Pilar Abel Martínez, quien nació hace 62 años sostiene en Figueras, sostiene que es la hija no reconocida de Salvador Dalí. Luego de once años de insistencia logró que un juez diera la orden de exhumar los restos del pintor para que fueran sometidos a los exámenes que pudieran demostrar el parentesco con ella. Pilar usa el seudónimo de Jasmine para trabajar como pitonisa en un canal de TV de Girona.
«Dalí sabía que tenía una hija, y a su manera me quería», le dijo Pilar a Télam luego de haberse extraído una prueba de ADN que determinará si es hija biológica del artista. Y agregó: «Vi la luz, así de claro, esta vez se sabrá la verdad, estoy segura. Soy vidente o parapsicóloga, porque tengo el séptimo y octavo sentido y cuando veo a una persona se lo que me va a decir, lo que está pensando. Pero en este caso me guío por las pruebas, por lo que me dijo mi madre, mi abuela y otros familiares de Dalí.»

«Los forenses tendrán que desplazarse a Cataluña y esto retrasará un poco el proceso, nada más. Una de las pruebas que hice fue con una parte de una máscara mortuoria que se hizo de Dalí y que me entregaron terceras personas, pero nunca me dieron ningún resultado, dijeron que sólo lo harían si la Justicia lo solicitaba.»

Según Pilar, es hija de un romance que su madre Antonia mantuvo con Dalí cuando tenía 25 años y trabajaba en Cadaqués como empleada de una familia.»No puedo decir que tuvieran una relación clandestina. Se veían, hubo un romance, algo fuerte, pero la familia para la que trabajaba mi madre era conocida y no se podía saber», afirma.

«Mi abuela –cuenta- me dijo que no era hija de su hijo, pero que me quería más que nunca, y que mi padre era un gran pintor, Salvador Dalí. Yo a este señor o mi padre lo he visto muchas veces en Figueras, normalmente cuando pasaba con mi abuela por la Rambla y lo veía sentado en un bar. Una vez una mujer -amiga- se acercó a mi madre y le dijo que él le pagaba para saber cómo estábamos nosotras y ella le respondió que no hacía falta porque sabía dónde estábamos y preguntaba cómo estaba su hija. Creo que él sabía que yo existía porque cuando era joven trabajaba con un procurador y al salir me lo encontraba y los dos caminábamos hacia el mismo lado, nunca cruzábamos palabras, pero sí miradas. Me miraba a los ojos y nos quedábamos observándonos los dos. Yo también soy rara, muy personal, como él, y lo miraba y él me miraba. Una cosa es lo que se dice y otra lo que se siente. Él de cara al exterior era una cosa y su vida íntima otra y estaba muy marcado por su faceta artística y su entorno.»

En caso de que se demuestre que es hija de Dalí, a Pilar le corresponde un 25% del total de su herencia, cuyo valor se desconoce. Ella afirma: «Las obras no me importan, solo el corazón. Cuando veo sus obras veo a mi padre, y la mejor obra que hizo es su hija».