“La revancha no sirve: sirve el amor, ese amor que tenemos por nuestros nietos y nos guía. Los buscamos para hacerlos libres”, dijo Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, a manera de cierre de la jornada en la que se celebraron los 31 años de la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), una institución de la que, agregó: “Estamos orgullosas, porque es famoso en el mundo entero por su calidad, experiencia, porque sus científicos que trabajan con una seriedad y un respeto enorme junto a la CONADI (Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad)».

Al evento, titulado “La articulación entre Ciencia y Justicia para pensar los Derechos Humanos» y organizado en el C3 (Centro Cultural de la Ciencia) junto al programa Ciencia y Justicia del Conicet, asistieron más de 250 personas, entre referentes de organismos de Derechos Humanos e investigadores del Consejo. El objetivo, explicaron los organizadores, fue incentivar la reflexión conjunta y la difusión de saberes y experiencias vinculadas a la reconstrucción de nuestro pasado reciente.

“No solamente las ciencias duras son importantes en la resolución de las pericias judiciales: también lo son las ciencias sociales, humanísticas y todas aquellas que permiten hacer un análisis político, sociológico e histórico para contextualizar lo que ocurrió en la última dictadura cívico-militar”, aseveró la doctora en ciencias biológicas Mariana Herrera Piñero, directora del BNDG, y puntualizó que la finalidad de este tipo de encuentros es “poner en perspectiva prácticas que ocurrieron en el pasado para que en el futuro no se repitan”.

Santiago Cantón, secretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, puso de relieve que “si hay una actividad que es marca registrada en todo el mundo, es la tarea que se lleva adelante en materia de Derechos Humanos. Todo el trabajo en materia de Memoria, Verdad y Justicia ha marcado un camino a nivel mundial”.

La jornada se organizó alrededor de mesas temáticas. En una de ellas, “El Estado al servicio de la búsqueda de los jóvenes”, Herrera Piñero, Manuel Gonçalves Granada (secretario ejecutivo de la CONADI y el doctor Pablo Parenti (miembro de la Unidad Fiscal Especializada para casos de apropiación de niños durante el terrorismo de Estado) abordaron el trabajo articulado que llevan desde distintas perspectivas con el fin de ejercer labor de peritos, realizar investigaciones preliminares y brindar apoyo psicológico a quienes son parte de una investigación por delitos de lesa humanidad.

De la segunda mesa, titulada “La ciencia como perito en causas de lesa humanidad”, participaron una jueza (María del Carmen Roqueta), una socióloga (Julieta Rostica) y un físico (Guillermo Pregliasco), quienes, cada una desde su perspectiva, explicaron la importancia que reviste la colaboración entre ciencia y justicia para poner de relevancia aspectos sensibles en lo que hace al juzgamiento y peritaje de crímenes de esta naturaleza.

La última ronda de disertantes se refirió a la perspectiva de género en relación con la última dictadura cívico-militar, con un tratamiento transversal que abarcó desde las maternidades clandestinas hasta el surgimiento del movimiento NiUnaMenos. Las expositoras fueron la doctora Dora Barrancos, miembro del Directorio del Conicet, y las investigadoras Débora D’Antonio y Laura Pautassi, que realizaron un abordaje histórico y una proyección futura de la cuestión de género en nuestro país y la región.

Con 31 años de historia, el Banco Nacional de Datos Genéticos alberga un archivo sistemático de material genético y muestras biológicas de familiares de personas que fueron secuestradas y desaparecidas durante la dictadura militar argentina. Posee 300 grupos familiares en comparación y ha colaborado en 77 restituciones de las 127 que resueltas hasta la fecha por Abuelas de Plaza de Mayo.