas cosas. Lo grabé al toque porque no necesito un libreto para defender la dignidad”. En ese mismo TikTok, Bejar le dice al congresista Jorge Montoya que “se lave la boca antes de hablar de Evo Morales”. Eso fue suficiente para provocar la ira de la derecha peruana y el ataque de la prensa oficialista.

@darkispe Nesecitamos más servidores como el padre HUMBERTO… #peru #vivaelparonacional #renunciadinaboluarte ♬ A sad but beautiful chorus like a church funeral – Kurippertronixxx

Bejar salió del Perú luego de que el obispo de Puno, Jorge Pedro Carrión Pavlich, le pidiera que se tome un “año sabático” y le advirtiera que podía ser acusado de terrorista. “El obispo de Puno me quiso ayudar. La forma no estuvo bien porque sonaba como una imposición muy dura. Después supe que la forma fue para ayudarme porque yo podía sufrir un atentado”, reconoce días después desde La Pampa, donde llegó luego de aceptar el año sabático que le ofrecieron.

El cura viajó a la Argentina con la ayuda fundamental del Grupo de Curas en la Opción por los Pobres, que se puso al hombro su causa. Ellos hablaron con el Papa, con el Nuncio en Lima y con la Cancillería. Salió de Juliaca en la madrugada porque poca gente sabía de su partida. En el camino se cruzó con algunas manifestaciones, pero lo dejaron pasar porque lo reconocieron. Caminó dos horas y media hasta llegar al aeropuerto de Arequipa y de ahí partió a Lima. Finalmente llegó a la Argentina el lunes 16 de enero.

Una semana antes habían matado a 17 personas en Juliaca. El padre Luis ya estaba en otro domicilio porque los hostigamientos crecían. Pero el día en que llegaron los féretros al pueblo, lo convocaron al velatorio. “Era desgarrador. No me iba a quedar en la casa mientras la gente sufre. Si me pasaba algo iba a ser por la gente y no por estar escondido. Había un clima muy triste en esa plaza”, cuenta. En cada féretro había una leyenda que decía “Dina asesina”.

El padre Bejar fue convocado al velatorio de las 17 personas asesinadas.

-Es fuerte ver que sigan sucediendo este tipo de represiones en Latinoamérica

-Y ellos le llaman gobierno democrático. “Tenemos que defender la democracia”, te dicen. El discurso de la derecha es defender la democracia, totalmente fuera de lugar. Es un discurso de la seudo dictadura, de aprendiz de dictadura, y ya sabemos que los discípulos son peores que el maestro. Estos discípulos de dictadura son peores que aquellos que conocimos en la década del 70. Acá estamos hablando de un país, de Juliaca un pueblo grande y andino siempre postergado de las políticas públicas. Esto fue una denuncia de la cultura quecha y aymara ante todo el avasallamiento. Ahora la gente se empoderó y salió al desencuentro de estos vándalos que están en el poder. Son vándalos y asesinos porque ya asesinaron 50 personas en el país, no llevan 50 días en el gobierno, pero ya llevan 50 muertos. Han arrebatado vidas, las vidas de los pobres.

-Es fuerte ver que sigan sucediendo este tipo de represiones en Latinoamérica

-Y ellos le llaman gobierno democrático. “Tenemos que defender la democracia”, te dicen. El discurso de la derecha es defender la democracia, totalmente fuera de lugar. Es un discurso de la seudo dictadura, de aprendiz de dictadura, pero ya sabemos que los discípulos son peores que el maestro. Estos discípulos de dictadura son peores que aquellos que conocimos en la década del 70. Pero estamos hablando de un país, de Juliaca un pueblo grande andino siempre postergado de las políticas públicas. Esto fue una denuncia de la cultura quecha y aymara ante todo el avasallamiento que hicieron con la cultura. Ahora la gente se empoderó y salió al desencuentro de estos vándalos que están en el poder. Son vándalos y asesinos porque ya asesinaron 50 personas en el país, no llevan 50 días en el gobierno, pero ya llevan 50 muertos. Han arrebatado vidas, las vidas de los pobres.

– La situación política viene complicada desde hace un tiempo, ¿cuáles son los motivos de mayor peso para que eso sea así?

-Después de Velazco Alvardo quien impuso una reforma profunda en el Perú, hizo la reforma agraria y convocó a los socialistas para una reforma educativa. En el 75, tras un golpe de Estado, Perú retrocede y vuelve la postergación del pueblo andino. Aparecen entonces los modelos más norteamericanos que se impusieron en todo. Se impuso un modelo economicista que pone el capital por arriba de la gente. Esto que sucede ahora es un hito y es el cansancio de la gente. En Perú ya tenemos casi un 70% del territorio concesionado a petroleras y mineras y utilizan siempre el mismo modo de operación: le doy algo al pueblo y extraigo minerales. Después contamino los ríos. Por lo tanto, la gente se cansó y dijo basta. Entonces, entra Dina Boluarte y se vuelca a los grupos económicos que son los que dominan el Perú. Porque acá no se trata de partidos políticos como en la Argentina acá los partidos tienen dueño y son volátiles. Hay partidos con intereses, pero no partidos que tengan a la política como búsqueda del bien común. Para la marcha del jueves a Lima, viajaron miles y miles. Las despedidas de las familias que iban a la marcha eran como si se fueran a la guerra. Pero aun así, la gente perdió el miedo para ir a enfrentarse con esta dictadura actual.

-¿Qué espacio ocupa la iglesia en la sociedad peruana?

– La gente tiene todavía ese respecto hacia la figura del sacerdote o de la hermana, pero ese sacerdote o esa hermana puede ser un aprovechador o uno que camina y que vibra con el corazón de la gente. Lo que me preguntaba en estos días es cómo es que los sacerdotes hacen celebraciones y la gente va y colabora económicamente con el templo. O le cobran y ponen tarifa: bautismo tanto, esto tanto. Entonces ahí sí somos buenitos, pero cuando tenemos que apoyar el dolor de la gente no decimos nada. Hay como economicismo religioso con tinte capitalista, es venta y compra de sacramento, para eso se es bueno. Pero para apoyar el ritmo histórico o hacer una denuncia contra la falta de respeto a la dignidad, o salir al encuentro de los golpeados por los asesinatos, ahí sí se quedan callados. Ante 50 personas asesinadas no se puede uno quedar mirando el cielo sin decir nada. No puede ser que la iglesia jerárquica se quede callada.

El padre Luis Bejar junto a los habitantes de Juliaca.

-Hay formas de ejercer el sacerdocio, vos elegiste el camino de estar al lado de la gente, ¿por qué?

-Para mí es clarísima la figura de Jesús o el Nazareno. Jesús el Nazareno andaba con los pobres, con los enfermos, con los excluidos de la sociedad. Esa figura de Jesús siempre me ha cuestionado para sacar esas ambigüedades que uno tiene. Cuando vine al mundo andino, me enamoré de este lugar y no me fui nunca más. Creo que la figura de Jesús es la que tenemos que seguir. Jesús no andaba con alfombras ni llenándose de cosas para ser quién era. Nosotros necesitamos llenarnos de cosas para creernos ser alguien en la vida y yo creo que ese ser alguien se identifica con la gente. Lo viví mucho más fuerte y confirmé esto cuando estuve ante las 17 familias con sus 17 asesinados, el cariño que me demostraron y posterior a ello, las defensas hacia a mí. Confirmo la fe de estar con la gente y dar lo que uno puede. Soy un cura que le tocó vivir donde está y que tiene que amar y encarnarse en la propia realidad.

– ¿Cómo ves el panorama de América latina?

– Lo veo con optimismo porque ya ganó Lula. El panorama con Chile, con Colombia, está cambiando de nuevo el mapa de América latina, acercándonos un poco más a políticas igualitarias. Lo veo con esperanza, pero la derecha siempre es la derecha y tiene intereses económicos que son los que gobiernan, como estamos sufriendo en Perú. Nos falta solidificar más el empoderamiento de la gente con mayor política ciudadana y participación. Vivimos en una democracia débil y tenemos que solidificarla. Lo contrario a la derecha es la democracia, que es para todos, y la derecha para unos cuanto así que tenemos que solidificarla porque la democracia es el gobierno del pueblo y es la participación ciudadana. Lo veo con esperanzas, pero siempre hay que estar atentos porque pasa lo que nos pasó a nosotros. Ahora los golpes son blandos. Así lo hicieron con Castillo. Fue un golpe, y el discurso de la derecha quiere hacernos creer que él fue quien golpeó la democracia.

El trabajo del padre Luis Béjar

El cura llegó hace 26 años a Juliaca para acompañar la formación en el seminario de Guadalupe en Juliaca. En ese momento formaba parte de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos donde pertenecía cuando comenzó sus primeros años de sacerdocio en el Colegio Montserrat de Tucumán.

“Me vine por cinco años y me terminé quedando. A la Hermandad le tocó salir de la zona, pero yo no quise salir”, cuenta el Luis Bejar. “Continué trabajando en seminarios, parroquias, y me desempeño también como docente universitario”.

Bejar además preside una asociación civil que tiene tres residencias estudiantiles y acompañan al colegio Iordano Liva en nivel inicial, primaria y secundaria. “También llevamos un proyecto en la selva por la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Manu. Ahí vamos sembrando como cinco mil árboles, tenemos voluntariado, investigación de flora y fauna, y tenemos proyectos sociales muy interesantes generando nuestro autosostenimiento”.