Llega diciembre y la Ciudad de Buenos Aires se pone a la venta. Serán 31.371 metros cuadrados los que subastará este mes la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), entre 13 terrenos públicos de La Boca, Colegiales, Palermo, Puerto Madero y Villa Urquiza. Apunta a recaudar un mínimo de 209.850.000 dólares. Parece una fortuna, pero lo que ganarán los privados con la construcción de torres para departamentos y oficinas será hasta seis veces más.

El ejemplo es la venta, días atrás, del predio del Tiro Federal, en Núñez, uno de los barrios más caros de la Capital. Lo adquirió un holding que integra la familia Werthein, por U$S 151,5 millones (5600 millones de pesos). El pliego le permite construir hasta 150 mil metros cuadrados y cien metros de altura. Pagó U$S 1000 el metro cuadrado y, según estimaciones de Reporte Inmobiliario, podrá vender a 6000 dólares el m2.

El miércoles será la primera subasta de la AABE: 5946 m2 de terrenos ferroviarios en Colegiales, con un precio base de 25,9 millones de dólares. En realidad, se trata de una gran superficie de 17.694 m2, subdividida en nueve predios, donde harán torres de hasta 65 metros de altura.

En esas hectáreas trabaja la concesionaria Nuevo Central Argentino SA, propiedad del exsenador sojero Roberto Urquía. A modo de compensación, la AABE propuso reubicarla en 1,2 hectáreas donde actualmente funcionan dependencias de la Universidad de San Martín (UNSAM), como el Centro de Desarrollo Tecnológico e Incubación de Empresas, y donde se prevé construir la Escuela Secundaria Técnica y el Laboratorio de Ciencia y Nanosistemas. Un proyecto presentado por el concejal Hernán Letcher (Unidad Ciudadana) en el Concejo Deliberante de San Martín propone crear allí el Distrito Equipamiento Educativo. «Hasta el momento se ha logrado suspender de hecho la implementación de la norma dictada por la AABE, pero no está firmada la anulación. Nuestra especulación es que tienen intenciones de ganar tiempo y de implementarla en el receso, cuando los chicos no están en la universidad», remarcó a Tiempo

Cuando comenzó el conflicto, Carlos Greco, rector de la UNSAM, manifestó en un comunicado que “el esfuerzo que realiza la Institución para poner en valor un terreno largamente postergado se ha visto muchas veces entorpecido por la desidia de los organismos que deberían haber, entre otras medidas, retirado el material ferroviario de rezago existente en un vasto sector del campus, el cual genera condiciones de perjuicio ambiental e inseguridad”.

Las subastas no se detienen y arreciarán en diciembre. Según un informe del Observatorio del Derecho a la Ciudad, desde fines de 2007, con la gestión porteña del PRO en la Ciudad, «la sesión de tierras públicas se transformó en una política de gobierno que dio inicio a un plan sistemático de privatización, a través de ventas y concesiones». Ya son 350 hectáreas entregadas. En muchos barrios, el avance privatizador se camufla bajo la división de la ciudad en «distritos», que incluyen exenciones impositivas y permisos laxos de construcción: el Distrito Joven en el Norte, el Audiovisual en Colegiales, el Tecnológico en Parque Patricios, el de las Artes en La Boca.

En este histórico barrio, bajo la idea de hacer un único corredor con Puerto Madero, se lleva a cabo un brutal proceso de gentrificación: la pérdida de identidad barrial, ante la expulsión de sus vecinos tradicionales. Precisamente allí, en uno de los barrios con mayor déficit habitacional, el Estado tiene un terreno de 5600 m2, en Brasil 16, parte de Catalinas Sur 2, que podría ser destinado a viviendas sociales. Pero el próximo jueves será subastado por 45 millones de dólares para que emplacen torres. En la web de AABE lo promocionan como «barrio en plena transformación donde se destacan grandes proyectos inmobiliarios sobre el nuevo eje gastronómico de la zona, la Avenida Caseros». Por un departamento de 60 m2 en La Boca, las inmobiliarias ya piden más de U$S 160 mil.

También se rematará un terreno en Av. Eduardo Madero N° 855/955, de 3200 m2. Los pliegos de la AABE, la inmobiliaria del Estado, hablan de «un nuevo concepto de Ciudad, arquitectura moderna, disposición permeable», y subrayan que «este nuevo espacio de usos mixtos se inserta dentro de un megaproyecto de transformación urbana». El precio base: 45 millones de dólares. Podrán construir hasta 10 mil metros cuadrados. Con un precio promedio en Puerto Madero de U$S 7000, la ganancia de la empresa beneficiada superaría con creces los 70 millones.

Una de las más polémicas subastas se dará el 18 de diciembre. Es el terreno de 2774 m2 de Roosevelt y Bucarelli, en Villa Urquiza. Se piden 20 millones de dólares, pero no está deshabitado. Aparte de canchas de fútbol, allí funciona desde hace 16 años la Asamblea de Villa Urquiza, cuando ocuparon la ex pizzería La Ideal. A partir de 2002 comenzaron un proceso de trabajo comunitario en el barrio, con talleres de artes y oficios, charlas, y hasta un bachillerato popular. Hace una semana, al igual que varios comercios, recibió una orden de desalojo, con amenaza de causas penales, para el 6 de diciembre, a pesar de que se encuentra en una mesa de diálogo con la Ciudad.

En cualquier caso, el titular de la AABE, Ramón Lanús, declaró a La Nación: «No estamos reventando activos del Estado, estamos transformando bienes».

La apropiación del entorno ribereño

«La ciudad se vio descapitalizada en más de 350 hectáreas de tierras públicas, más de tres Puertos Maderos, que superan las privatizaciones inmobiliarias de los ’90. El proceso se aceleró con la concentración del gobierno en Ciudad, Provincia y Nación; y cobró consistencia con la reformulación del Código Urbanístico», remarca un informe del Observatorio del Derecho a la Ciudad, que asegura que la venta del Tiro Federal es parte «del plan de apropiación del entorno ribereño por parte de la clase político-empresarial inmobiliaria», que divide a la Capital en dos ciudades: «Una cuyo paradigma constructivo es Puerto Madero, altos edificios suntuosos con gran porcentaje de ociosidad, excluyentes y exclusivos, con una ribera privatizada con boliches y polos gastronómicos. Y otra de espaldas al río, con servicios colapsados y una profunda crisis habitacional».