Al día siguiente de una victoria por mayoría absoluta en las elecciones legislativas que le permitirá gobernar sin necesidad de alianzas, el líder conservador griego Kyriakos Mitsotakis inició este lunes su segundo mandato como primer ministro, con la promesa de acelerar varias reformas.

El jefe del partido Nueva Democracia, que tuvo que dejar el cargo de primer ministro durante cinco semanas, juró el cargo este lunes ante la presidenta Katerina Sakellaropoulou y el jefe de la Iglesia ortodoxa griega, Jerónimo, para iniciar un segundo mandato de cuatro años, y en las próximas horas formará su nuevo gobierno.

«Emprendemos un trabajo duro en pos de grandes reformas», declaró Mitsotakis tras ser recibido por la presidenta de la República, recogió la agencia de noticias AFP.

«Me he comprometido a aplicar cambios de gran calado en este segundo mandato de cuatro años», y «tenemos una mayoría parlamentaria confortable para hacerlo», añadió el dirigente de 55 años, hijo de un antiguo primer ministro de Grecia y tío del actual alcalde de Atenas.

Su partido se impuso el domingo en las elecciones legislativas con 40,55% de los votos, lo que gracias a un bonus de 50 diputados para la formación más votada le da 158 escaños en el Parlamento unicameral griego, que cuenta con 300.

Frente a él, el partido izquierdista Syriza, dirigido por el ex primer ministro Alexis Tsipras (2015-2019), cosechó menos de 18% de los votos, y se quedó en apenas 48 diputados.

Mitsotakis, en el poder desde 2019, logró así la mayoría absoluta que se le escapó por apenas cinco escaños el pasado 21 de mayo, cuando ganó holgadamente unos comicios legislativos celebrados sin el bonus de los 50 diputados al ganador.

En esa oportunidad, no quiso buscar una coalición de gobierno y propició la repetición electoral de este domingo.

Promesa de subas salariales

Mitsotakis prometió durante la campaña «grandes reformas que avanzarán rápidamente», refiriéndose a sus promesas de subas salariales, en un país donde abundan los sueldos bajos, y contrataciones masivas de personal médico en los hospitales públicos, convalecientes tras el impacto de la pandemia y los recortes durante la crisis económica.

También prometió mejorar el servicio de ferrocarriles, tras la tragedia ocurrida a fines de febrero, cuando 57 personas murieron en una colisión de trenes.

En cuanto a la oposición, propios y extraños evalúan que los días de Tsipras podrían estar contados tras el mal resultado de Syriza de este domingo, que es aún peor que el del 21 de mayo.

«Fue una batalla difícil», y «el resultado es obviamente negativo para nosotros», reconoció Tsipras, quien estuvo al frente del país durante una parte de la crisis financiera.

En el Parlamento griego entraron además este domingo tres pequeños partidos ultranacionalistas y antiinmigración, diez días después del naufragio de una embarcación frente a las costas del Peloponeso que dejó oficialmente más de 80 muertos, aunque la cifra podría ser mucho mayor.

Entre las tres formaciones (Solución Griega, Victoria y Espartanos) lograron casi un 13% de los votos.

Espartanos dio la sorpresa al hacerse con 4,64% de los votos y 12 escaños. El partido, desconocido hasta hace poco, está apoyado por un exdirigente de la disuelta formación neonazi Amanecer Dorado, Ilias Kasidiaris, quien purga una pena de prisión y no pudo presentarse a estas elecciones por decisión de la Corte Suprema griega.

Los comicios de este domingo estuvieron marcados por una fuerte abstención, que alcanzó el 47%, ocho puntos más que el 21 de mayo.