La detención de Carles Puigdemont en la isla italiana de Cerdeña, le dio un nuevo impulso al independentismo catalán, cuando desde Madrid el gobierno de Pedro Sánchez había abierto un diálogo con el president de la Generalitat, Pere Aragonés. “España no pierde nunca las oportunidades de hacer el ridículo”, dijo el líder independentista cuando fue liberado, pocas horas después.

Puigdemont fue apresado ni bien pisó el aeropuerto de L´Alguer, el jueves pasado, cuando iba a la 33ª edición del Aplec Internacional de Adilfok, un festival de la cultura catalana que se desarrolla hasta hoy. No se trata de un evento traído de los pelos. Durante casi cuatro siglos -entre 1326 y 1718- la región estuvo bajo el dominio de la corona de Aragón y luego España. En la actualidad hay unos 44.000 habitantes que hablan catalán allí, en L´Alguer, al que irónicamente se conoce como la Barceloneta Sarda.

Puigdemont, desde la fallida declaración de independencia de octubre de 2017, tiene pedido de captura de Madrid por sedición y malversación de fondos solicitado por la gestión de Mariano Rajoy.

La primera vez que fue detenido fue en 2018, cuando llegó a Bruselas en reclamo a las autoridades de la Unión Europea por la situación de Cataluña, pero prontamente fue liberado Hubo una segunda detención en Alemania en 2018, salió de prisión a los cuatro meses. Esta vez, en Italia, este sábado fue recibido con honores por una multitud en las calles del casco viejo de la ciudad sarda. «Estoy acostumbrado a ser perseguido por España pero siempre termina igual. Estoy libre y seguiré peleando», dijo.

Puigdemont, titular de la Generalitat cuando llamo a un referéndum reprimido brutalmente por el gobierno de Rajoy, desde Bruselas se enfrenta  a embates judiciales de manera simultánea. Por un lado, está el reclamo de la justicia española, que sin embargo no impidió que fuera elegido eurodiputado en julio de 2019, lo que debería implicar inmunidad parlamentaria. Pero su caso está en controversia porque España había dictado una “euroorden de arresto” en 2017 y hay planteos sobre si rige o no para él.

Por otro lado, el Parlamento europeo le quitó la inmunidad por considerar que no se sometía a la justicia, en marzo. Recurrida la decisión por sus abogados, aún faltaría el fallo definitivo del Tribunal General de la Unión Europea. De allí que Puigdemont haya calificado a su detención como ilegal.

El diálogo entre Aragonés y Sánchez, en tanto, tuvo un atisbo de comienzo el 15 de setiembre. Desde Madrid hubo un gesto de distensión cuando se dictó un indulto para nueve altos cargos del Govern implicados en la intentona secesionista de 2017.  El president catalán y el jefe de estado español hablaron por más de dos horas en el Palau de la Generalitat, en Barcelona. “Las posiciones están muy alejadas, pero hemos coincidido en que la mesa de diálogo es el mejor camino”, dijo Sánchez a la salida. Aragonés declaró que había pedido una amplia amnistía para unos 3000 dirigentes procesados y la celebración de un referéndum como “la solución más inclusiva” al entuerto. «