El primer ministro griego saliente, Kyriakos Mitsotakis, cuyo partido de derecha ganó ayer ampliamente las elecciones legislativas, propuso este lunes nuevos comicios para intentar gobernar con mayoría absoluta.

El dirigente del partido Nueva Democracia (ND) dijo durante una reunión con la presidenta de la República, Katerina Sakellaropoulou, que quiere organizar nuevas elecciones, «posiblemente el 25 de junio».

Mitsotakis estimó que no había manera de formar nuevo gobierno bajo el actual Congreso.

Ganador de las elecciones del domingo, en las que se debían renovar los 300 escaños del Parlamento (unicameral), su partido obtuvo 40,8% de los votos, según resultados definitivos.

Su principal rival, la formación de izquierda Syriza, del exjefe de gobierno Alexis Tsipras, recibió un duro revés al obtener tan solo el 20% de los sufragios.

Anoche, en la sede de ND en Atenas, Mitsotakis comparó su victoria electoral con un «terremoto político».

Al dirigente de 55 años, que gobierna Grecia desde 2019, le faltó poco para obtener la mayoría absoluta con los 146 escaños obtenidos por su formación. Necesitaba cinco más para poder formar gobierno en solitario.

Los próximos comicios se realizarán mediante un sistema electoral diferente. El partido ganador obtendrá un bonus de hasta 50 diputados, lo cual le garantizaría una mayoría absoluta, según sus cálculos.

Este lunes, el diario de izquierda Efsyn recogía en titulares la «conmoción y la admiración», los sentimientos encontrados de los electores de Syriza y de Nueva Democracia frente a los resultados.

El periódico Proto Thema, afín al gobierno, destacaba que la diferencia de 20 puntos entre las dos principales formaciones era la mayor registrada desde el restablecimiento de la democracia en Grecia, en 1974.

El propio Mitsotakis reconoció que «la gran victoria» había «superado (sus) propias expectativas».

«Juntos, lucharemos desde mañana para que, en las próximas elecciones, lo que ya decidieron los ciudadanos -es decir, una ND autónoma- se confirme matemáticamente», recalcó el líder conservador.

Según la Constitución, la presidenta de la República, Katerina Sakellaroupoulou, debe darle a cada partido un plazo de tres días para que intenten formar gobierno.

Por su parte, Tsipras instó a sus simpatizantes a librar «una segunda lucha electoral crucial».

Todo apunta a que los griegos nunca le perdonaron el resultado de su pulso con la Unión Europea durante las turbulentas negociaciones del plan de rescate de 2015.

En aquel entonces, el país estaba sumido en una grave crisis financiera y al borde de la salida del euro. Al final, Tsipras tuvo que poner en marcha unas drásticas medidas de austeridad, reclamadas por la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, cuyas consecuencias siguen afectando al día a día de los griegos.

En cambio, los electores no parecieron castigar a Mitsotakis por la gestión de la catástrofe ferroviaria que causó 57 muertos a fines de febrero y que derivó en manifestaciones masivas contra su Ejecutivo, acusado de negligencia en materia de seguridad.

Al contrario, los votantes parecieron recompensar el balance económico del dirigente, caracterizado por la caída del desempleo, un crecimiento de casi el 6% el año pasado y un aumento de la actividad turística

Aún así, la pérdida de poder adquisitivo a causa de la inflación y los bajos salarios sigue siendo un problema grave para muchas familias. La inflación rozó el año pasado el 10%, y la deuda pública del país sigue siendo de más del 170% de su PIB.

Mitsotakis, hijo de un antiguo primer ministro y tío del actual alcalde de Atenas, se vio también salpicado por un escándalo de escuchas ilegales a responsables políticos y periodistas.

En marzo, el Parlamento Europeo denunció la existencia de «amenazas serias al Estado derecho y a los derechos fundamentales» en Grecia.