Si algo le faltaba a Emanuel Ginóbili era convertirse en una atracción turística. Ya no le falta. Lo es, además, en una ciudad como San Antonio, ubicada en el suroeste de los Estados Unidos, muy cerca de México, que no es mucho lo que tiene para ofrecer al visitante. Más allá de El Álamo –símbolo de la Revolución Texana de 1836–, en esa zona reina la tranquilidad. Hasta que desde enero comenzaron a llegar contingentes de argentinos con el único objetivo de ver al ídolo Manu.

Desde hace tres meses, una agencia de viajes, con la promoción de la cuenta de Twitter @InfoManu, vio la posibilidad de llevar fanáticos argentinos a San Antonio para ver en acción al bahiense en su hábitat natural, la NBA, tal vez (o no) por última vez. Nunca se sabe. #ElPibeDe40Tour ya realizó tres viajes con un promedio de 25 personas cada uno en el que se les ofreció las entradas a tres juegos, hospedaje en un hotel con cancha de básquet, indumentaria deportiva y la chance de pasar unos minutos con su ídolo para sacarse fotos y charlar un rato. También se dieron el lujo de hacer un «picadito» en el ya legendario AT&T Center. Todo por U$S 1800, sin aéreos.

La mayoría llegó a San Antonio proveniente del interior del país: Rosario, Córdoba, Tucumán, Catamarca y hasta de la Patagonia, quienes hicieron un viaje de 20 horas para llegar a «Tierra Santa». El impacto fue tan grande que llamó la atención no sólo de los habitantes de esa ciudad sino también de todos los medios del país y hasta del mismísimo Manu, que los recibió con los brazo abiertos: «No me invitaron al asado», les dijo el 20 apenas los vio..

«Ni siquiera él se lo esperaba, se vio muy sorprendido por la cantidad de hinchas que fueron a cada partido. En la NBA no están acostumbrados a los gritos, a los cánticos y a las banderas. Hicimos un lindo lío que llamó la atención de los medios, nos hicieron notas por todos lados. Fue inolvidable, y Manu la rompió», dice Baru, que maneja la cuenta @InfoManu, a Tiempo.

«Esta experiencia la vamos a llevar siempre en el alma. Nos embarcamos con mi concuñado y dejamos a nuestras esposas y a cinco niños para ver a Manu. Nos abrazamos de la emoción. Cuesta explicarlo en palabras. La gente venía a pedirnos fotos, una locura», cuenta Sebastián Ourqueida, de Baradero.

La idea de Kit Viajes, la agencia que organiza los tours, es hacer al menos un viaje más, pero todo va a depender de hasta dónde lleguen los Spurs en playoffs. Es que el equipo de Gregg Popovich superó una temporada complicada, sin la figura de Kawhi Leonard, para alcanzar el séptimo puesto en el Oeste. Esto significa medirse con el actual campeón, Golden State Warriors, en la primera ronda (en el primer encuentro, ayer, los Spurs cayeron 113-92). Ya se puso a la venta el paquete para ver los partidos 3 y 4 ante el equipo de Kevin Durant y Steph Curry, aún lesionado.

Manu también se refirió a los visitantes que llegaron para verlo: «Es como que vienen a despedirme. Supongo que querrán verme alguna vez más o el que no me vio antes siente como que algo va a pasar y quieren estar y vivirlo alguna vez. Y la verdad es que sí, es muy halagador. Veo grupitos por el estadio y no puedo saludar a todos. Siento que muchos me hacen gestos como diciendo ‘vine hasta acá, mirá el esfuerzo que hice’ y lo comprendo y estoy inmensamente feliz por esa muestra de cariño, pero es imposible complacer a todos. En algún punto, es sentir que algo bien hice, que algo transmito», contó en una entrevista con el diario La Nación.

Y algo de eso hay, claro. «Manu es tan grande que une. En cada viaje fue gente diferente, de distintos lugares y edades, no se conocen, pero era como si se conocieran de años, todos con la misma pasión por el básquet y con la misma ansiedad de ver a Ginóbili en acción. Lo que nos tomó por sorpresa fue la invitación a la mitad de la cancha durante un entretiempo. Nos abrazábamos y llorábamos de la emoción», contó Damián Tiferes, uno de los organizadores.

No sólo por tour llegan los fanáticos, sino también por desafíos propios. Como el caso de Ana Ciapinna, quien vendió los muebles de su casa para abrazar al bahiense, que se acercó a un grupo de hinchas tras un precalentamiento. La joven contó que es fanática de Manu desde que anotó el doble sobre la chicharra a Serbia en el debut de la Argentina en Atenas 2004. «Sólo le dije gracias. Era tanta la emoción que tenía ese día, que no podía hablar. Ni siquiera pude decirle de dónde era. No le pregunté si seguía un año más. Cuando se me acercó, me firmó la remera y nos tomamos un par de selfies», explicó. Otro caso es el de Leandro Cisterna, que fue mucho más allá para cumplir su sueño: vendió el auto un mes antes de casarse y viajó a San Antonio. Su historia llegó a las redes de la NBA, donde confesó que su futura esposa no estuvo de acuerdo con su decisión. Pero Manu los mueve a hacer lo imposible.

La Generación Dorada tiene su película

La Generación Dorada, que se mantuvo en la élite con oros, podios y récords durante 15 años, merecía un documental. Y así llegó Jugando con el alma, de la mano del juninense Christian Rémoli, también director de La historia detrás de la Copa, sobre México ’86.  

En el documental, que se estrenó esta semana en el Bafici, se cuenta la historia de la conformación de ese equipo de los sueños, que tuvo a Emanuel Ginóbili, Luis Scola, Pepe Sánchez, Andrés Nocioni y otros protagonistas.

«Explicamos esa historia reconstruyendo el rompecabezas desde adentro y sin caer en los lugares comunes, a partir de archivos inéditos y desde una búsqueda profunda del documental», explica Rémoli.

La serie abarca los inicios de cada uno, con videos caseros de cuando daban sus primeros pasos en el parquet, pasando por sus momentos en la Liga Nacional, las convocatorias a la Selección (desde Guillermo Vecchio a Sergio Hernández) con entrevistas a cada uno de ellos.