“Créase la Unidad de Proyectos Especiales (UPE) Complejo Hospitalario Sur, como organismo fuera de nivel bajo la órbita de la Subsecretaría de Planificación Sanitaria del Ministerio de Salud, con rango, nivel y atribuciones de Dirección General”. Con esas palabras el gobierno porteño aprovechó el lunes agitado mediáticamente, para publicar por decreto en el Boletín Oficial la creación del Complejo Hospitalario Sur. Se trata de una iniciativa fuertemente resistida por la comunidad médica por el peligro de fusionar especialidades, recortar personal y desentenderse de cuatro hospitales públicos para vender sus terrenos a un valor de 123 millones de dólares.

La idea del Ejecutivo dirigido por Horacio Rodríguez Larreta (ya pensada en 2010 por el entonces jefe de gobierno, Mauricio Macri) es mudar al Hospital Muñiz, en el sur porteño, a los hospitales de el de Oncología «Marie Curie», el Instituto de Rehabilitación Psicofísica (IREP), el de Gastroenterología «Udaondo» y el de Rehabilitación Respiratoria «María Ferrer», que se unirían al de Infectología “Muñiz”. Así quedarán rebajados a institutos que dependerán de la Subsecretaría de Planificación Sanitaria del Ministerio de Salud de la Ciudad. De acuerdo al Boletín Oficial, el objetivo de la UPE será “coordinar y ejecutar las acciones referidas a la planificación, organización, financiación y puesta en marcha del Complejo Hospitalario Sur” y “definir la estructura edilicia, tecnológica y de recursos humanos y financieros necesarios para la implementación del Complejo Hospitalario Sur, en coordinación con las áreas competentes”.


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¿Qué pasará con los lugares donde hoy funcionan esos centros de salud? Larreta quiere venderlos, y obtener por ellos 123,7 millones de dólares. Especialmente el Curie y el IREP, ubicados en zonas “apetecibles” para el mercado inmobiliario, como Parque Centenario y Belgrano. Incluso estos lugares son patrimonio arquitectónico y cultural de la Ciudad. También lo era el Muñiz, pero el gobierno le quitó poco tiempo atrás su grado de protección. El diputado de Unidad Ciudadana, Javier Andrade, integrante de la comisión de Salud en la Legislatura, soslayó: “varios de los hospitales involucrados tenían protección patrimonial hasta el 6 de julio de este año, que en receso y sin consulta previa en el Poder Legislativo de la ciudad se publicó en el Boletín Oficial la desafectación del hospital Muñiz de la protección cautelar”. Ahora nuevamente el gobierno de la Ciudad actuó por decreto, pasando por alto los reclamos de las comunidades médicas y de los pacientes (hay que tener en cuenta, por ejemplo, que los que ese atienden en el IREP en Belgrano, por problemas motrices, deberán cruzar toda la Capital hasta Barracas), y sin consultar a los afectados.

Andrade apuntó que la decisión del Ejecutivo ocurre “otra vez a espaldas de lxs trabajadorxs” y agregó: “En la Legislatura, ATE Capital y trabajadores de los hospitales denunciaron que las motivaciones de Larreta y Cambiemos no son sanitarias, sino que los mueve la codicia por los negocios inmobiliarios, ya que están en juego cuatro predios costosísimos, en una ciudad en la que el metro cuadrado vale una fortuna. Fueron muy claros: no quieren traslados ni desabastecimientos. Los serios problemas que padece el sistema de salud porteño no se solucionan con grandes obras y mucho marketing. Hay que pagar buenos sueldos, realizar nombramientos y contratar más profesionales”. Gabriel Solano, del Partido Obrero, acotó en las redes sociales: “Escándalo: el gobierno de Larreta pone en marcha el complejo hospitalario Sur por decreto, eludiendo a la Legislatura. Sabe del rechazo de los trabajadores de salud al proyecto ajustador que cerrará 4 hospitales”. Desde la cartera que conduce la ministra Ana Bou Pérez aseguraron que la creación por decreto de la UPE es para «seguir trabajando en la evaluación de factibilidad» de la iniciativa.

Otro reclamo es el recorte de personal y de atención que significará reunir cinco hospitales especializados en uno general de agudos: “El Ejecutivo sostiene que el nuevo sitio «deberá tener mayor número de camas que la sumatoria de los cinco hospitales mencionados». Sin embargo, un powerpoint al que tuvo acceso Tiempo admite una merma de plazas: «Camas. Hospital Muñiz luego de la implantación: 150 (se anulan 200)». En total el Complejo tendrá 500 camas, la mitad de la capacidad que hoy suman los cinco hospitales implicados. También planean «demoler los pabellones del Muñiz de servicios centrales como laboratorio, farmacia, ambulatorio, etc.», aludiendo a deficiencias de infraestructura, a pesar que hace once años gobierna el macrismo en la Ciudad.

En zonas como Parque Centenario y el norte de la ciudad significará también dejar zonas exentas de atención pública, en favor de centros de salud privados. «Desde fines del año pasado comenzaron con el desmantelamiento. Hace pocos meses habían abierto una unidad de cuidados intensivos pediátricos, única en el país, para chiquitos en condiciones de dependencia máxima. Iban a ser 63 enfermeros para ocho camas. Pero uno de los dos pabellones nunca lo abrieron. El gobierno planteó que sobraban enfermeros y los trasladaron; debería ser un enfermero cada cuatro pacientes y hoy tenemos uno cada doce. La capacidad no está ocupada en su totalidad, por falta de gente», explica Graciela Núñez, delegada de ATE Capital, trabajadora del sector Rehabilitación Adultos del IREP. En el Udaondo también recortaron 25 camas en los últimos meses, aún antes de oficializar el Complejo Hospitalario.

El documento oficial también deja afuera a especialidades que hoy se atienden en los hospitales involucrados. Es el caso de la rehabilitación neuro-motora de niños y adultos. El otro gran peligro es el de mezclar pacientes con patologías que necesitan aislamiento.

Para Rodolfo Arrechea de la Mesa de Salud de ATE Capital, “existe un modelo histórico por el cual los edificios se construían con pabellones, pero el hecho de ponerlos todos en el mismo lugar con distintas patologías, ocurriría que lo más difícil seria combatir los focos infecciosos intrahospitalarios, conviviendo pacientes inmunosuprimidos con infectocontagiosos, y esto no puede ocurrir”.

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