La Ciudad de Buenos Aires profundiza sus desigualdades y la exclusión de los sujetos sociales más vulnerables. Ahora es el turno de los casi 10 mil adolescentes que acceden a las becas del Ministerio de Desarrollo Social porteño para garantizar su derecho a la recreación, cuyos montos no se actualizan desde 2017. Ni siquiera les alcanza para cubrir los viáticos, y los chicos ya empezaron a abandonar los talleres y actividades que realizaban.

«La beca no alcanza», fue el lema elegido por trabajadores y trabajadoras de ATE para denunciar la falta de fondos de los programas Adolescencia y Construyendo Lazos. El primero consiste en actividades deportivas, artísticas, culturales y científicas a través de las cuales se promueve la inclusión social de los jóvenes «para estimularlos a diseñar su propio proyecto de vida». Pero en la práctica cotidiana, los números de las becas distan de ser útiles para realizar cualquier proyecto. Desde 2017, el monto es de 350 pesos mensuales. Entre 2014 y 2016 era de $ 250. Y antes llegaba a $ 200. El combo devaluación más inflación generó que los actuales 350 pesos sean irrisorios comparándolos con algunos gastos mínimos que los jóvenes deben enfrentar día a día. El más claro es el del transporte: mientras en 2009 los 200 pesos les alcanzaban para cubrir 222 boletos mínimos en colectivo, hoy el monto equivale a 20 viajes mínimos. Para mantener la relación de una década atrás, el subsidio debería superar los $ 4000.

Unos 9000 chicos de entre 14 y 18 años con domicilio en CABA forman parte del Programa Adolescencia. Para garantizar el acceso al derecho a la recreación, el Estado porteño firma convenios con instituciones capitalinas, transfiriéndoles fondos para la realización de talleres. Actualmente la lista está compuesta por 43 organizaciones, desde los clubes Boca Juniors y San Lorenzo hasta los espacios Puerta 18 y Casa Tasso o la escuela de danza de Laura Fidalgo.

«Juntando dos o tres becas, los jóvenes accedían a comprarse unos botines o la guitarra que necesitaban para el taller –resalta una de las integrantes del programa–. Actualmente ni siquiera alcanza para cubrir viáticos. Muchos chicos no pueden llegar a los talleres, otros van menos días a la semana, o los abandonan, o eligen por cercanía al domicilio y ya no por interés en la disciplina».

«El monto quedó absolutamente desactualizado, ridiculizando el objetivo inicial. Cotidianamente vemos cómo repercute en la asistencia y la motivación para sostener la participación en las actividades», señalaron los trabajadores en una carta a las principales autoridades del área, lideradas por la ministra Guadalupe Tagliaferri. Ahora bien, el reparto de subsidios y becas exhibe la clara intención del gobierno a favor de las instituciones. Mientras el último aumento a los chicos fue en 2017, del 75%, a los privados se les elevaron los montos promedios todos los años: $ 330 por chico en 2014, $ 400 en 2015, $ 500 en 2016, $ 600 en 2017, $ 673 en 2018 y $ 737 este año.

«Gobernar la ciudad no sólo es maquillarla, sino también ofrecer respuestas a problemáticas menos visibles», apuntaron los trabajadores de ATE del programa Construyendo Lazos, que ofrece capacitaciones y prácticas de trabajo para fomentar la integración socio-laboral de los jóvenes. Y hablaron de «cómo vacía el PRO» las políticas sociales: «Lenta y silenciosamente. Los programas no se cierran, pero la inflación se come los presupuestos. La beca del Ministerio de Desarrollo para jóvenes que hacen prácticas laborales hace diez años era de $ 500, lo que equivalía a 450 boletos de colectivo. Hoy es de mil pesos, equivalentes a apenas 50 boletos. Con un 2% de los recursos que el gobierno destina para las macetas que decoran la Ciudad, la beca recuperaría el valor que tenía hace diez años».


Vidal también recortó en infancia


El gobierno de María Eugenia Vidal no es la excepción en los recortes a la infancia. Semanas atrás, la dirección de Unidad de Desarrollo Infantil (UDI)del Ministerio de Desarrollo Social bonaerense elevó intimaciones a los Centros Comunitarios de la Red Angelelli, el Centro Social El Apoyo, la Casa Abierta Silvia Schaand y Los Cachorritos, de Villa Brown, porque «no cumplen con las tareas que implican los convenios firmados oportunamente». Y los amenazaron con bloquear los pagos y rescindir sus becas. «Repudiamos la práctica política de hostigar y descalificar la tarea de las organizaciones comunitarias, siendo en muchos casos los únicos lugares de vida en medio de la desidia y el abandono estatal en los sectores más pobres», plantearon desde la Red Angelelli, que nuclea a 1987 niños en el distrito de Florencio Varela. El gobierno, mediante el Programa UDI, sólo asiste directamente a 344 de ellos.