Cuando aún faltaban los datos del escrutinio definitivo, los candidatos que se presentaron a los comicios de este domingo en Francia ya acomodaron las fichas para el balotaje, que será entre el actual mandatario, Emmanuel Macron, y la ultraderechista Marine Le Pen. Todas las estimaciones hablan de entre el 27,6% y el 29,7% para Macron contra 23,5% a 24,7% de Le Pen, con el izquierdista Jean-Luc Mélenchon en un expectante tercer lugar, con entre 19,8% y 20,8% de los sufragios, pero sin esperanzas de descontar.

Para la segunda vuelta, que se llevará a cabo el 24 de abril, pronto se pronunciaron el propio Melenchon, de la agrupación Francia Insumisa, con un estruendoso «¡No hay que dar ni un solo voto a Le Pen!» que alienta el voto por el oficialismo como un mal menor. En igual sentido se expresaron los candidatos del Partido Socialista, Anne Hidalgo; ecologista, Yannick Jadot y comunista Fabien Roussel.

Del otro lado del espectro, Le Pen, de Agrupación Nacional (RN),  evaluó que «lo que estará en juego el 24 de abril será una elección de sociedad y de civilización». La candidata alega que Francia necesita «una gran alternancia» y de hecho propone medidas que van en contra de la corriente de los últimos años en el país galo.

Por lo pronto, llama a abandonar la Otan, la organización atlántica de la que el expresidente Charles de Gaulle se había alejado en 1966 y a la que Francia recién volvió a integrarse en 2009 con el gobierno de Nicolás Sarkozy.

En el contexto de la guerra en Ucrania se trata de un dato no menor, habida cuenta de la cercanía de Le Pen con el presidente ruso Vladimir Putin, de los intentos de Macron por convertirse en mediador entre Kiev y Moscú, y luego del triunfo la semana pasada de Viktor Orban en Hungría y de Aleksandar Vučić en Serbia.

El xenófobo Éric Zemmour, que representa un 7% del electorado de acuerdo a las estimaciones,, llamó a votar por Le Pen, mientras que la centroderechista Valérie Pécresse, del Partid Los Republicanos, se inclina por apoyar a Macron.

Macron, que se postula por su partido, La República en Marcha (LREM), apuesta por continuar su impulso europeista y reformista con el que llegó al poder y promete reforzar la autonomía militar de la UE -incluso llegó a hablar de formar un ejército europeo propio- dentro de la OTAN.

En su columna de debe, el presidente resultó muy cuestionado por las manifestaciones de lso “chalecos amarillos”; y por la situación económica en genera, en el marco de un aumento de la inflación y de posibles restricciones en el consumo de combustibles y gas por el conflicto entre Rusia y Ucrania.

Pero de aquí a dos semanas los dados girarán todavía varias veces en torno a posibles nuevos apoyos y ofertas electorales renovadas para el próximo quinquenio en el Elíseo.

Cuando aún faltaban los datos del escrutinio definitivo, los candidatos que se presentaron a los comicios de este domingo en Francia ya acomodaron las fichas para el balotaje, que será entre el actual mandatario, Emmanuel Macron, y la ultraderechista Marine Le Pen. Todas las estimaciones hablan de entre el 27,6% y el 29,7% para Macron contra 23,5% a 24,7% de Le Pen, con el izquierdista Jean-Luc Mélenchon en un expectante tercer lugar, con entre 19,8% y 20,8% de los sufragios, pero sin esperanzas de descontar.

Para la segunda vuelta, que se llevará a cabo el 24 de abril, pronto se pronunciaron el propio Melenchon, de la agrupación Francia Insumisa, con un estruendoso «¡No hay que dar ni un solo voto a Le Pen!» que alienta el voto por el oficialismo como un mal menor. En igual sentido se expresaron los candidatos del Partido Socialista, Anne Hidalgo; ecologista, Yannick Jadot y comunista Fabien Roussel.

Del otro lado del espectro, Le Pen, de Agrupación Nacional (RN),  evaluó que «lo que estará en juego el 24 de abril será una elección de sociedad y de civilización». La candidata alega que Francia necesita «una gran alternancia» y de hecho propone medidas que van en contra de la corriente de los últimos años en el país galo.

Por lo pronto, llama a abandonar la Otan, la organización atlántica de la que el expresidente Charles de Gaulle se había alejado en 1966 y a la que Francia recién volvió a integrarse en 2009 con el gobierno de Nicolás Sarkozy.

En el contexto de la guerra en Ucrania se trata de un dato no menor, habida cuenta de la cercanía de Le Pen con el presidente ruso Vladimir Putin, de los intentos de Macron por convertirse en mediador entre Kiev y Moscú, y luego del triunfo la semana pasada de Viktor Orban en Hungría y de Aleksandar Vučić en Serbia.

El xenófobo Éric Zemmour, que representa un 7% del electorado de acuerdo a las estimaciones,, llamó a votar por Le Pen, mientras que la centroderechista Valérie Pécresse, del Partid Los Republicanos, se inclina por apoyar a Macron.

Macron, que se postula por su partido, La República en Marcha (LREM), apuesta por continuar su impulso europeista y reformista con el que llegó al poder y promete reforzar la autonomía militar de la UE -incluso llegó a hablar de formar un ejército europeo propio- dentro de la OTAN.

En su columna de debe, el presidente resultó muy cuestionado por las manifestaciones de lso “chalecos amarillos”; y por la situación económica en genera, en el marco de un aumento de la inflación y de posibles restricciones en el consumo de combustibles y gas por el conflicto entre Rusia y Ucrania.

Pero de aquí a dos semanas los dados girarán todavía varias veces en torno a posibles nuevos apoyos y ofertas electorales renovadas para el próximo quinquenio en el Elíseo.