Cuando Andrés Pérez tuvo a su primera hija, en 2018, fueron los días de vacaciones acumulados los que le permitieron estar presente durante esa primera etapa como padre. Cuando nació la segunda, en 2020, fue la situación excepcional de la pandemia de Covid-19 la que le dio chances de estar en su casa a tiempo completo –aunque sin dejar de trabajar–. Ambas nacieron en días miércoles. Si se hubiera regido por la licencia que establece la ley, hubiera tenido que retornar al trabajo el viernes siguiente.

«Dos días de corrido dice la ley. Es ridículo. Con mi compañera nos organizamos para guardar vacaciones para la fecha en que llegara la beba. Era la única manera de poder estar ambos en casa. Pude estar todos los días todo el primer mes, es injusto que eso se viva como un privilegio», sostiene Andrés. Su caso representa al de tantas mamás y papás que tienen que acudir a terceros en busca de ayuda o deben pergeñar estrategias para ganar tiempo en casa con la personita recién llegada.

El casi nulo régimen de licencias para padres que establece la Ley 20.744 de Contrato de Trabajo está siendo discutido por estos días, luego de que llegara a las comisiones de Trabajo y Mujeres y Diversidad del Congreso de la Nación el proyecto de ley para crear un Sistema Integral de Cuidados de Argentina (SINCA), tras más de un año sin tratarse. Creado por el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación y remitido por el Poder Ejecutivo, se discute junto a otro medio centenar de iniciativas, de distintas fuerzas.

Si avanza, permitirá entre otras cosas pasar de la casi inexistente cifra de dos días de licencia para personas no gestantes a 15 días en un primer momento, luego a un mes en dos años y en cuatro años a 45 días. El proyecto contempla que en seis años ese tiempo sea de dos meses y que en ocho llegue, finalmente, a los 90 días.

«Se está trabajando sobre un borrador de dictamen. La buena noticia es que hay voluntad de todas las fuerzas porque todas tienen proyectos de ley en este tema. Hay consenso en relación a que es una deuda sobre la que hay que avanzar. Eso da la pauta de que hay posibilidad de que podamos terminar el año con una reforma que sea buena no solamente para los varones –que les dé más derechos de cuidado–, que les dé menos discriminación a las mujeres en el mercado laboral y a las niñeces más personas a cargo de ellas», dice Lucía Cirmi, subsecretaria de Políticas de Igualdad del Ministerio de Géneros.

Más licencia es más involucramiento

«Es un tema de tratamiento parlamentario de larga data. Ha habido más de 100 proyectos de ley para modificarla desde 1983», repasa Daniel Jones, integrante del Instituto de Masculinidades y Cambio Social y de la campaña Paternar, que trabaja en visibilizar la necesidad de esta transformación social.

«Habiendo entre 40 y 50% de la población por fuera de los convenios colectivos de empleo, para todos esos sectores es una realidad muy lejana y a su vez muchos convenios estipulan los dos días de licencia por paternidad con lo cual no creo que las licencias más largas sean una realidad muy extendida. Sí son un horizonte normativo y político deseable para muchos actores, pero no una realidad», apunta. Hay algunas empresas, áreas y distritos donde el cambio ya comenzó.

«He optado por este involucramiento por pensar en cuáles son las condiciones en las cuales uno ejerce la paternidad. La ausencia de licencias es una limitante significativa, sobre todo para los primeros días de vida. Una ampliación de licencias permitiría un compromiso de mayor profundidad de parte de los varones con las tareas de cuidado», plantea Jones, papá de un nene de 12 años. «El Estado tiene un rol protagónico en esto, pero también nosotros como sociedad civil y como varones específicamente interpelando a otros varones para participar de esas tareas».

Un derecho para las infancias

No es sólo la ampliación de un derecho laboral lo que está en juego. Es un derecho para las y los niños lo que se discute cuando se habla de licencias por nacimiento. Así lo entiende Unicef, que impulsa la transformación del sistema vigente.

«Ampliar las licencias por maternidad y paternidad tiene múltiples efectos también sobre los niños y las niñas y en particular sobre su derecho a recibir un cuidado de calidad. Cuando uno piensa en esos primeros momentos después del nacimiento, en que las demandas de cuidado son muy altas, es evidente que los dos días de corrido que establece la ley no son suficientes para generar un vínculo con ese niño o niña, para hacer frente a las demandas de cuidado», señala Carolina Aulicino, oficial de Políticas Sociales de esa organización.

 Aulicino apunta también que «hay otros momentos donde las licencias hoy no están contempladas, como las adopciones. Son momentos claves donde un niño o niña conoce una nueva familia y empieza a transitar su vida en un nuevo hogar. No está asegurado hoy que esas familias puedan contar con el tiempo suficiente para acompañar».

La comisión de trabajo junto a la de mujeres trabaja intensamente en lograr un proyecto de ley donde se incluyen las licencias para paternar.

Cuando Francisco García Faure y su compañera adoptaron a su hijo, usaron ahorros para trabajar menos y estar más con el adolescente que llegaba a formar parte de sus vidas. Como profesionales monotributistas y padres adoptantes, la ley los dejaba doblemente afuera del derecho a tomarse el tiempo para estrenar el vínculo familiar.

«Si bien hay convenios e instituciones que incluyen igualdad en las licencias para los casos de adopción, falta una ley, sobre todo faltan las licencias para padres y no gestantes, y una cobertura para monotributistas. Es fundamental la previsión de días de licencia para la etapa de vinculación, sobre todo para quienes se vinculan con niñes que viven en hogares que les quedan lejos, incluso en otras provincias. También una licencia amplia para la guarda preadoptiva, que es cuando empieza la convivencia y generalmente se hace el cambio de escuela, cobertura médica, y, sobre todo, es cuando más tiempo y energía se requiere para fortalecer los vínculos», detalla García Faure, miembro del colectivo Adopten Niñes Grandes.

Cuando adoptó a su hijo «fue un cambio enorme y hermoso en nuestras vidas. Un cambio así de delicado requiere de tiempo para poder hacerlo bien. En nuestro caso, más allá de la asignación que se propone que siempre viene bien, nos hubiese ayudado la validación social de ese tiempo de licencia. Sino parece que los monotributistas siempre tenemos que estar disponibles para trabajar». «

Argentina, entre los peores de la región

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) recomienda como mínimo 14 semanas (98 días) de licencia por maternidad y sugirió que se extienda a 18 semanas (126 días), con prolongaciones en los casos de nacimientos múltiples.


La Argentina se encuentra por debajo del estándar mínimo recomendado por ese organismo, y está entre los países de América Latina y el Caribe que menos días otorgan a personas no gestantes cuando tienen hijos o hijas.


En Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela ese período es de un mínimo de ocho días. En Brasil, Chile, México y Nicaragua los padres pueden tomarse entre cinco y ocho días. Belice, Bolivia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, Panamá y República Dominicana permiten licencias de menos de cinco días.
En Chile, Cuba, Ecuador y Uruguay se basan en períodos no laborales que pueden ser utilizados tanto por la persona gestante como por quien la acompaña, en paralelo o en distintos momentos.


«Sabemos por experiencias de otros países que han ampliado las licencias, que contar con más tiempo tiene efectos positivos por ejemplo en lograr paternidades más activas, más involucradas a las tareas de cuidados. En mejorar los índices de lactancia materna, en efectos positivos sobre la salud mental de las madres y en definitiva en poder asegurar que ese chico o chica reciba durante esos primeros meses tan claves y tan sensibles un cuidado de calidad», define Carolina Aulicino, oficial de Políticas Sociales de Unicef.

La excepción a la regla

Mientras crece el reclamo para que se extienda por ley el tiempo pago de cuidado para personas no gestantes, hay espacios donde ya se dejó atrás el ridículo plazo de dos días para quienes se convierten en padres. Según un informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), la mitad de las provincias otorgan a los padres hasta 10 días de licencia, mientras que Tierra del Fuego, Chaco, Río Negro, Tucumán, Misiones y Mendoza dan 15 días corridos; Chubut y San Luis otorgan 20 días, Salta 25 y La Rioja y Santa Cruz, 30.

En el ámbito privado también existen experiencias que funcionan como excepción a la regla. Es el caso de la firma Arredo, que en noviembre pasado puso en marcha el programa Cuidar Cuidando y garantiza 180 días para estar presentes, a personas gestantes y no gestantes.

“Es un programa que pone en valor el derecho que tenemos las personas de cuidar y ser cuidadas. Visto desde este punto de vista, presenta un cambio de paradigma respecto a la materialidad de la licencia. Ya no es un beneficio al cual acceden las personas, sino que se garantiza un derecho”, explica Fernanda Manuel, gerenta de Sustentabilidad, Diversidad e Inclusión. Y postula que “el cuidado desde este lugar es una responsabilidad social compartida, que involucra a varios actores: no solo a las familias sino a la comunidad, al Estado y al mercado. Las empresas tenemos la responsabilidad de generar las condiciones que faciliten el ejercicio de este derecho y la conciliación del trabajo del cuidado”.

Desde que comenzó a funcionar Cuidar Cuidando, en la compañía –que emplea a 640 personas en Argentina- hubo cinco licencias extendidas para gestantes, ocho para no gestantes, 19 por “momentos difíciles” y 64 accedieron a reintegros por gastos de cuidados.

Sebastián Girardi es uno de los trabajadores que hizo uso de la licencia de 180 días. Se enteró de la puesta en marcha del programa a poco de saber que esperaba una hija. “Implicó mucho para mí y mi familia, para poder estar junto a mi mujer y poder criar juntos. Es la primera hija que tenemos, primera nieta, primer todo, así que fue un revuelo total. Es hermoso tener la prioridad de estar al lado de tu hija durmiendo, no preocupado por el trabajo”, resalta.

Por una complicación durante el parto, su hija debió pasar sus primeras semanas internada. “Nos quedábamos todo el día en el hospital con la mamá. Sin este proyecto, no lo podría haber hecho. Antes daban una licencia de días nada más. No hubiera podido acompañar los malos ni los buenos momentos”.