El gobierno logró salir de las cuerdas con el anuncio de su adhesión al preacuerdo con la Unión Europea (UE) pero después de unos días, sin precisiones sobre la letra chica, en los despachos y foros empresariales cunde la preocupación sobre los alcances reales del entendimiento.

La incógnita es particular en la industria y el resto de los sectores productivos, pymes, segmentos conocidos como sensibles y economías regionales. La Unión Industrial Argentina (UIA), una de las federaciones tradicionales del lobby vernáculo y una de las que más dialoga con los funcionarios de Cambiemos, ni siquiera emitió el comunicado formal saludando el anuncio como hicieron las demás cámaras.

Los dirigentes de ese espacio estuvieron a la vanguardia de la duda desde el inicio de la semana. Daniel Funes de Rioja, vice de la UIA en representación de la industria alimenticia, reconoció a FM La Patriada que «si la línea de largada fuera hoy, la relación con la UE sería imposible». Otro vice, Guillermo Moretti, puso el foco en el gobierno cuando dijo que «sólo tenemos datos de la UE y Brasil y no son alentadores». Y en el mismo sentido, el salteño José Urtubey pidió «dilucidar» porque «la UIA no tiene mayor conocimiento».  

Así como en la economía el gobierno de Mauricio Macri dejó ver todas sus limitaciones, en la política supo conseguir resultados que le permitieron sobrevivir.

La última expresión de esa habilidad, o suerte, según el enfoque, es el preacuerdo con la Unión Europea que, golpe de efecto mediante, le sirvió para retomar la agenda en un momento en el que se acumulaban los indicadores de la recesión y las encuestas que ponían en duda el proyecto de reelección.

El primer reflejo de las empresas, mayoritariamente partidarias de la continuidad de Macri, y de varias consultoras, fue saludar el anuncio. Pero después del papel picado pidieron información concreta que el gobierno nunca brindó y la desconfianza no tardó en instalarse.

Previsiblemente, el Círculo Rojo está muy a favor del libre comercio con un mercado como el europeo, de 800 millones de personas, pero también está consciente de sus desventajas comparativas. En especial, dirigentes consultados plantearon presiones de las pymes, que dan el 70% del empleo, y otras empresas sensibles a los vaivenes de la macroeconomía. Esa presión es patente en la UIA, la única entidad que omitió felicitar oficialmente el «logro» de Macri y compañía.

La semana pasada, el presidente Macri recibió en Olivos a 50 dirigentes privados de todos los rubros ávidos de detalles pero ni el presidente ni sus ministros Dante Sica y Jorge Faurie facilitaron la información requerida. Después de la reunión se repitió lo de la previa: saludos al acuerdo en sí, dudas sobre el contenido y un regreso al reclamo de reformas económicas laboral, tributaria, previsional.

Después de la reunión de Olivos, los ministros prometieron acercar la información precisa en reuniones por sector que todavía no tienen fecha. Mientras tanto, hay sectores de la producción que todavía no fueron convocados como las pymes nacionales, que tienen el foco puesto en una recuperación del mercado interno que está en las antípodas de los intereses extrafronteras de la alianza gobernante.