Arqueología, georadares, aviones con sensores de última generación, genética. ¿Cómo identificar un cuerpo olvidado y atacado por la historia? Cuatro palabras sirven para graficar la importancia de la ciencia en la búsqueda de la verdad en causas de Derechos Humanos: Equipo Argentino de Antropología Forense. Reconocido a nivel mundial, el EAAF hoy avanza en una tarea titánica: devolverles la identidad a los cuerpos de soldados argentinos que quedaron en Malvinas. Hoy, a 41 años del inicio de la Guerra, están muy cerca del primer objetivo: ya identificaron a 120, y solo les quedan 6 de los cuerpos N/N que exhumaron, aunque la idea es continuar trabajando sobre el terreno. 

El Equipo se conformó en 1984 y los primeros trabajos fueron relacionados con la búsqueda de las personas que habían sido secuestradas en la última dictadura cívico–militar, inhumadas de manera clandestina hasta 1983. El EAAF trabajó en diferentes cementerios de todo el país –especialmente en sectores donde normalmente se entierran a personas sin identificación–; y en otros clandestinos dentro de dependencias militares, policiales y demás. Fosas comunes. Hasta la fecha exhumaron 1400 cuerpos víctimas del terrorismo de Estado, de los cuales lograron identificar a más de 800.

Pero el trabajo de EAAF se expandió a lo largo de todos estos años. Tiempo dialogó con Virgina Urquizu, coordinadora de la Unidad de Casos del Equipo Argentino de Antropología Forense, que habló de la importancia de la ciencia para resolver crímenes de hace décadas; brindó detalles del trabajo realizado en la identificación de los soldados caídos en Malvinas; los logros y lo que falta. Y aclaró que la finalización del pacto que hizo el gobierno de Macri con Gran Bretaña, dado de baja por Cancillería días atrás, no afecta el trabajo de ellos: “los acuerdos entre Gran Bretaña y Argentina siguen vigentes, y estamos esperando poder firmar un tercer acuerdo humanitario para trabajar en otras sepulturas”.

–¿Cómo son las tareas que vienen realizando en Malvinas?

–Al día de la fecha tenemos un total de 120 soldados caídos en Malvinas que fueron identificados. Nosotros comenzamos el trabajo en el año 2013 con lo que fue la toma de muestra a las familias, porque todavía ahí no existía un acuerdo entre los Estados. Finalmente en el 2016 se firma el acuerdo entre Argentina y Gran Bretaña para llevar a cabo la exhumación de los cuerpos en Malvinas y trabajamos sobre un total de 121 sepulturas en ese momento, que eran las que tenían la placa «Soldado Argentino Solo Conocido por Dios». La placa indicaba que la persona que estaba enterrada no había podido ser identificada. El objetivo del proyecto de este acuerdo entre los dos Estados, con la intermediación del comité internacional de la Cruz Roja, era trabajar sobre esos casos. En diciembre del 2017 comenzamos con la entrega de los resultados a las familias y, al día de fecha, seguimos trabajando en esta primera etapa del plan, después hubo una segunda etapa en 2021 y seguimos hoy en día intentando llegar a los seis cuerpos que nos está faltando identificar. Por suerte los acuerdos entre ambos Estados siguen vigentes, y estamos esperando poder firmar un tercer acuerdo humanitario para trabajar en otras sepulturas.

Virginia Urquizu
Foto: EEAF

–¿Qué es lo que falta para poder identificar a esos seis soldados?

–Nos falta la contraparte: poder encontrar un familiar. Estamos trabajando hace años en eso. Es muy acotado lo que nos está faltando porque hay que tener en cuenta que ya pasaron 41 años, muchos familiares ya fallecieron; otros soldados caídos en Malvinas eran hijos únicos: y la mayoría por ser muy joven tampoco tuvo hijos. En este último punto podríamos haber encontrado descendientes en militares que luego hicieron carrera. Lo positivo de todo esto es que tenemos un perfil genético de los seis soldados que nos faltan identificar.

–¿Cómo fue el proceso para poder identificar a los 120 soldados?

–Prácticamente no hubo dificultades porque eran cuerpos que estaban conservados y de los cuales se pudo extraer una muestra de un hueso largo y de un diente, que es la que se envió al laboratorio para procesar y comparar con las muestras de los familiares. De todos los cuerpos exhumados pudimos obtener un perfil genético completo.

–¿Cómo está conformado el equipo que trabaja en Malvinas?

–Son varios profesionales, pero para el trabajo en territorio fueron tres antropólogos forenses que viajaron a las Islas en el marco de la exhumación de los cuerpos, entre ellos Luis Fondebrider, Mercedes Salado Puerto, y Silvana Turner. Y aquí en el equipo de Buenos Aires nos dividimos en áreas de trabajo: el Laboratorio Genético por un lado; también Informática, que llevó a cabo todo lo que fue la formación de una base de datos específica para esto; y después las áreas de Investigación y las unidades de Casos y de Búsqueda, que fueron las encargadas de llevar a cabo las entrevistas, el trabajo de investigación forense preliminar, y la entrega de resultados a los familiares. En total seremos unas 15 personas que intervenimos en todo el proceso.

Hace seis décadas muchos crímenes quedaban sin resolver ¿El rol de la ciencia fue fundamental para la resolución de los casos?

–El equipo trabaja con una metodología que es propia de la arqueología, aplicado a lo que es la ciencia forense en el trabajo de exhumación. Es un trabajo que lo seguimos haciendo de la misma manera, en eso no ha habido cambios, pero hoy uno utiliza tecnologías que antes no tenía sobre todo en lo que es la búsqueda de los cuerpos; o sea, en el territorio. Esto nos permite la posibilidad de poder hacer algún tipo de análisis previo sin necesidad de comenzar con las excavaciones. Estas tecnologías pueden ser con georadares, luces especiales con el LIDAR, que es un sistema que se implementa con un avión que pasa por un terreno y lo que va viendo a través de pulsaciones en el territorio, si tuvo algún tipo de cambio a lo largo del tiempo. Y por otro lado la genética, a nivel de la ciencia, después de grandes hechos como fueron la guerra de los Balcanes, las Torres Gemelas, y todo el trabajo que se hizo respecto a la necesidad de poder hacer grandes comparaciones a nivel genético y de trabajar el material genético muchas veces degradado. En nuestro país tenemos un laboratorio en Córdoba que es nuestro Laboratorio de Genética Forense que está capacitado para hacer este tipo de trabajo: comparar una muestra genética de un cuerpo que fue exhumado con una muestra que sabemos a quién corresponde, por ejemplo un pariente.

Soldados en Malvinas
Un trabajo que traspasa fronteras

A lo largo de cuatro décadas, el EAAF trabajó en más de 70 países, siempre a partir de un pedido específico: de un organismo exterior, como el Comité Internacional de la Cruz Roja o algún tribunal internacional; o de personas que buscan familiares. «Creo que hay trabajos que ya son una marca dentro de lo que es el Equipo, por ejemplo el realizado hace más de diez años en México, que se llama ‘Proyecto Frontera’, que nuclea todos los países de Centroamérica en la búsqueda, recuperación, identificación y determinación de causa de muerte de personas que son parte del movimiento migratorio», señala Virgina Urquizu. En estos años crearon acuerdos de cruce de información de migrantes desaparecidos y restos no identificados en la ruta migratoria Centroamérica-México hacia EE UU. Liderado por el EAAF, superaron las 250 identificaciones durante 2021.

El EAAF en México
Foto: @eaafoficialok